Trasplantes de riñón: “Sí se puede, hay que tener la voluntad”
Yahilin Wuer lo decidió sin dudar. No podía sobrellevar el malestar de su hermana mayor y, a pesar de los comentarios desalentadores, en el 2022 le donó su riñón izquierdo para mejorar su calidad de vida.
En el proceso, junto a su familia se enfrentó a un contexto que parecía poner trabas para lograr el propósito: La pandemia por covid-19, las limitaciones económicas y la poca información que recibían sobre los trasplantes con donantes vivos.
En marzo del 2020, cuando el país cambió su realidad por la propagación del coronavirus y el decreto de una cuarentena radical, su hermana Yahizu (que vivía en Caracas y era parte de la población vulnerable como paciente de lupus) viajó a Ciudad Guayana, donde pocos meses después se enfrentó al diagnóstico.
“Ella presenta una crisis renal lúpica que la lleva a una terapia de hemodiálisis, tiene que pasar por procesos de hospitalización, estuvo 21 días hospitalizada. Todo esto en pandemia, alejada totalmente de nuestra familia”, recuerda.
El diagnóstico recibido fue una crisis renal con dirección a terapia de hemodiálisis, la cual inició dentro de comentarios que le decían que esa sería parte de su vida, hasta que -en cualquier momento- muriera.
Su familia, caracterizada por no dejarse llevar, comenzó un plan para investigar otras alternativas además de la hemodiálisis, y así dieron con la posibilidad del trasplante con donante vivo.
“Yo tenía 17 años, le digo ¿Qué necesitas? ¿un riñón? yo te doy un riñón, tengo dos, deja de llorar y vamos a buscar la manera de solucionar esto. Y de ese comentario nadie me sacó”, recuerda Yahilin.
Trasplantes en Venezuela
El contexto que les dieron describía a una Venezuela en la que no existen trasplantes, pero -decidida a ser donante- Yahilin colaboró para lograr el objetivo de salvar a su hermana.
“Las opciones que había en Venezuela eran netamente pagas, montos de 90 mil dólares, 100 mil dólares. Hablando de honorarios médicos”, señala.
Con un video sobre su situación que se difundió en redes sociales, pudieron llegar a una estudiante de la Universidad Central de Venezuela (UCV) que también sería donante de riñón para su hermano.
Así dieron con un programa piloto que se reactivó en el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo, en Caracas, y empezaron a gestionar una consulta.
“Llega noviembre (2021), logran recaudar los requisitos que pedía el doctor, los exámenes, y canalizar cómo nos íbamos de aquí a Caracas, si no existían autobuses, ni aviones, ni nada”, describe.
Los meses siguientes a la consulta implicaron que Yahilin y su familia planificaran los recursos necesarios, el tiempo y sus condiciones de salud mientras esperaban que llegara la fecha para el trasplante.
Aunque no pagaron los 90 mil dólares mencionados anteriormente, sí debieron cubrir montos (estudios, agujas, sábanas, alimentación, etc.) en el proceso y, varios años después, aún enfrentan deudas.
El 11 de mayo de 2022, las hermanas entraron a quirófano. Actualmente, Wuer recuerda que, aunque en el principio no sabían sobre el programa de trasplantes, no se dejaron guiar por los especialistas en la región que no les mencionaron esta posibilidad, y pudieron lograr su objetivo.
Cultura de donación
La experiencia vivida con la terapia de diálisis, sin dudas, marcó una compleja realidad en la vida de la hermana de Yahilin.
“Le tocó presenciar la muerte de varias personas, dentro de la diálisis (…) como la sala está cerrada porque están dializando, no puede entrar ni salir nadie”, comenta.
Asegura que son parte de los golpes emocionales que enfrenta el paciente y sus familiares, y una más de las razones por las que lucharon para encontrar una alternativa diferente.
“Ojalá existiera una cultura más grande respecto a la donación de vivo a vivo (…) a mi hermana le llegaron a decir ´le vas a desgraciar la vida a tu hermanita´, entonces ella por momentos hacía comentarios así”, manifiesta.
Yahilin entendió que muchos hablaban desde el desconocimiento y que, en Venezuela, la donación de órganos y tejidos es una posibilidad, a pesar de que no es asequible para todos y de que se requieren más donantes.
“Me llegaron a decir que era impuro, que no está bien visto por el reino de Dios. Este tipo de cosas también nos lleva a que Venezuela no sea un país potencia para poder impulsar el trasplante”, manifiesta.
Sin la cultura de donación, resalta que se depende de la donación de fallecidos, la cual tampoco está activa en el país.
Recientemente, la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (Ontv), recordó que en junio se cumplen siete años desde la suspensión del Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (Spot) para trasplante a partir de donantes fallecidos, por lo que la situación del paciente renal se ha visto gravemente comprometida.
A través de sus redes sociales, informó que se estima que hay alrededor de 7 mil personas en diálisis en el país, de las cuales un 40 % está en condiciones adecuadas para ser trasplantados, pero pocos cuentan con un donante vivo relacionado compatible.
Por esta razón, la Ontv señala que es urgente la reactivación del Spot a partir de donantes fallecidos a nivel nacional como una alternativa para acceder a trasplantes.
“En Venezuela hay un montón de gente esperando por un trasplante, no nada más de riñón. Trasplante de pulmones, de médula, trasplante de tejidos. Incluso para la donación de sangre es un proceso lograr que las personas puedan asistir”, sostiene Wuer.
Tener la voluntad
Luego de la operación, Yahilin enfrentó algunos meses llena de tristeza. Se dio como parte de un proceso natural en el que su cuerpo indicaba que algo faltaba en él.
Las recomendaciones que recibió le indicaban que se sintiera triste si lo requería, pero que no se quedara en ese punto, sino que buscara avanzar.
Al enfocarse en seguir adelante, ha podido ser ejemplo de que es posible lograr -con fe y actitud- la posibilidad de un trasplante como donante vivo.
Reconoce que no fue la que estuvo directamente al frente o sola dentro de la situación, pero se mantuvo decidida a hacerlo y ahora busca que más personas se motiven a compartir la historia.
“Quiero que trascienda porque entre tantas cosas que vives en el camino para lograr la operación, ves muchas carencias en cada uno de los ámbitos y la principal es la desmotivación”, señala.
Las hermanas se han adaptado a su nuevo estilo de vida. Yahilin, en su búsqueda por hacer algo más, desarrolló un gusto por la Comunicación Social y actualmente es estudiante de esta carrera en Ciudad Guayana.
“Mi visión es la misma, quiero ser una especie de testimonio de que sí se puede, lo que hay que tener es la voluntad (…) cuando son tantas cosas negativas, te consumes, pero tiene que haber un punto de quiebre en el que digas ´no es mi realidad y no tengo porqué ser uno más de la cifra”, sostiene.
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