Pinto: Es abuso infantil tener relaciones en la misma habitación con sus hijos

Aunque algunos padres no lo perciban de esta manera, tener relaciones sexuales en la misma habitación con sus hijos, aunque crean que están dormidos, es una forma de abuso.

La psicóloga Yamilet Pinto resalta que las relaciones sexuales en la pareja son un acto muy íntimo, y como tal debe ser experimentado en la intimidad, que incluye el espacio físico.

Refiere que tener este tipo de actos delante de los niños, que evidentemente no tienen conocimiento sobre lo que pasa, representa abuso infantil.

“Porque los niños no tienen conocimiento consciente de lo que está pasando. Saben que está pasando algo, pero ellos no saben interpretarlo”, comenta.

Explica que puede interpretar que papá está maltratando a mamá, o confundirse al ver que esto ocurre durante una noche, y al día siguiente se muestran “como si nada”.

La especialista sostiene que el niño crece con esta idea, y se le marca un patrón que no es real, además de una interpretación sobre el acto sexual, que tampoco lo es.

Se trata de respeto

Añade que no se habla del tabú sobre la actividad sexual, sino de respeto al otro que no quiere ver y que está siendo expuesto a una imagen que no le corresponde bajo ningún motivo.

“Respeto al proceso de crecimiento y evolución psicoemocional y social del niño, quien merece absoluto resguardo de su emocionalidad (…) apenas el niño puede estar experimentado, pero sin ningún tipo de intención con respecto a lo que está viendo o sintiendo”, dice.

Resalta el mito de que los niños no se dan cuenta, de que no saben, o de que “están dormidos”, y asegura que el movimiento de lo que pasa, es percibido por los pequeños, quienes no entienden que sus padres están teniendo sexo.

“Hay una segregación hormonal por la piel, hay segregación de olores, y hay una experimentación de movimientos que no es imperceptible”, menciona al describir que pueden incluso despertar al niño, para quienes argumentan que así no lo notan.

Insiste en que los niños sienten, saben que pasa algo, y tanto los movimientos como los olores y la energía que emana del acto sexual, son percibidas de manera inconsciente por ellos, lo cual queda grabado en su mente.

“No lo va a interpretar como lo interpretamos los adultos, pero es, a todas luces, un acto de abuso sexual frente al niño, frente a su dignidad, y a su proceso de desarrollo psicoemocional”, manifiesta Pinto.

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