Salud
Expertos alertan de avance de la obesidad en Venezuela
En el caso de Venezuela, el panorama también preocupa: 22,7 % de los adultos y 8,6 % de los niños menores de cinco años padecen obesidad.
Cortesía | La nutricionista alertó sobre el impacto de los altos costos de los alimentos, que llevan a muchas familias a depender de dietas altas en carbohidratos y bajas en proteínas
En torno a la prevención de la obesidad, la nutricionista venezolana Virginia Aguilera, egresada de la Universidad de Los Andes (ULA) y magíster en Nutrición Clínica por la Universidad Simón Bolívar (USB), advierte que la obesidad se ha convertido en una de las mayores amenazas de salud pública en América Latina.
Según cifras recientes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), 141 millones de adultos en la región viven con obesidad, lo que equivale a un 29,9 % de la población, casi el doble que hace 25 años.
En el caso de Venezuela, el panorama también preocupa: 22,7 % de los adultos y 8,6 % de los niños menores de cinco años padecen obesidad. “Estas cifras son más altas que el promedio mundial. Es alarmante ver cómo el sobrepeso infantil, antes una rareza, hoy se ha vuelto un problema creciente”, afirmó Aguilera.
Una enfermedad multifactorial
Aguilera explica que la obesidad no puede reducirse a la ecuación de comer más y moverse menos, sino que debe entenderse como una patología multifactorial. Entre los factores que influyen destacan una alimentación desequilibrada, el estrés, la falta de tiempo, el sedentarismo y la ausencia de educación nutricional.
“Muchas personas creen que comen saludable, pero lo hacen en cantidades inadecuadas. Otras no tienen acceso a alimentos frescos y terminan consumiendo lo que tienen al alcance, que muchas veces son ultraprocesados. A eso se suma la falta de actividad física y el estrés diario. No basta con decirle a alguien que coma menos: hay que entender por qué está en ese punto y atender cada caso de forma individual”, enfatizó.
Niños, niñas y adolescentes en riesgo
La especialista también hizo hincapié en la preocupante situación infantil, señalando que los niños están creciendo con malos hábitos alimenticios reforzados por su entorno.
“Muchos creen que un desayuno típico es una empanada con malta. En las cantinas escolares abundan los alimentos fritos, azucarados y ultraprocesados. Además, la pandemia intensificó el sedentarismo: los niños prefieren quedarse jugando en línea o en redes sociales”, explicó.
Aguilera insistió en la importancia del ejemplo familiar y de la regulación estatal, citando modelos como el de Chile, donde se prohíbe el uso de caricaturas en productos dirigidos a niños. “El gobierno debe intervenir para fiscalizar los alimentos que se ofrecen en escuelas y promover hábitos saludables desde la infancia”, agregó.
Impacto en la salud y calidad de vida
Más allá de la apariencia física, la obesidad tiene consecuencias severas sobre la salud. Aguilera señaló que alrededor del 17 % de las muertes por eventos cerebrovasculares están relacionadas con esta enfermedad. También mencionó su vínculo con la diabetes tipo 2, hipertensión arterial, resistencia a la insulina y enfermedades cardiovasculares.
“La obesidad afecta incluso la capacidad de realizar tareas cotidianas, como subir escaleras, amarrarse los zapatos o jugar con los hijos. Pero lo positivo es que todos estos problemas se pueden prevenir o controlar si se adoptan hábitos adecuados y se mantiene un peso saludable”, subrayó.
Pequeños cambios, grandes resultados
Para reducir el riesgo de obesidad, Aguilera propone modificaciones sostenibles y graduales en la rutina diaria: sustituir bebidas azucaradas por agua o jugos naturales, reducir el consumo de azúcar y alimentos fritos, e incrementar la ingesta de frutas, verduras y proteínas.
“No hay que eliminar grupos de alimentos, sino aprender a equilibrarlos. Un plato saludable debería tener la mitad de vegetales, un cuarto de carbohidratos y otro cuarto de proteínas. En Venezuela tenemos el privilegio de contar con frutas y verduras todo el año; debemos aprovecharlo”, recomendó.
También insistió en la importancia de la actividad física regular: al menos 150 minutos semanales, que pueden distribuirse en caminatas, bailoterapia o actividades al aire libre. “Aunque parezca poco, ese poco siempre es mejor que nada”, aseguró.
Educación y políticas públicas: pilares para el cambio
Aguilera considera que la educación alimentaria y las políticas públicas son esenciales para revertir la tendencia. “Muchos de los problemas de salud actuales tienen su origen en la alimentación. Por eso debemos atacar el problema desde la infancia, garantizando acceso a alimentos de buena calidad y fomentando la educación nutricional en escuelas y universidades”, afirmó.
Asimismo, alertó sobre el impacto de los altos costos de los alimentos, que llevan a muchas familias a depender de dietas altas en carbohidratos y bajas en proteínas. “No se trata solo de enseñar a comer bien, sino de garantizar que todos puedan acceder a alimentos saludables”, puntualizó.
Un mensaje final: salud antes que apariencia
La especialista concluyó con un mensaje de conciencia y equilibrio: “La alimentación saludable no es una dieta temporal, es un estilo de vida. Cada cuerpo es diferente, y no se trata de buscar la perfección, sino de priorizar la salud y la calidad de vida. Caerse en el proceso es normal; lo importante es levantarse y seguir.”
En cifras:
- 141 millones de adultos con obesidad en América Latina y el Caribe (FAO, 2024).
- 22,7 % de los adultos venezolanos presentan obesidad.
- 8,6 % de los niños menores de 5 años tienen sobrepeso u obesidad en Venezuela.
- Para 2030, la obesidad podría afectar entre 1.000 y 1.200 millones de personas en el mundo.
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