Cerrarán por tres años el Palacio de Buckingham
La visita de Estado que realizará a Reino Unido el emir de Catar el próximo miércoles 4 de diciembre será la última que acoja el palacio de Buckingham hasta al menos 2027, el año en que está previsto que finalice las costosas obras de reforma de la residencia oficial del rey Carlos III.
Según publica este domingo el Sunday Times, a partir de ese día tanto las cenas de gala como otros de los ceremoniosos actos que tradicionalmente se celebran en dicho palacio tendrán lugar en el castillo de Windsor, situado a unos 45 minutos en coche desde Londres, mientras que aquellas audiencias más rutinarias que los miembros de la familia real británica suelen celebrar en la Picture Gallery y otras salas del palacio empezarán a celebrarse también en el palacio de St. James, ubicado como Buckingham en el centro de Londres pero menos conocido por el publico pese a su gran valor histórico (lo construyó Enrique VIII y es la residencia más antigua del rey).
“Durante los próximos dos años, las salas más grandiosas del palacio pasarán por ‘cierres graduales’ para ser renovadas, comenzando con el Salón Blanco, el Salón de Música, el Salón Azul y el Comedor Estatal en el ‘lado del jardín’ del palacio”, explica el Times. “El salón de baile, donde tradicionalmente se celebran banquetes estatales, será renovado a continuación, seguido de las salas estatales en el “lado del patio del palacio, incluido el Salón del Trono y el Salón Verde”.
Lo que no hará falta será trasladar los aposentos de Carlos II y Camilla, ya que todo apunta que su deseo es seguir residiendo como hasta ahora en Clarence House, su hogar desde que se casaron.
Si hasta hace poco la casa real contestaba a los rumores de que los reyes no querían vivir en el Buckingham afirmando que se mudarían en cuanto las obras hubiesen finalizado, según el Times ahora la casa real prefiere hablar de que harán “un uso residencial potencial” de las habitaciones que Carlos III tiene asignadas para su uso personal, y que también van a ser reformadas.
“A [Carlos III] no le encanta la gran casa, que es como llama él al palacio. No lo ve como un hogar de verdad ni como una casa que sirva a su propósito en el mundo moderno”, le asegura al Times una fuente del entorno del rey. “Desde luego Camilla no quiere vivir en Buckingham”, cita el periódico a otra fuente de la casa real británica, y añade que todo apunta a que, cuando en 2027 las obras finalicen, el rey Carlos III se limitará a usar el palacio como sede institucional de la familia real (lo mismo hace la familia real española con el palacio real de Madrid).
Quizá por eso el rey ha decidido pagar de su bolsillo la reforma de sus aposentos, evitando así las críticas que podría acarrearle gastar el dinero público en unas habitaciones que apenas utilizará.
El resto de la reforma sí correrá a cargo de las arcas públicas y costará a los contribuyentes británico nada menos que 329 millones de libras esterlinas, una cifra que cuando fue aprobada en 2016 el gobierno de entonces justificó afirmando que las obras son “esenciales” para que Buckingham pueda seguir funcionando como epicentro de la vida institucional del país.
Convertido en la residencia oficial de la familia real en tiempos de la reina Victoria, el palacio se ha convertido en el símbolo más reconocible de la monarquía británica, hasta el punto de que Buckingham se suele emplear como sinónimo de esta institución. También es un importante imán de turistas y una fuente de ingresos nada desdeñable, como prueba el hecho de que, a pesar de la urgencia de esta reforma, las obras vayan a quedar en suspenso durante los meses de verano para permitir su apertura a los visitantes: el pasado verano, las cifras batieron récords.
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