Mala alimentación produce reflujo
La mala alimentación es una de las causas principales del reflujo gastroesofágico, una condición digestiva extremadamente común que ocurre cuando el contenido del estómago, incluyendo ácido y a veces bilis, regresa (o refluye) hacia el esófago, el tubo que conecta la garganta con el estómago.
“Esta patología ocurre cuando este músculo, el eei, se debilita o se relaja de forma inadecuada. La exposición crónica del esófago al ácido gástrico es lo que provoca los síntomas y el daño”, destaca Ivone Machaco, médico especialista en gastroenterología.
Al respecto, refiere que puede ser reflujo ocasional y asintomático. Es una situación que puede ser fisiológica y la mayoría de las personas lo experimentan en algún momento.
La especialista determina que el reflujo produce diversas enfermedades y que se diagnostica cuando los síntomas son frecuentes (generalmente, más de dos veces por semana), crónico, causa síntomas molestos o provoca daños en la mucosa del esófago. Esta es la condición que requiere atención y tratamiento.
Síntomas
La enfermedad por reflujo gastroesofágico presenta un abanico de síntomas que se agrupan en dos categorías: típicos y atípicos.
Los típicos suelen ser los más reconocibles y entre ellos se encuentra la acidez estomacal, o pirosis. Es el signo clásico: una sensación de ardor que asciende desde el estómago hacia el pecho e incluso la garganta, y que tiende a intensificarse tras las comidas, por la noche o al acostarse.
Junto a ella aparece la regurgitación, descrita como el retorno a la boca de un líquido amargo o ácido, a veces acompañado de restos de alimentos parcialmente digeridos.
Pero la ERGE también puede manifestarse de formas menos evidentes. Cuando el ácido alcanza la parte superior del esófago o las vías respiratorias, surgen síntomas atípicos que dificultan el diagnóstico. Entre los respiratorios destacan la tos crónica seca, el empeoramiento del asma y las sibilancias.
En el ámbito otorrinolaringológico son frecuentes la ronquera, la laringitis persistente, la carraspera y el dolor de garganta.
Otros signos, como la dificultad o dolor al tragar y la sensación de tener un nudo en la garganta, completan un cuadro que a menudo se confunde con otros trastornos.
Complicaciones
La enfermedad por reflujo gastroesofágico es una afección común en las personas, pero su presencia constante puede desencadenar complicaciones serias cuando el esófago permanece expuesto al ácido gástrico.
Los expertos aseguran que entre ellas destaca la esofagitis, una inflamación que erosiona la mucosa esofágica y puede generar sangrado o incluso úlceras.
Otra consecuencia posible es la estenosis esofágica, resultado del daño crónico y de la cicatrización, que estrecha el conducto y dificulta el paso de los alimentos.
Sin embargo, la complicación más preocupante es el esófago de Barrett, una transformación del revestimiento normal del esófago en un tejido similar al intestinal.
Aunque esta condición es poco frecuente, representa un factor de riesgo para el desarrollo de adenocarcinoma de esófago, un tipo de cáncer de alto impacto clínico.
Si bien cualquier persona puede experimentar reflujo ocasional, la Erge crónica afecta aproximadamente entre 10% y 20% de los adultos en países occidentales.
Diversos factores incrementan el riesgo: la obesidad y el sobrepeso, considerados determinantes debido al aumento de la presión intraabdominal; el embarazo, donde los cambios hormonales y el crecimiento del útero favorecen el reflujo; y la edad, ya que las complicaciones, incluido el esófago de Barrett, se vuelven más frecuentes después de los 60 años.
Los especialistas insisten en que el reflujo no debe ser minimizado. Un manejo adecuado, enfocado principalmente en modificaciones del estilo de vida, permite aliviar los síntomas y prevenir daños mayores. La detección temprana y la atención médica oportuna siguen siendo claves para evitar consecuencias que pueden comprometer seriamente la salud.
Prevención
- Reducir las raciones. Las comidas copiosas favorecen la apertura del cardias, por lo que, comer menos y más veces al día reduce la acidez de estómago.
- Medidas posturales. Se debe evitar la presión en la región abdominal; bien sea por exceso de peso, por ropa apretada a la altura de la cintura.
- Reducir el café, alcohol y chocolate. Estos alimentos son irritantes de la mucosa del estómago, por lo que favorecerán el reflujo.
- Tratamientos. Cuando las modificaciones en el estilo de vida no son suficientes, el médico puede recomendar tratamientos farmacológicos como antiácidos, bloqueadores h2 o inhibidores de la bomba de protones (ibp), como el omeprazol, que reducen la producción de ácido.
- Intervención. En casos graves y de complicaciones, puede considerarse el tratamiento quirúrgico (funduplicatura) para restaurar la función de la barrera antirreflujo.
