Escasez de repelente de mosquitos en Argentina por brote de dengue
Las estanterías están vacías, la gente busca en vano y recurre a alternativas caseras. Y los precios de reventa cada vez más altos resultan escandalosos, incluso para los argentinos, acostumbrados a una inflación de tres dígitos. La crisis más reciente del país: no hay suficiente repelente para mosquitos.
Mientras el país sudamericano lucha contra el peor brote de dengue que se recuerde, el repelente para mosquitos se ha convertido en el artículo más buscado de esta temporada. Tan buscado que está agotado prácticamente en todas las tiendas de Buenos Aires y se vende en línea a precios exorbitantes, en algunos casos, hasta 10 veces su valor al menudeo.
“Buscamos en más de 30 farmacias de toda la ciudad y no queda nada”, dijo Ana infante mientras espantaba a los mosquitos de sus dos hijas pequeñas, cuyos brazos estaban visiblemente mercados con piquetes enrojecidos. Infante, de 42 años, se unió a la frenética carrera en busca de repelente cuando su compañera de trabajo en una tienda de empanadas enfermó gravemente de dengue la semana pasada.
“Solo tenemos esto”, dijo, levantando la mano y espantando a los mosquitos.
El acaparamiento descarado y los precios cada vez más altos han avivado la desesperación. En un video muy compartido de un mercado en la ciudad de El Talar el jueves, en las afueras de la capital, se ve a clientes abalanzándose sobre un empleado que abre cajas nuevas de repelente, arrebatándole los artículos antes de que pudiera poner una sola botella en el anaquel.
“Me sentí impotente, porque sabes que no puedes hacer nada”, dijo Marta Velarde, de 65 años, propietaria de una tienda en Buenos Aires, recordando cómo un desesperado cliente recientemente trató de golpearla en la cara cuando le dijo que no le quedaba repelente. “No le puedes dar ninguna explicación porque está muy agresiva la gente”.
Conforme la indignación del público aumentaba y la escasez de repelente pasó de ser una pequeña molestia hasta convertirse en una noticia nacional, el gobierno, ocupado en combatir la altísima inflación y protestas casi diarias, se vio obligado a intervenir.
El jueves, las autoridades retiraron las restricciones a las importaciones de repelentes contra mosquitos fabricados en el extranjero para impulsar el abastecimiento y anunciaron que aumentarían la producción de los laboratorios locales.
“Hemos hablado con los productores de repelentes que nos comentaron que han cambiado su logística para producir, lo están haciendo a su máxima capacidad”, dijo el jueves el ministro de Salud, Mario Russo, al canal local Telefé en su primera aparición en televisión desde el brote de dengue.
Cuando se le preguntó cómo deberían protegerse los argentinos mientras tanto, ofreció una advertencia que recibió burlas inmediatas en las redes sociales: “Tener cuidado con los pantalones cortos”, dijo.
El virus del dengue se ha propagado de manera explosiva en toda América Latina en las semanas más recientes del húmedo verano en el hemisferio sur.
La enfermedad, transmitida por los mosquitos, es endémica desde hace mucho tiempo en países como Brasil y Colombia, pero los expertos advierten que el brote cada vez peor en Argentina significa que el mosquito Aedes aegypti ha ampliado su alcance.
Los casos de dengue en Argentina han aumentado hasta llegar a más de 180.500 casos en esta temporada, según las autoridades de salud, y se han producido 129 muertes. Esta cifra es seis veces mayor que la de la temporada pasada, que ya era la peor de que se tenía registro.
Los expertos en salud atribuyen el aumento en los casos de dengue a varios factores, entre ellos, el efecto del calentamiento oceánico del fenómeno de El Niño y el cambio climático. Las fuertes lluvias que inundaron recientemente a Buenos Aires han generado las condiciones ideales de reproducción para los mosquitos.
“La transmisión nunca se detuvo en la temporada pasada, porque los inviernos menos fríos son favorables para los mosquitos adultos”, señaló Susana Lloveras, especialista del Hospital de Enfermedades Infecciosas Francisco Javier Muñiz en Buenos Aires. “La magnitud es realmente preocupante, porque impone una gran demanda a nuestro sistema de salud”.
El problema del dengue se ha visto exacerbado por la escasez de repelente en todo el país. Los opositores políticos del presidente libertario Javier Milei han utilizado la crisis del repelente para criticar la presión del gobierno para desregular la economía y eliminar los controles de precios.
Farmacéuticos de todo Buenos Aires, hartos atender llamadas sobre el suministro de repelente, han puesto letreros en las puertas pidiendo a los consumidores que no molesten.
En un foro en línea de Reddit en Buenos Aires que normalmente se ocupa de boletos para los partidos de fútbol, los usuarios ahora se centran en dónde conseguir el escaso repelente. “Estoy dispuesto a pagar bien”, se lee en la publicación hecha el jueves por un buscador del noroeste de Argentina.
Desde febrero, los mayoristas han aumentado los precios, y algunos argentinos han acumulado repelente para revenderlo cuando las reservas se acaban. Ahora, la mayoría de las lociones y aerosoles en línea se venden en cantidades que van de 20 a 40 dólares, cinco o diez veces el precio de venta original.
“Es vergonzoso e inaceptable”, dijo Adrián Contrares, de 53 años, vendedor de baratijas de temas gauchos en el parque de su vecindario en el norte de Buenos Aires. “Eso es un día de salario. ¿Quién se puede permitir eso? ¿Quién paga eso? No tiene sentido”.
Contrares y otros argentinos recurren a métodos caseros para alejar a los mosquitos. Él prende fuego a cartones de huevo y arroja varas de incienso de citronela a los pequeños fuegos chisporroteantes. El humo, afirma Pablo Vulgo, panadero de 60 años, es el mejor repelente natural.
Un niño de 8 años a bordo de una bicicleta que escuchaba por casualidad rápidamente intervino y explicó que la técnica de su madre consiste en mezclar asientos de café con dientes de ajo para mantener alejados a los insectos.
Fernán Quirós, ministro de Salud de Buenos Aires, organizó la semana pasada un taller de prevención del dengue en una abarrotada barriada donde la higiene es deficiente y los mosquitos abundan. En videos de Instagram, se le ve enseñando a los residentes cómo hacer repelente casero con manojos de hierbas y aceite esencial hervido, ambos productos totalmente fuera de su alcance.
¿El paso final? “Cubrir y dejar reposar por 40 días”.
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