Gemelas separadas y vendidas al nacer se reencontraron gracias un video en TikTok
Amy y Anno son gemelas idénticas, pero nada más nacer fueron separadas de su madre y vendidas a familias distintas. Años después, se descubrieron por casualidad gracias a un concurso de talentos de televisión y a un video de TikTok.
Al indagar sobre su pasado, se dieron cuenta de que formaban parte de los miles de bebés robados de hospitales y vendidos en Georgia, algunos en una fecha tan reciente como 2005, reseña Impacto Venezuela.
La historia de cómo Amy y Anno se descubrieron mutuamente comienza cuando tenían 12 años.
Amy Khvitia estaba en casa de su madrina, cerca del mar Negro, viendo su programa de televisión favorito, Georgia’s Got Talent.
De repente apareció concursando una chica bailando jive que era exactamente como ella. No es que se parecíera, era idéntica.
“Todo el mundo llamaba a mi madre y le preguntaba: ‘¿Por qué Amy baila con otro nombre?’”. Amy se lo comentó a su familia, pero no le dieron importancia. “Todo el mundo tiene una doble”, dijo su madre.
Siete años después, en noviembre de 2021, Amy publicó en TikTok un video en el que aparecía con el pelo azul haciéndose un piercing en la ceja.
A 320 km de distancia, en Tiflis, otra joven de 19 años, Anno Sartania, recibió el video a través de una amiga. Le pareció “genial que se pareciera a mí”.
Anno intentó localizar en internet a la chica de la ceja perforada, pero no pudo encontrarla, así que compartió el video en un grupo de WhatsApp de la universidad para ver si alguien podía ayudarla.
Alguien que conocía a Amy vio el mensaje y las conectó en Facebook. Amy supo al instante que Ano era la chica que había visto hace tantos años en el concurso de talentos en televisión.
“Hace tanto tiempo que te busco”, le envió un mensaje. “Yo también”, respondió Anno.
Revolviendo el pasado
En los días siguientes descubrieron que tenían mucho en común, pero no todo tenía sentido.
Ambas nacieron en la maternidad de Kirtskhi -que ya no existe-, en el oeste de Georgia, pero, según sus certificados, sus fechas de nacimiento se diferenciaban en un par de semanas.
Según estos documentos, no podían ser hermanas, y mucho menos gemelas. Pero había demasiadas similitudes.
Les gustaba la misma música, a las dos les encantaba bailar e incluso llevaban el mismo peinado.
Descubrieron que tenían la misma enfermedad genética, un trastorno óseo llamado displasia.
Era como si estuvieran desentrañando juntas un misterio. “Cada vez que aprendía algo nuevo sobre Anno, las cosas se volvían más extrañas”, dice Amy.
Quedaron en verse y, una semana más tarde, cuando Amy se acercaba a lo alto de la escalera mecánica de la estación de metro de Rustaveli, en Tiflis, ella y Ano se vieron en persona por primera vez.
“Fue como mirarse en un espejo, exactamente la misma cara, exactamente la misma voz. Yo soy ella y ella es yo”, dice Amy. Entonces supo que eran gemelas.
“No me gustan los abrazos, pero la abracé”, dice Ano.
La hora de la verdad
Decidieron enfrentarse a sus familias y por primera vez supieron la verdad. Habían sido adoptadas, por separado, con pocas semanas de diferencia en 2002.
Amy estaba disgustada y sentía que toda su vida había sido una mentira. Vestida de negro de pies a cabeza, parece fuerte, pero juega nerviosa con su gargantilla de tachuelas y se limpia una lágrima manchada de rímel en la mejilla. “Es una historia de locos -dice- pero es verdad”.
Ano estaba enfadada y disgustada con su familia, “pero sólo quería que se acabaran las conversaciones difíciles para que todos pudiéramos seguir adelante”.
Al investigar más a fondo, las gemelas descubrieron que los datos de sus certificados de nacimiento oficiales, incluida la fecha en que nacieron, eran erróneos.
Incapaz de tener hijos, la madre de Amy cuenta que una amiga le dijo que había un bebé no deseado en el hospital local. Tendría que pagar a los médicos, pero podría llevársela a casa y criarla como si fuera suya. A la madre de Ano le contaron la misma historia.
Ninguna de las familias adoptivas sabía que las niñas eran gemelas y, a pesar de haber pagado mucho dinero por adoptar a sus hijas, dicen que no se habían dado cuenta de que era ilegal.
En ese momento Georgia atravesaba un periodo de agitación y, como el personal del hospital estaba implicado, pensaron que era legítimo. Ninguna de las dos familias quiso revelar cuánto dinero se intercambió.
Amy encontró un grupo en Facebook dedicado a reunir a familias georgianas con niños de los que se sospechaba que habían sido adoptados ilegalmente al nacer y compartió su historia.
Una joven alemana respondió diciendo que su madre había dado a luz a dos gemelas en la Maternidad de Kirtskhi en 2002 y que, a pesar de que le habían dicho que habían muerto, ahora tenía algunas dudas.
Reencuentro
En el hotel de Leipzig, Amy y Ano se preparan para conocer a su madre biológica.
Ano dice que ha cambiado de opinión y quiere echarse atrás. Pero es una vacilación momentánea y, tras respirar hondo, decide seguir adelante. Su madre biológica, Aza, espera nerviosa en otra habitación.
Amy abre la puerta vacilante y Ano la sigue, casi empujando a su hermana dentro de la habitación.
Aza se abalanza sobre ellas y las abraza con fuerza, una gemela a cada lado. Pasan los minutos y, encerradas en el abrazo, nadie habla.
Las lágrimas corren por el rostro de Amy, pero Ano permanece estoica e inquebrantable. Incluso parece un poco irritada. Las tres se sientan a hablar en privado.
Más tarde, las gemelas cuentan que su madre les explicó que había estado enferma tras dar a luz y cayó en coma.
Cuando despertó, el personal del hospital le dijo que poco después de nacer los bebés habían muerto.
Dice que conocer a Amy y Ano ha dado un nuevo sentido a su vida. Aunque no están muy unidas, siguen en contacto.
En 2022, el gobierno georgiano inició una investigación sobre el tráfico histórico de menores.
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