Taxistas limitados por la falta de combustible
La medida de cuarentena obligatoria ha afectado a todos los venezolanos, quienes han tenido que recortar sus horas trabajo y, por ende, sus ingresos. Empleados, comerciantes que han tenido que cerrar sus negocios, trabajadores informales, entre otros, son algunos de los más perjudicados.
A este grupo se suman los taxistas, cuya labor está limitada no solo por el distanciamiento social, sino también por la falta de combustible.
Ronald Llumiquinga, quien se desempeña como conductor independiente, comenta que durante la cuarentena casi no ha podido trabajar. Sin embargo, ha prestado apoyo a su esposa en su emprendimiento para asumir los gastos.
“Mi esposa hace labores de repostería, entonces yo salgo a vender al mercado de Unare porque me queda cerca”, señala.
Sobre su actividad, Llumiquinga relata que mientras le quede en la ruta hace la carrera. “Por ejemplo, si yo voy a comprar a Unare o de repente tengo que bajar a Alta Vista, si está en mi ruta, presto el servicio”.
José Aguana, quien está prejubilado de Bauxilum, “se ayudaba haciendo taxi”, pero no ha podido seguir porque “la situación está malísima”.
Aguana comenta que sus principales clientes eran profesores de la Universidad Católica Andrés Bello, a quienes les hacía transporte.
Explica que actualmente no está trabajando y que “la gasolina solo la uso para ir a lugares por aquí cerquita”.
En cuanto a sus ingresos, dice que tiene un apartamento alquilado y que ese dinero es lo que “le auxilia”, además de su sueldo por Bauxilum.
Odisea para surtir gasolina
Al no tener salvoconductos, surtir combustible es una tarea prácticamente imposible para estos conductores.
Llumiquinga cuenta que se ha dirigido a las estaciones de servicio y algunas veces ha corrido con suerte y “echan por consideración”.
Menciona que es “a la buena de Dios, a veces me echan, a veces simplemente no se puede”.
“La última vez estuve yendo cuatro días, fui jueves, viernes, sábado, lunes, y el martes fue que me echaron 20 litros”, agrega.
Nohel Martínez, también taxista, lamenta haber tenido que vender su carro “por el tema de la gasolina”. Se compró una moto con la que realiza algunas diligencias e igualmente ofrece el servicio a sus clientes.
Dice que tiene un amigo con carro a gas, entonces “los clientes que me llaman necesitando alguna carrerita él les hace el servicio”.
Martínez relata que durante la cuarentena, le ha tocado “pagar la gasolina en dos dólares el litro”.
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