FBI recuperó documentos “ultrasecretos” de la mansión de Donald Trump
El FBI recuperó documentos que estaban etiquetados como “ultrasecretos” de la residencia Mar-a-Lago del expresidente Donald Trump, de acuerdo con documentos judiciales dados a conocer el viernes luego que un juez federal retiró el precinto a la orden que autorizó el allanamiento de esta semana.
Un acuse de recibo desclasificado por la corte muestra que los agentes del FBI sacaron 11 cajas de documentos confidenciales de la propiedad en la operación del lunes.
Entre ellos están algunos que llevaban la clasificación de secreto máximo y también de “información delicada compartimentada”, una categoría especial que busca proteger los secretos más importantes de la nación y aquellos cuya revelación pública dañaría los intereses estadounidenses.
Los registros de la corte no proveyeron detalles sobre los documentos ni la información que pudieran contener.
La orden judicial de allanamiento detalla que los agentes federales investigaban posibles violaciones a tres leyes federales, incluyendo una que gobierna la compilación, transmisión o pérdida de información de defensa bajo la Ley de Espionaje.
Las otras dos lidian con el ocultamiento, mutilación o el retiro de documentos, y la destrucción o falsificación de expedientes de investigaciones federales.
El acuse de recibo muestra además que los agentes federales recolectaron otros documentos presidenciales potenciales, como la orden de perdonar al aliado de Trump Roger Stone, “una caja de documentos forrada en cuero” e información sobre el “presidente de Francia”.
Una carpeta de fotografías, una nota manuscrita, “documentos secretos misceláneos” y “documentos confidenciales misceláneos” también fueron tomados durante el allanamiento.
La abogada de Trump, Christina Bobb, que estaba presente en Mar-a-Lago durante el allanamiento, firmó los dos acuses de recibo, uno de dos páginas y otro de una sola.
En una declaración previa el viernes, Trump afirmó que todos los documentos incautados por los agentes estaban “desclasificados” y argumentó que él habría entregado los documentos al Departamento de Justicia si se le hubiesen pedido.
Aunque los presidentes en funciones tienen la autoridad para desclasificar información, esa autoridad expira cuando dejan el cargo, y no estaba claro si los documentos en cuestión fueron desclasificados.
E incluso los poderes para desclasificar pueden ser limitados en lo que respecta a secretos relacionados con los programas de armas nucleares, las operaciones encubiertas, y algunos datos compartidos con los aliados.
Trump mantuvo además posesión de los documentos pese a numerosos pedidos de agencias federales, incluyendo los Archivos Nacionales, para que entregase los registros presidenciales de acuerdo con la ley federal.
El magistrado federal Bruce Reinhart, el mismo juez que firmó la orden de allanamiento, autorizó la publicación de dicha orden y de los acuses de recibos a petición del Departamento de Justicia luego de que el secretario Merrick Garland declaró que existía “un interés público sustancial en este asunto” y Trump respaldó la publicación “inmediata” de la orden.
En mensajes publicados en su red social Truth Social, Trump escribió que “no solo no me opondré a la publicación de los documentos… Voy un paso más allá al alentar la publicación inmediata de esos documentos”.
La solicitud del Departamento de Justicia era notable porque esos documentos tradicionalmente permanecen sellados durante una investigación en curso, pero la dependencia aparentemente reconoció que su silencio desde el allanamiento había creado una oportunidad para que el expresidente y sus aliados lanzaran ataques verbales, y sentía que el público tiene derecho a una explicación del FBI sobre la causa de la operación del lunes en la casa del expresidente.
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