Francisco aprueba nuevos ritos funerarios papales
El papa Francisco ha modificado los ritos funerarios que se utilizarán cuando fallezca, simplificando los rituales para enfatizar su papel como un simple obispo y permitiendo el entierro fuera del Vaticano de acuerdo con sus deseos.
El periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, publicó detalles del libro litúrgico actualizado, que Francisco aprobó el 29 de abril y que reemplaza la edición anterior publicada por última vez en 2000.
Francisco cumple 88 años en diciembre y, a pesar de algunos problemas de salud y movilidad, parece estar en buena forma.
El miércoles, presidió una animada audiencia general que contó con la presencia de niños que subieron espontáneamente al escenario.
Aunque los papas a menudo modifican las reglas que regulan el cónclave que elegirá a su sucesor, una revisión de los ritos funerarios papales se hizo necesaria después de que el Papa Emérito Benedicto XVI falleciera el 31 de diciembre de 2022.
El Vaticano tuvo que organizar un funeral para el primer papa retirado en 600 años, y unos meses después Francisco reveló que estaba trabajando con el maestro de ceremonias litúrgicas del Vaticano, Monseñor Diego Ravelli, para reformar los ritos funerarios papales y simplificarlos.
En esa entrevista de 2023 con la cadena mexicana Televisa N+, Francisco también reveló que había decidido que sería enterrado en la basílica de Santa María la Mayor en Roma, no en las grutas debajo de la Basílica de San Pedro donde la mayoría de los papas están enterrados.
Ravelli le dijo a L’Osservatore Romano que la nueva reforma simplifica los ritos funerarios, incluyendo la eliminación del requisito de que el papa sea colocado en un catafalco elevado en la Basílica de San Pedro para la vista pública.
En cambio, estará a la vista en un ataúd simple, y el entierro ya no requiere los tradicionales tres ataúdes de ciprés, plomo y roble.
La simplificación, según dijo Ravelli al periódico, tiene como objetivo “enfatizar aún más que el funeral del Pontífice Romano es el de un pastor y discípulo de Cristo y no de un hombre poderoso de este mundo”.
Desde su elección en 2013, Francisco ha evitado la pompa a menudo asociada con el papado para enfatizar su papel como obispo de Roma y servidor de la “iglesia de los pobres”.
El jesuita argentino vive en el hotel del Vaticano, no en el Palacio Apostólico, y viaja en pequeños Ford o Fiats, no en una SUV de lujo.
Su deseo de ser enterrado en Santa María la Mayor refleja su veneración por un ícono de la Virgen María que se encuentra allí, la Salus populi Romani (Salvación del pueblo de Roma).
Después de cada viaje, Francisco va a la basílica para rezar ante la pintura de estilo bizantino que presenta una imagen de María, vestida con un manto azul, sosteniendo al niño Jesús que a su vez sostiene un libro dorado con joyas.
“Es mi gran devoción”, le dijo Francisco a N+ al revelar sus planes de entierro futuros. “El lugar ya está preparado”.
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