Ciudad

Violencia de género: entre silencio, resistencia y urgencia de actuar

Pese a existencia de instituciones, denunciar la violencia sigue siendo un reto bien sea por el miedo a represalias o falta de información.
martes, 25 noviembre 2025
violencia
Cortesía | La vida de las mujeres importa, y protegerla es una responsabilidad ciudadana.

En Venezuela la violencia basada en género sigue siendo una crisis que atraviesa hogares, instituciones y espacios públicos. Pero en el estado Bolívar, esta realidad adquiere matices particulares: amplias distancias geográficas, limitados servicios de atención y un historial de desigualdades que se combinan para agravar los riesgos que enfrentan las mujeres..

Leolibeth Aro, abogada, defensora de los derechos de las mujeres y directora de la Fundación Visión Mujer, explica que la violencia de género “es cualquier acto que cause daño físico, sexual o psicológico, producto de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres”.

Recuerda que en Bolívar este fenómeno se manifiesta tanto en el ámbito público como dentro del hogar, donde predominan los casos de violencia física intrafamiliar, violencia sexual y acoso.

Centros de atención: avances importantes, pero aún insuficientes

En el estado Bolívar sí existen instituciones para acompañar a las víctimas. Aro destaca el Tribunal Especializado en Violencia contra la Mujer, el Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer), la Casa de la Mujer y diversos órganos receptores de denuncia, entre ellos la Policía Municipal (Patrulleros del Caroní), que cuentan con atención específica para víctimas.

A esto se suma el trabajo de organizaciones regionales como el Ateneo Ecológico del Orinoco, Fundación Visión Mujer, Tinta Violeta, Codehciu y otras iniciativas ciudadanas que brindan atención psicosocial, acompañamiento legal, gestoría de casos y actividades de sensibilización.

Estos servicios —en su mayoría gratuitos— se han convertido en una red de apoyo esencial en una región donde las rutas oficiales suelen ser largas y complejas.

Sin embargo, persisten vacíos urgentes. Aro subraya la necesidad de crear casas de paso o casas de abrigo: espacios seguros para mujeres que se ven en la necesidad de abandonar de inmediato un entorno violento, muchas veces acompañadas de sus hijos.

“Las mujeres salen del ciclo de la violencia sin tener a dónde ir. Necesitan un sitio seguro mientras deciden denunciar o buscan apoyo”, afirma.

Barreras para denunciar: miedo, desinformación y falta de apoyo

Pese a la existencia de instituciones, denunciar sigue siendo un reto. El miedo a represalias, la falta de información sobre los derechos y la ruta de atención, y la ausencia de acompañamiento legal durante el proceso son los principales obstáculos.

“Estos factores dificultan el acceso a la justicia”, señala la especialista. Por ello, insiste en la importancia de democratizar la información y fortalecer los mecanismos de protección, especialmente en municipios alejados o con menor presencia institucional.

Una articulación que avanza… pero que debe ser constante

Aro destaca que sí existe coordinación entre organizaciones y entes públicos, especialmente con la Casa de la Mujer en San Félix, donde se han fortalecido capacidades y procesos internos.

No obstante, reconoce que esta articulación depende de voluntades y que debe consolidarse como política pública sostenida, no como esfuerzos aislados.

Un llamado a la prevención y a la responsabilidad ciudadana

De acuerdo con cifras de Utopix, el estado Bolívar registró un femicidio en agosto y el país acumula 106 casos en los primeros ocho meses del año. Las cifras no solo alertan: exigen acción urgente.

Para Aro, la clave está en la prevención, el autoestima, el autocuidado y los medios de vida que permitan a las mujeres romper el ciclo de la violencia.

“Nunca es culpa de la mujer. Y siempre hay organizaciones dispuestas a escuchar sin juzgar”, recalca.

En este noviembre —mes naranja en la lucha contra la violencia de género—, la especialista recuerda que todas las mujeres son vulnerables, pero también capaces de construir redes de apoyo, denunciar, actuar y exigir respeto a sus derechos.

Educar para transformar

La violencia basada en género no es un problema privado: es un asunto público, estructural y de derechos humanos. Requiere educación, participación comunitaria, instituciones fuertes y ciudadanía activa.

El mensaje es claro: la prevención comienza en casa, en las escuelas, en los medios, en la calle y en cada gesto cotidiano de respeto e igualdad.

Mientras la violencia persista, el llamado es a actuar, acompañar, denunciar y no mirar hacia otro lado. Porque la vida de las mujeres importa, y protegerla es una responsabilidad ciudadana.

 

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