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Ecuador afronta desastre ecológico tras derrame petrolero

A contrarreloj y en medio de fuertes olores y altas temperaturas decenas de trabajadores y maquinaria limpian con químicos.
domingo, 06 abril 2025
Cortesía CNN en Español | Se trata de uno de los peores desastres ecológicos

El petróleo nuevamente tiñe de negro y sin piedad a la verde provincia de Esmeraldas, en el norte de Ecuador.

Un derrame de petróleo de proporciones históricas ha obligado al Gobierno a declarar en emergencia a esta provincia que desde hace años atrás sufre los estragos de la desigualdad y la criminalidad.

Un derrame de 25.000 barriles de petróleo que se originó en marzo tras la rotura de un tramo del Oleoducto Transecuatoriano en la localidad de Quinindé está dejando una enorme huella ambiental que será difícil de borrar en el corto plazo.

CNN recorrió la zona cero de este desastre ambiental donde los pobladores se encuentran angustiados.

“Primera vez en la vida veo algo de esta magnitud. Algo que dije: ‘Dios mío no sé qué pasa’. No entendía ver el agua totalmente oscura y negra totalmente, era solo crudo”, relata Celso Nazareno, un agricultor de 50 años que perdió sus cultivos.

Dice que no puede sembrar sandía, melón o maíz.

“Vivimos de la agricultura aquí y me impacta mucho porque lógicamente ahora no sabemos que hacer, no tenemos cómo fumigar, cómo mantener”, afirma Nazareno.

El derrame se extendió a lo largo de 86 kilómetros por los ríos Caple, Viche y Esmeraldas, de acuerdo con el cálculo del Ministerio de Ambiente. La gran mancha negra devoró peces y vegetación dejando una imagen desoladora a sus pobladores.

La peor catástrofe ambiental en 30 años

A contrarreloj y en medio de fuertes olores y altas temperaturas decenas de trabajadores y maquinaria limpian con químicos y absorbentes al menos tres ríos contaminados.

El crudo se reduce a gotas más pequeñas y se emulsiona con el agua. La mancha negra se convierte en una mancha de grasa que da cuenta de que por ahí pasó el derrame.

Es una de las catástrofes ambientales más grandes de los últimos 30 años en la zona asegura el alcalde de Quinindé, Ronal Moreno, quien cree que una recuperación en poco tiempo será complicada.

“No sabemos cuándo en este río volverán a haber peces, camarones de río. Cuando la flora, la fauna de la riberas de los ríos vuelva a ser la misma”, precisa.

Aunque los especialistas están haciendo esfuerzos por limpiar los ríos afectados, observamos cómo en la orilla la situación cambia porque es ahí donde el petróleo se está acumulando, penetrando en la tierra y afectando la vegetación local.

La ONU calcula que 113.000 personas resultaron afectadas.

“Para estas zonas el río es su identidad, es su vida mismo, y matar el río es matar la vida de este lindo sector del cantón Quinindé”, sostiene Moreno.

Los pobladores de Viche llegan hasta una brigada de salud para solicitar a los médicos una evaluación, pues presentan una serie de síntomas que asocian al ambiente contaminado.

Karen Vélez, madre de dos hijos, dice que los envió a otra ciudad para que no sufran el impacto directo del derrame.

“Nos sentimos preocupados por el olor porque es muy fuerte, sentimos mareo, náuseas”, se queja.

Otros padres llevan a sus hijos con problemas gastrointestinales y erupciones en el cuerpo. Jorge González señala que, si para él es fuerte sentir los efectos del crudo, es aún peor para los más pequeños.

“Se ha sentido mareos, vómitos, enfermedades al estómago, a los niños también muy fuerte”, precisa.

Bryan Miranda, médico de la brigada, nos dice que atiende entre 55 y 100 pacientes diarios. Lleva un registro donde apunta los nombres de los pobladores y receta a cada uno cremas, pastillas y jarabes.

“Se recomienda hervir el agua, no la usen ni para bañarse”, les advierte.

A eso se suma la escasez de agua potable porque el servicio está restringido en algunos lugares, los habitantes tienen que recoger agua en recipientes y esperar a que un tanquero llegue al lugar para cargar sus contenedores.

Cocinar, asearse o lavar ropa está volviéndose más difícil para la gente.

No es un hecho aislado

El Sistema del Oleoducto Transecuatoriano (Sote) ha atravesado por una serie de daños, roturas y atentados. Entró en operación en 1972 y cruza desde la Amazonía, pasando por la Sierra hasta llegar a la Costa.

En Esmeraldas se encuentra la refinería que a lo largo de los años ha reportados daños y continuas reparaciones.

El oleoducto ha puesto a la empresa estatal Petroecuador en aprietos cuando se han reportado derrames y en más de 50 años no ha podido evitarlos.

El Fondo Mundial para la Naturaleza sostiene que este hecho “no es aislado”. Entre 2012 y 2022, se han reportado 1.584 derrames de petróleo en el país incluidos dos de gran magnitud aquí en Esmeraldas.

“Este hecho ha comprometido el derecho a un ambiente sano y libre de contaminación, acceso a agua potable, alimentación, libre movilidad y salud”, enfatizó el Fondo.

Esta nueva tragedia ambiental ha obligado a la petrolera a asumir la remediación. Petroecuador dijo a CNN que activó un plan de compensación y limpieza, pero no contestó qué hará para evitar futuros derrames.

Algo que, según el profesor y biólogo marino de la Universidad Católica, Eduardo Rebolledo, que vive hace 16 años en Esmeraldas, responde a una gestión ambiental muy débil.

“Es un impacto muy grave, es una tragedia ambiental. Hay que hacer mucha investigación. Ahora esto nos ha desnudado que no tenemos una línea base”, comenta.

Sostiene que no hay estudios actualizados que permitan contabilizar, por ejemplo, cuántas especies de peces y otros animales se han perdido tras el derrame.

“La marea vuelve a ingresar, hay como un vaivén que mantiene ahí una acumulación de agua más oleosa y esta agua evidentemente sí, espanta a los peces”, señala.

Rebolledo insiste en que deben existir más incentivos económicos y de seguridad para fomentar la investigación en esta provincia.

“Esmeraldas es una provincia que esta estigmatizada. Lo primero que te preguntan es si es muy peligroso”, agrega.

En el puerto pesquero artesanal de Esmeraldas —el más grande del país— encontramos a Neris Torres, un pescador que dice que hace años atrás jugaba fútbol en un club deportivo en Quito.

Cuenta que el derrame de crudo está afectando a la economía de los pescadores pues la pesca del día se redujo. El día que lo conocimos solo había conseguido tres pescados.

“De aquí sale el pescado de exportación, tremendo golpe para nosotros porque fue una afectación bastante grande y tremenda. Si traemos pesca ganamos, si no traemos pesca ese día no hay nada”, dice angustiado.

Asegura que su fuente de ingresos se cerró y que el pescado no se encuentra porque el derrame hizo que las especies huyan o mueran.

La agricultura y la pesca son dos de las actividades productivas más importantes en Esmeraldas, por eso, tanto Neris Torres como Celso Nazareno tienen mucha incertidumbre sobre el futuro y esperan que exista una compensación real ofrecida por el Gobierno, mientras los expertos insisten en que el daño ambiental es incalculable en la tercera provincia más pobre de Ecuador por necesidades básicas insatisfechas.

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