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Aprende a lidiar con los chismosos de la oficina

Lo mejor es desactivar y reemplazar a esa gente perturbadora, aunque duela o genere conflictos.
Cortesía | Hay una diferencia entre chismes y rumores

Muchas veces la gente se cruza en la vida con personas que parecen tener demasiado tiempo disponible para observar lo que hacen los demás y no sólo eso, se especializan en tener una especie de radar que deforma todo, acerca de todos cuantos se le crucen en la vida. Este comportamiento nocivo se expresa también en el ámbito laboral.

Las personas chismosas no discriminan: pareja, familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, y hasta personas que nunca han conocido, forman parte de sus elucubraciones más contundentes. Por lo general, dañinas y ponzoñosas.

Lo cierto es que los chismosos y chismosas en la oficina son sumamente dañinos bajo toda circunstancia. Y esto resulta así porque drenan tu energía positiva.

La dinámica de los chismes

El chismoso tiene una intención clara detrás de cada enunciación o preguntas capciosas que realizan, quiere apoderarse de un poquito de ti. Además, no dudan en conformar opiniones generalmente extremadamente crueles, a partir de esos elementos sueltos y al pasar y comentárselas a terceros: así se nutre su lengua viperina.

Los chismes viajan a la velocidad del sonido; y un pequeño comentario dicho al pasar y circunstancialmente, puede transformarse en un tornado. La saña y mala espina es lo que atraviesa ese mensaje que busca manchar, porque ningún chisme es inocuo.

Cómo frenar los chismes
Evalúa si eres chismoso. Con una mano en el corazón, si en las últimas 24 horas te has interesado por, digamos, 3 asuntos que no son tuyos ni te involucran, y has prestado oídos y tal vez opinión sobre los mismos, quizás estés en el borde de ser un chismoso. Y si te pasas gran parte del día en el famoso “lleva y trae”, ya sabes la respuesta.

Otra forma de medir si estás en el chisme, es reflexionar internamente si de alguna forma estás eludiendo tu responsabilidad personal sobre los problemas.

Practica la escucha activa con el chismoso: una vez que lo hagas, habrás descubierto tu treta; y entonces, podrás preguntarle sin rodeos: “¿Es esto útil para mí?”, ”¿”me sirve de algo”?, ¿”es constructivo en este entorno -familia, poblado, trabajo, amigos?”. Observa la respuesta, y apártate de la persona. Déjala hablando sola. Es la mejor forma de expresarle que no entras en su juego.

No reproduzcas chismes. Olvídalo ni bien te lo dicen. Suéltalo y no te hagas cargo. Es lo peor que le puedes hacer a un chismoso. Mira fijamente sus ojos, no pronuncies palabra; y verás cómo va mermando la excitación del chismoso porque no le das la emocionalidad que el otro había esperado.

Chequea información relevante. Si, por ejemplo, hay datos muy precisos que pudiesen servir de base para indagar con las personas apropiadas en pos de construir un resultado mejor, hazlo. Pero no reproduzcas la emocionalidad e intencionalidad negativa del chisme. Se trata de desactivarlo, o, en caso contrario, utilizarlo para evolucionar hacia una solución de los problemas.

No te lo tomes como personal: El hecho de que el chismoso te agreda por supuesto que es una afrenta; sin embargo, lo que busca el otro es catalizar a través de su lengua viperina su enorme frustración y envidia por lo que tú o el protagonista de su chisme representa frente a él.

Recuerda que el envidioso no quiere ser como tú: lo que quiere es que tu no tengas más “eso” que tanto le molesta.

Evita compartir temas personales ni laborales delicados con personas chismosas. Seguro que tú ya sabes quienes son; así que es preferible guardar silencio, y rodearte sólo de los que te apoyan.

 

 

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