Hallan escultura que podría ser el arte animal más antiguo del mundo
Junto a los acantilados cerca de Still Bay, a unos 330 kilómetros al este de Ciudad del Cabo, en la costa de Sudáfrica, una arqueóloga descubrió en 2018 una roca que tenía similitud con la forma de una mantarraya.
Después de un estudio exhaustivo de la piedra, que duró seis años, un equipo de investigadores de la Universidad Nelson Mandela describió el hallazgo en un artículo en Rock Art Research, en el que sugieren que se trata de una escultura de arena de una mantarraya azul (‘Dasyatis chrysonata’) que data de hace 130.000 años, de acuerdo a RT.
Los científicos sostienen que el objeto podría ser obra de un humano prehistórico que pudo haber encontrado una mantarraya varada en una costa y haber trazado una línea alrededor de su cuerpo (anaglifo).
“Este es el primer y hasta ahora el único ejemplo que sugiere un calco de este período de tiempo. Las posibilidades de que algo como esto se conserve y sea susceptible de interpretación son remotas, por lo que es posible que este sea el único ejemplo jamás identificado, pero siempre podemos esperar que se encuentren más”, comentó Charles Helm, el autor principal de la investigación a IFLScience.
Esto convertiría a la escultura en la obra de arte más antigua conocida de otro animal, sugieren los científicos en un comunicado publicado en The Conversation.
¿Por qué solo ‘sugieren’?
En primer lugar, porque no pueden probar su interpretación del artefacto y otros no pueden refutarla, así que esto es una suposición fundamentada y basada en la experiencia, al estudiar muchas decenas de miles de piedras similares.
En segundo lugar, el paleoarte antiguo es poco común en el registro arqueológico y puede ser más difícil de reconocer que el arte posterior.
Puesto que los investigadores no encontraron evidencias de que la cola de la mantarraya se haya roto recientemente, ellos especulan que pudo haber sido ‘amputada’ intencionalmente cuando se creó la escultura.
¿Eslabón perdido del arte humano?
El estudio sostiene que la acción de contonear una figura en la arena podría haber servido como un posible ‘peldaño’ entre las imágenes abstractas y de criaturas creadas desde cero.
Un animal plano como una mantarraya habría proporcionado un modelo adecuado para el calco, en comparación con variedades más tridimensionales.
Si la sugerencia de los científicos sudafricanos es correcta, “podría ayudar a explicar lo que hasta ahora parecía enigmático: la aparición aparentemente repentina de obras de arte magníficas en las paredes de las profundidades de cuevas en Europa Oriental”, concluye su artículo.
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