ONU adopta declaración para enfrentar enfermedades no transmisibles
La Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) adoptó una declaración para enfrentar las enfermedades no transmisibles y los problemas de salud mental, el primer documento de su tipo que aborda estas cuestiones y que representa una “oportunidad única” para acelerar el progreso global conjunto hacia los objetivos específicos para 2030.
Las enfermedades no transmisibles suelen estar relacionadas con factores de riesgo prevenibles como la mala alimentación, el consumo de tabaco y alcohol, la inactividad física y la contaminación atmosférica, muchos de los cuales también afectan negativamente a la salud mental, y provocan más de 18 millones de muertes prematuras anuales en todo el mundo.
El documento plantea tres objetivos de “vía rápida” que deben ser alcanzados para el año 2030, incluida la reducción del número de consumidores de tabaco por una cifra de 150 millones; 150 millones de personas más con hipertensión bajo control y 150 millones de personas más con acceso a la atención de salud mental.
Para garantizar que los países puedan alcanzar estos objetivos, la declaración establece que al menos el 80 % de los países deben contar con medidas políticas, legislativas, reglamentarias y fiscales en vigor; o que al menos el 80 % de los centros de atención primaria tengan acceso a medicamentos esenciales y tecnologías básicas asequibles recomendados por la OMS para estas enfermedades.
Asimismo, recomienda que a partir del 60 % de los países implementen políticas o medidas de protección financiera que cubran o limiten el costo de los servicios esenciales de enfermedades no transmisibles y salud mental; que al menos el 80 % de los países cuenten con planes nacionales multisectoriales operativos para ello; y que al menos el 80 % de los países cuenten con sistemas sólidos de vigilancia y seguimiento de estas patologías.
Entre los asuntos que se han incluido por primera vez, se encuentran la salud bucal y pulmonar, el cáncer infantil, la enfermedad hepática y renal, así como las enfermedades raras. También se ampliaron determinantes ambientales como la contaminación del aire, la cocina limpia, la exposición al plomo y los productos químicos peligrosos; y se añadieron daños digitales como la exposición a redes sociales, el tiempo excesivo frente a las pantallas, el contenido dañino en redes, y los riesgos de desinformación.
La declaración refleja igualmente un enfoque regulatorio más preciso para los cigarrillos electrónicos, los nuevos productos de tabaco, la publicidad de alimentos poco saludables dirigida a niños, el etiquetado frontal de los envases y la eliminación de las grasas trans.
