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Incendia su habitación para escapar tras 20 años encerrado por su madrastra

Estuvo encerrado en una habitación desde que tenía unos 11 años, sin acceso adecuado a comida, agua, calefacción o higiene básica.
Por: 20 Minutos
sábado, 12 abril 2025
Cortesía | La madrastra fue detenida, pero pagó una fianza y está libre bajo vigilancia

Lo que parecía ser un incendio doméstico ha terminado destapando una historia aterradora que ha conmocionado a la sociedad estadounidense. Un hombre de 32 años de EEUU ha logrado escapar de un cautiverio de dos décadas en la casa de su madrastra, en Waterbury (Connecticut).

Así lo ha conseguido tras prender fuego a su propia habitación, según han informado las autoridades.

El 17 de febrero, los bomberos respondieron a un aviso de incendio en una vivienda de dos pisos en Waterbury. En el piso superior, encontraron a un hombre demacrado, con signos evidentes de malnutrición y negligencia. Durante su atención médica por inhalación de humo, el herido confesó haber iniciado el fuego él mismo.

“Quería mi libertad”, trasladó a la Policía. Declaró que llevaba encerrado en una habitación desde que tenía unos 11 años, sin acceso adecuado a comida, agua, calefacción o higiene básica; una situación que fue confirmada en una investigación posterior.

Según la Policía, el hombre había sido víctima de “abusos prolongados, hambre, negligencia severa y trato inhumano” durante más de 20 años. Nunca recibió atención médica ni dental y sobrevivía con apenas dos sándwiches al día y un par de botellas pequeñas de agua.

El hombre ideó métodos rudimentarios para deshacerse de sus desechos, incluyendo un sistema de pajitas conectadas a un agujero en la ventana.

Su deterioro físico era tal que se rompía dientes al masticar por la falta de cuidado bucal y, además, su peso al momento del rescate era de apenas 31 kilos, pese a medir 1,75 metros.

Tras su rescate, fue ingresado en un hospital donde le diagnosticaron desnutrición severa, síndrome de desgaste —una condición médica que implica la pérdida extrema de peso y masa muscular—, trastorno de estrés postraumático y depresión.

Detención de la madrastra

Por todo ello, se impuso una orden de arresto contra su madrastra, Kimberly Sullivan, de 57 años. La mujer fue detenida el 12 de marzo y enfrenta cargos por secuestro, crueldad, agresión grave, privación ilícita de la libertad y conducta temeraria. Sin embargo, pagó una fianza de 300.000 dólares y fue liberada, aunque bajo vigilancia. La Fiscalía ha solicitado su arresto domiciliario, argumentando que podría fugarse.

Ahora bien, su puesta en libertad no ha agradado al hombre. “Esta víctima tiene miedo. Su primera pregunta fue: ‘¿Por qué anda por ahí si yo estuve encerrado en una habitación durante 20 años?’”, ha señalado el fiscal Don Therkildsen Jr., durante una audiencia en el Tribunal Superior de Waterbury.

El abogado de Sullivan, Ioannis Kaloidis, ha declarado por su parte que su clienta “niega rotundamente las acusaciones” y se ha mostrado “atónita” ante los cargos. También presentará una defensa firme a medida que se conozcan más detalles.

Advertencias ignoradas

La Policía de Waterbury ha confirmado que solo había tenido dos interacciones con la familia, ambas en 2005. Una fue una verificación de bienestar tras alertas de otros niños de la escuela.

La otra ocurrió después de que la familia denunciara al sistema escolar por acoso, tras ser reportados al Departamento de Niños y Familias (DCF). En ese entonces, los agentes no detectaron ninguna anomalía.

Funcionarios del DCF afirmaron en un principio no tener registros de intervenciones con la familia, aunque días después confirmaron haber encontrado documentación relevante que aún están revisando.

Tom Pannone, exdirector de la escuela primaria a la que asistía el hombre cuando era niño, aseguró que el personal reportó su situación en varias ocasiones.

“Estaba extremadamente delgado, robaba comida y comía de la basura”, declaró. El joven fue retirado del sistema escolar en 2004, supuestamente para recibir educación en casa. Desde entonces, desapareció del radar institucional.

Por otro lado, el jefe de policía de Waterbury, Fernando Spagnolo, ha calificado el caso como “desgarrador e inimaginable”. Y ha reconocido las fallas del sistema para detectar y detener los abusos a tiempo, asegurando que se está colaborando con las autoridades estatales para entender qué falló.

Mientras tanto, el hombre permanece bajo tratamiento médico y psicológico y enfrenta un largo proceso de recuperación. La Policía ha organizado una colecta para ayudarle con ropa y artículos de primera necesidad.

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