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Desaparece laguna por sequía en los Andes de Perú

Para los expertos la laguna pudo haberse secado porque tenía menos de un metro de profundidad, dependía exclusivamente del agua de lluvia y está sometida a una fuerte radiación solar.
Por: AP
viernes, 02 diciembre 2022
Cortesía | Autoridades recién llegaron la semana pasada

Parada en la puerta de su casa bajo el sol de los Andes del sur de Perú, Vilma Huamaní mira con preocupación cómo la pequeña laguna de Cconchaccota, eje de la vida de su comunidad, se secó hasta quedar convertida en una planicie de tierra resquebrajada y rodeada de pasto amarillento.

Huamaní, de 38 años y madre de cuatro, recordó que en la laguna habitaban truchas, los niños nadaban, los flamencos andinos llegaban volando sobre las montañas y las ovejas bebían de sus orillas. Todo ha desaparecido.

“Totalmente se ha secado”, dijo Huamaní, quien indicó que el periodo de lluvias no ha llegado pese a que solía comenzar en septiembre.

La siembra de papa -el único cultivo que crece en su aldea ubicada a 4.100 metros de altitud- se ha retrasado, por lo que sus habitantes creen que podría haber escasez de alimentos en los próximos meses.

Estos días los vecinos de Cconchaccota se alimentan con las reservas que poseen del tubérculo que fue deshidratado mediante una técnica de la época de los Incas para sobrevivir durante las hambrunas.

Los expertos afirman que los Andes del sureste peruano soportan su periodo más seco en casi medio siglo. Según datos oficiales a los que accedió The Associated Press, octubre de 2022 tuvo una ausencia marcada de lluvias similar a la del mismo mes de 1976.

“Es un valor récord”, dijo Yuri Escajadillo, climatólogo del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi).

De acuerdo con el Índice de Precipitación Estandarizado (SPI, por sus siglas en inglés) -que se usa a nivel internacional para definir sequías en una serie de escalas de tiempo- en octubre se obtuvo un valor de -2 en la región, lo que se califica como “extremadamente seco”.

La falta de lluvias afecta a más de 3.000 comunidades del centro y sur andino de Perú.

En Cconchaccota no hay agua potable, desagües, ni telefonía pese a que la región a la cual pertenece recibió 50,4 millones de dólares en lo que va del año por la explotación de una cercana mina de cobre, la novena más grande del mundo llamada Las Bambas.

Los pedidos de auxilio a las autoridades, por más de dos meses, no tuvieron respuesta.

Entonces Grisaldo Challanca, un joven campesino local, usó su celular para grabar videos, editar y preparar un reportaje sobre la sequía que luego publicó en una página de Facebook.

Challanca recordó que tuvo que subir a 4.500 metros de altitud para conseguir conexión a internet.

Las radios rurales de los Andes y una televisora nacional prestaron ligera atención a la sequía.

La tardía respuesta de las autoridades regionales recién llegó la semana pasada con la entrega de paquetes de avena forrajera para el ganado ovino, vacuno y los camélidos sobrevivientes.

En un recorrido reciente por la comunidad, AP observó ovejas muertas en las mesetas con escaso pasto amarillo y corderos tan débiles que apenas podían sostenerse en pie.

John Franklin Challanca, un pastor de 12 años, relató que su familia acumula medio centenar de ovejas muertas.

“Los animales están puro hueso”, dijo sobre las que aún están vivas.

Para los expertos la laguna pudo haberse secado porque tenía menos de un metro de profundidad, dependía exclusivamente del agua de lluvia y está sometida a una fuerte radiación solar con gran pérdida de agua debido a la evaporación.

Wilson Suárez, profesor de hidrología de montaña y glaciología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, de Perú, indicó que todas esas características constituyen “un cóctel ideal” para que se sequen las pequeñas lagunas en la zonas altoandinas.

“Con medio metro de profundidad, va a estar siempre sometida a la radiación, con gran pérdida por evaporación”, dijo.

Suárez, quien también es investigador del Senamhi y estudioso de los Andes del sur, destacó que la pérdida de la laguna provoca “un impacto económico” en los campesinos de la comunidad a los que durante años el espejo de agua les garantizó la hidratación de su ganado.

“Esto les tiene que poner sobre aviso de que los tiempos están cambiando”, comentó Suárez. “Una sequía no es fácil de manejar… el clima está cambiando”, sostuvo.

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