Planificación y bienestar: la dinámica de diciembre en Guayana
En diciembre, pintar la fachada de la casa sigue siendo una de las costumbres más arraigadas en los hogares venezolanos. Sin embargo, en Guayana, los gastos de fin de año van mucho más allá de la brocha y la pintura. Reparaciones urgentes, alimentación, medicinas y el apoyo familiar marcan la dinámica económica de muchas familias que ajustan sus prioridades según sus posibilidades reales.
José Luis Herrera regresó recientemente a San Félix tras pasar dos años fuera del país por motivos profesionales. Volvió con la intención de visitar a su madre, una adulta mayor que vive sola, pero al llegar se encontró con una realidad inesperada: el anexo donde residía había sido desvalijado durante su ausencia.
“Me tocó empezar casi de cero”, relata. Gracias a la solidaridad de amistades, pudo conseguir una cama y un colchón, pero ahora enfrenta gastos no previstos para reparar el anexo y adquirir artículos básicos para vivir mejor. A esto se suma la ayuda que brinda a su madre para realizar arreglos menores pendientes en su vivienda. “Diciembre no estaba en los planes para gastar en esto, pero son cosas necesarias”, comenta.
En Upata, Juanita Valladares planificó sus gastos con meses de antelación. Ahorró no solo para pintar su casa, sino también para sustituir el tanque de agua, ya deteriorado. “Ese tanque no duró mucho porque el agua llega con muchos sedimentos; ese sucio lo va dañando. Lo mismo pasa con las tuberías, que se van obstruyendo”, explica. En su caso, el apoyo económico de familiares que viven en el exterior fue determinante para poder hacer reparaciones estructurales que considera prioritarias y que van más allá de la estética de la fachada.
Una realidad distinta vive Luisa Torres, residente de Puerto Ordaz. Este diciembre, sus ingresos apenas alcanzaron para cubrir la comida básica. “El presupuesto actual no alcanza para mucho, uno estira el dinero lo más que puede”, señala. Sus medicinas diarias, en la mayoría de los casos, le son donadas por amistades, aunque no siempre cuenta con esa ayuda. Las reparaciones de su casa quedaron nuevamente en espera, ya que el presupuesto se destinó casi por completo a la alimentación.
Para el mantenimiento mínimo de su vivienda, Luisa recibe ocasionalmente la ayuda de un trabajador que realiza tareas sencillas en el patio. Ella le paga ofreciéndole desayuno y almuerzo, un acuerdo solidario que refleja las formas alternativas de apoyo que surgen ante la priorización de recursos. “Después del medía él se va, vive lejos, por la vía a El Pao”, cuenta.
Estos testimonios reflejan que, en Guayana, diciembre no solo es sinónimo de celebración o renovación visual del hogar, sino también de decisiones enfocadas en el bienestar familiar. Para muchas familias, el cierre del año implica priorizar lo urgente sobre lo deseable, resolver daños acumulados, garantizar la alimentación y sostener redes de apoyo que permiten sobrellevar un mes tradicionalmente exigente en lo económico.
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