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Cómo desarrollar una buena relación con el maestro de tu hijo

Puede marcar la diferencia entre un año escolar normal y una experiencia extraordinaria.
miércoles, 18 septiembre 2019
Cortesía | Establecer relaciones amistosas con los maestros es esencial

El año nuevo siempre viene cargado de buenos propósitos. Revisa cómo es tu relación con los profesores de tu hijo, y de qué manera influye en su desarrollo y educación.
Familias y escuelas van en la misma barca. En ocasiones nos miramos, nos coordinamos y cooperamos. Pero otras veces, nos ponemos de espaldas, no nos miramos, no nos hablamos y entonces no avanzamos. Los niños están esperando que nos pongamos de acuerdo.

Para poder remar en una misma dirección en beneficio del crecimiento de los niños, Eva Bach, pedagoga y pionera en Educación emocional ofrece un útil instrumento para hacer más fáciles las relaciones entre padres y profesores.

1- La confianza. Es ineludible. La escuela necesita un voto de confianza por parte de los padres. Los padres tienen que estar convencidos de que los hijos están en buenas manos. Los profesores necesitan esa confianza para poder hacer bien su trabajo.

2- Sintonía de fondo. Que nos guíen unos valores, sentimientos, motivaciones, objetivos parecidas y coincidentes o cuanto menos, compatibles. No puede haber sintonía de fondo si unos pensamos que lo único importante es formar personas, y otros que lo único importante es el rendimiento y los resultados académicos.

3- Tener muy claras las funciones de cada cual. “Cada quien en su lugar para poder educar”. Esto significa que los padres y madres tienen que estar en el lugar de padres y madres y los profesores en el lugar de profesores. Algunos padres pretenden decir a los profesores qué tienen que hacer y cómo tienen que enseñar, cómo tienen que puntuar las evaluaciones y los exámenes. Pero también, a veces, hay profesores que piensan que son mejores que los padres de sus alumnos.

4- En el colegio y sus normas: Y por tanto en casa de los abuelos las de los abuelos y en casa las nuestras. En Educación hay cosas que son de sentido común y las hemos olvidado. Tiene que haber una sintonía de fondo, un principio básico, pero no hace falta que todos pensemos lo mismo, hay varios caminos para llegar al mismo objetivo. Los importante es tener esas motivaciones y objetivos comunes de fondo. Pero podemos tener formas de ser distintas y no pasa nada, los niños no necesitan que estemos siempre de acuerdo en todo. Lo único que necesitan los niños es que las personas responsables de su Educación nos respetemos y nos validemos entre nosotros.

5- Comunicación asertiva. Consiste en poner corazón incluso cuando discrepamos, especialmente en esos casos. Si tenemos una duda o preocupación, ni me la trago, ni la suelto de cualquier manera, sino que intento buscar una manera adecuada, serena y con tacto. La asertividad es una danza entre el tú y el yo. A mí me preocupa ¿a ti que te preocupa?. A mí me parece ¿a ti que te parece?. Desde ahí podemos entablar un diálogo con el profesorado.

6- Los profesores menos brillantes también educan. Dice Paulo Coello “un reloj estropeado está acertado dos veces al día”. Tengamos en cuenta que cuando a veces un profesor no nos gusta, esto no significa que necesariamente tenga que ser malo. No me gusta no significa no vale. Si asociamos estos dos conceptos es muy fácil que rápidamente empecemos a tener problemas con el profesor y con la asignatura.

7- Responsabilizar a los hijos. “Es tarea tuya aprender a llevarte bien con tus profesores”. Los padres, intervendran si está ocurriendo algo vejatorio o que atenta directamente contra los derechos humanos.
8- Contagio emocional positivo. Está centrado en dos aspectos. Los padres tenemos que realizar un contagio emocional positivo a nuestros hijos, que quiere decir: revisar qué emociones estamos transmitiendo a nuestros hijos sobre los profesores, la escuela, el crecimiento, el aprendizaje, la vida, los otros.

Eva Bach recomienda ir a las reuniones de padres tratando de ver algo positivo en los profesores de nuestros hijos para luego transmitírselo.

Pida que se establezcan límites

Diga al maestro que le gustaría saber su punto de vista y también expresar el suyo, pero que quiere que suceda de una manera que promueva una conversación productiva. Sugiera que ambos tengan la oportunidad de hablar sin ser interrumpidos. Hágale saber que respetará su punto de vista y que desearía que él hiciera lo mismo. También pregúntele si desea establecer ciertos límites a la conversación.

 

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