Comienza el G7 en Francia en medio de tensiones y desacuerdos
La cumbre del G7, que comienza este sábado en Biarritz, Francia, se anuncia convulsa, con dirigentes situados en las antípodas sobre los desafíos mundiales y un gran despliegue policial frente a los opositores a la cumbre y el riesgo de disturbios.
El presidente francés, Emmanuel Macron, anfitrión este año de la tradicional recepción de las siete grandes potencias democráticas e industriales, deberá desplegar sus dotes diplomáticas para alinear a sus pares, entre la cena de apertura el sábado y la rueda de prensa final el lunes por la tarde.
Desde Irán al comercio, pasando por el Brexit, las fracturas se multiplican entre un presidente estadounidense, Donald Trump, imprevisible y ya en campaña para su reelección, un nuevo primer ministro británico provocador, Boris Johnson, y los otros cinco líderes (Francia, Alemania, Japón, Italia, Canadá).
Macron eliminó del menú la declaración final, presintiendo el peligro tras el giro inesperado de la precedente cumbre en Canadá, donde Trump rechazó firmar las conclusiones que sin embargo había aceptado.
Adiós a “esos comunicados que nadie lee, que son el resultado de interminables querellas burocráticas”, indicó ante la prensa presidencial.
Con lo que se vuelve a las “discusiones informales”, en el centro del G7 iniciado por el francés Valéry Giscard d’Estaing en 1975, tras la primera crisis del petróleo.
El tema de la Amazonia
Macron pidió al G7 “hablar de la urgencia” del problema de los incendios en la Amazonia, lo que le valió la crítica del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien dijo que discutir este problema en ausencia de Brasil demostraba una “mentalidad colonialista”.
La economía mundial, bajo la amenaza de recesión en un contexto de guerra comercial entre Estados Unidos y China, será igualmente foco de atención.
Rusia, excluida de este foro desde que anexionara Crimea en 2014, podría ser también sujeto de debate. Trump aboga -en contra de sus pares- por su reintegración. “Es más sensato tener a Rusia”, aseguró el martes.
Durante tres días, los líderes mundiales se reunirán en el Hôtel du Palais, lejos de la sociedad civil a la que dicen escuchar, y en el elegante balneario de Biarritz, punto de encuentro de la realeza del siglo XIX.
Más de 13.000 policías y gendarmes serán desplegados en toda la región, donde una gran concentración de opositores a la cumbre hace temer disturbios el sábado desde Hendaya a Irún (España).
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