Corte IDH encuentra responsable a Colombia por secuestro y abuso sexual de periodista
Jineth Bedoya sufrió en carne propia la guerra que reportaba como periodista en Colombia y, aún en medio del dolor, se convirtió en la voz de miles de mujeres que como ella fueron víctimas de violencia sexual por parte de los grupos armados.
Bedoya es la primera víctima en llevar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) un caso de violencia sexual cometido en Colombia y ganó.
La organización condenó al Estado por la tortura y violencia sexual sufrida por la periodista en mayo de 2000. En concreto, el 25 de mayo, cuando fue secuestrada mientras tramitaba su ingreso a la cárcel Modelo para realizar una entrevista concertada con un emisario del paramilitarismo.
Ella documentaba en este diario la guerra que libraban el paramilitarismo y la guerrilla en la cárcel La Modelo cuando fue secuestrada, torturada y sometida a violencia sexual.
El hecho se mantuvo en total impunidad hasta mayo de 2019, cuando fueron condenados los paramilitares Jesús Emiro Pereira, alias Huevoepisca, Alejandro Cárdenas, alias J.J, y Mario Jaimes Mejía, alias el Panadero.
El reclamo de Jineth Bedoya es que el caso se haya quedado en la condenado de esos tres paramilitares, cuando ella supo desde el día en que fue violentada por sus captores, que más de 20 personas se articularon para consumar el ataque, entre ellas agentes del Estado que nunca fueron llamados a comparecer por la justicia.
En junio de 2011, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) presentó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), alegando la responsabilidad internacional de Colombia por los vejámenes sufridos por la periodista y su madre, Luz Nelly Lima, víctimas de amenazas y persecuciones.
Al año de presentada la solicitud la Cidh aprobó el estudio del caso. En diciembre de 2018 concluyó que el Estado fue responsable de las distintas violaciones a los derechos humanos sufridos por Bedoya.
“Después del secuestro, agresiones y actos de violencia sexual contra Jineth Bedoya, ella siguió recibiendo amenazas y enfrentando hasta el presente un riesgo especial por el ejercicio de su profesión”, concluyó.
Recomendó a Colombia “una investigación completa, imparcial, efectiva y dentro de un plazo razonable que permita esclarecer todas las circunstancias de todos los crímenes cometidos contra la periodista Jineth Bedoya Lima, incluida las amenazas y violencia sexual, y determinar todas las responsabilidades correspondientes incluida la posible participación de agentes del Estado”.
Luego de que Colombia incumpliera las recomendaciones, según la Cidh, el caso fue remitido a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el 19 de julio de 2019.
El Estado contestó a la Corte en marzo de 2020. Las audiencias públicas se realizaron el pasado marzo, y ahogada por las lágrimas pero empoderada con su palabra en la defensa de los derechos humanos, Jineth Bedoya intervino.
#Sentencia de la Corte Interamericana en el Caso Bedoya Lima y otra Vs. Colombia🇨🇴: El Estado es responsable por el secuestro y tortura de la periodista Jineth Bedoya Lima.
👩🏿💻Más información en Comunicado de Prensa: https://t.co/NlfL8k7Yq6#ProtegiendoDerechos pic.twitter.com/qQ5K7DljJI
— Corte Interamericana de Derechos Humanos (@CorteIDH) October 18, 2021
Su demanda
Demandó al Estado argumentando que éste no adoptó medidas oportunas para protegerla de ser secuestrada, torturada y abusada pese a que estaba al tanto de las amenazas que recibía por sus reportes periodísticos; así como por no investigar con debida diligencia dichos crímenes.
“Estoy convencida de que la Corte va a entender la dimensión de la afectación de la violencia sexual para las mujeres y las niñas en Colombia”, dijo Bedoya en una entrevista concedida a The Associated Press antes de la sentencia.
“Creo que es tal vez la recompensa más grande que uno pueda tener: que estas mujeres víctimas no pierdan la esperanza de que un caso abra la puerta para otros miles en Colombia”, agregó.
En Colombia 15.760 personas, la mayoría mujeres, han reportado ser víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado entre 1960 y 2020, según las cifras públicas del Observatorio de Memoria y Conflicto.
Históricamente, los mayores victimarios han sido los paramilitares y las guerrillas, sin embargo, los actores armados se han diversificado y en la actualidad las mujeres siguen siendo víctimas de violencia sexual.
Lo sucedido
Bedoya recibió fuertes amenazas por las investigaciones que realizaba sobre tráfico de armas y compra y venta de secuestrados al interior de la cárcel La Modelo de Bogotá. Según ha declarado la periodista ante la Corte IDH, la policía le recomendó ir a la cárcel a entrevistarse con un paramilitar para frenar dichas amenazas.
El 25 de mayo del 2000 Bedoya, entonces de 26 años, acudió a la prisión, pero en la entrada fue abordada por una mujer y un hombre que se la llevaron mientras le apuntaban con un arma.
Fue secuestrada, torturada y abusada sexualmente por un grupo de hombres que buscaban silenciar sus denuncias. Horas después, los captores la abandonaron moribunda en una carretera desolada. Ese día murió en vida, dice.
“Después de tanto dolor, encontrarse uno solo en un cuarto y mirar lo que quedó físicamente después de la agresión, solo te lleva a pensar en el suicidio y eso fue lo que me pasó a mí”, relató Bedoya.
“Pero también pensar en el exilio era como una segunda muerte, era dejar tu vida tirada completamente e ir a morir de tristeza en la habitación de una casa en un país donde no hablan tu lengua, donde hace un frío de -12 grados”, añadió.
Decidió quedarse en Colombia y se sumergió en la adrenalina que inyectan las noticias. Dice que el periodismo la “salvó”.
“Regresé, no a escribir sobre política o economía, sino a cubrir la guerra, a estar en medio de solo hombres, en medio de batallones de soldados, en campamentos de guerrilleros y paramilitares”, relató.
Sin embargo, mientras su vida profesional prosperaba, su vida personal “se destruyó”. Las secuelas de la violencia no se borraron.
Bedoya aseguró a la AP que no considera que exista una solicitud de perdón real por parte del Estado.
“No es simplemente una palabra que se exprese, es un conjunto de acciones que llevan a que ese perdón sea real. Lo primero, desde el reconocimiento de que hubo un gran vacío de apoyo, asistencia e investigación. Segundo, que después de cometido el secuestro se hubiera podido llegar a una judicialización de quienes cometieron este acto”, explicó.
Aunque los casos de violencia sexual disminuyeron durante las negociaciones de paz entre el gobierno y la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Bedoya asegura que ahora, cinco años después, este tipo de violencia aumentó.
“Lamentablemente ahora estamos viviendo como ese coletazo de la falta de atención al proceso de paz, porque se volvieron a incrementar los casos, ahora con más fuerza se usa la violencia sexual para silenciar a las mujeres”, aseguró la periodista, quien le pide al Estado colombiano una “verdadera política de Estado para enfrentar la violencia sexual”.
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