Congreso peruano abre juicio de destitución de Vizcarra
El jefe del Congreso de Perú, el opositor Manuel Merino, abrió este viernes el juicio político al presidente Martín Vizcarra, que debe concluir esta misma jornada con la votación de una moción de destitución del mandatario.
Vizcarra acudió al Congreso (aunque no estaba obligado por ley) junto a su abogado, Roberto Pereira, en el marco de una crisis que mantiene al país andino en vilo en medio de la pandemia del nuevo coronavirus y la recesión económica.
“No me corro, no lo he hecho antes y no lo voy a hacer ahora”, anunció Vizcarra al iniciar sus descargos. Luego se retiró del Congreso para dejar a su abogado en uso de la palabra.
Antes de ello, Merino pidió evitar gestos de intolerancia a Vizcarra, dirigiéndose a parte de sus colegas presentes mientras que la mayoría sigue la audiencia por internet debido a medidas de bioseguridad por la pandemia.
El popular mandatario corre el riesgo de ser cesado por el Congreso a 10 meses del fin de su periodo, y tener un destino parecido al de su predecesor, Pedro Pablo Kuczysnki (2016-2018), quien tampoco pudo culminar su mandato al verse forzado a dimitir por presiones del Parlamento.
Vizcarra está acusado de instar a dos asesoras a mentir en una investigación sobre los contratos de un cantante, según unos audios filtrados hace ocho días. Esto llevó al Congreso a abrirle un juicio de destitución por “incapacidad moral”.
“La rapidez con la que se ha hecho este proceso refleja una crisis de las instituciones, que desprestigia más ante la gente el sistema democrático”, dijo a la AFP el analista político Augusto Álvarez Rodrich.
Si es cesado, tomará las riendas del país el jefe del Congreso, un político de bajo perfil casi desconocido para los peruanos.
Debate y votación
La sesión plenaria comenzó pasadas las 10H00 locales (15H00 GMT), una semana después de que el Parlamento aprobara sentarlo en el banquillo por 65 votos a favor, 36 en contra y 24 abstenciones.
El debate puede durar varias horas, antes de votar si sacan o no de la presidencia a este ingeniero provinciano de 57 años, sin lazos con la élite política y económica limeña.
Aunque los medios afirman que sus enemigos no contarían con los 87 votos necesarios para destituirlo, nadie puede anticipar el resultado del juicio político, pues ningún partido votaría en bloque.
En esta pugna no hay diferencias ideológicas, ya que tanto el mandatario como la mayoría parlamentaria son de centroderecha, y tampoco está en discusión el manejo de los grandes problemas de Perú: la pandemia y la recesión.
Todo parece ser una mera lucha por el poder en la que el contrato del cantante es un pretexto, según analistas y ciudadanos de a pie.
“El grueso de la población básicamente quisiera pasar la página de este incidente”, declaró a la AFP el analista político José Carlos Requena.
El Tribunal Constitucional rechazó el jueves paralizar el juicio, pero accedió a clarificar -en unas diez semanas- los requisitos para que el Congreso declare la “incapacidad moral” de un presidente, pues la carta magna no lo precisa.
“Una estupidez”
Vizcarra, quien carece de partido y de bancada, dijo el jueves que seguía “trabajando” a pesar de la incertidumbre sobre su futuro, porque “Perú no puede detenerse así tenga cuestiones políticas”.
El mandatario afirmó que existía un “complot contra la democracia” y que se metió en este embrollo por la “traición de alguien” de su “entorno cercano”, en alusión a la asistente que lo grabó subrepticiamente en su despacho.
A pesar de los comprometedores audios, ocho de cada diez peruanos quieren que Vizcarra continúe y, aunque el 41 % considera “incorrecta” su conducta, no estima que sea “grave”, según una encuesta de la firma Ipsos.
“Los políticos deberían abocarse a otras cosas mucho más importantes, que es la situación económica y pandémica que se vive en la nación”, dijo a la AFP David González, trabajador independiente de 53 años.
“Es una estupidez lo que están haciendo ahorita” los políticos, indicó Cristián Zapata, comerciante de 29 años.
“Nadie gana”
Si es cesado, el jefe del Congreso se convertiría en el tercer presidente que tiene Perú desde 2018, un reflejo de la debilidad institucional que ha caracterizado al antiguo virreinato español desde su independencia en 1821, según analistas.
“Acá no gana nadie, pierde el Ejecutivo y el Congreso, porque la gente percibe que hay dos poderes del Estado en una pugna política mientras hay una pandemia matando peruanos y un desempleo espantoso, que recién se recuperará en cinco años”, expresó Álvarez Rodrich.
La cúpula empresarial pidió “unidad para enfrentar la delicada emergencia económica y sanitaria”, mientras la Iglesia Católica llamó a desestimar la destitución.
En medio del vendaval, Vizcarra recibió el espaldarazo de su mayor rival, Keiko Fujimori, quien afirmó que “no existen elementos suficientes” para que sea destituido.
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