Piden colaboración para “fiesta sensorial” de neurodivergentes
Desde hace cinco años, Andreyina Orihuela ha dedicado su vida profesional y personal a acompañar a familias con niños y adolescentes con necesidades educativas especiales.
Inspirada por su propia experiencia como madre de una adolescente con condición especial, ha convertido los desafíos en motivación para crear espacios de atención, contención y apoyo comunitario en el municipio Caroní.
Orihuela es psicopedagoga, gestora social y fundadora de los grupos “Mamis Extraordinarias” y “Jóvenes y Adolescentes Extraordinarios”, iniciativas que funcionan en la iglesia San Buenaventura, en San Félix, gracias al apoyo de esta comunidad religiosa que les presta su sede ante la falta de recursos económicos y un espacio propio.
“Estos grupos de apoyo están conformados por 136 familias de niños dentro del espectro autista y con discapacidad intelectual”, explica. “Entre todos hemos logrado generar actividades que aporten bienestar, recreación y desarrollo para ellos”.
¿De qué trata “la fiesta sensorial”?
Uno de los logros más significativos ha sido la realización anual de “La Fiesta Sensorial”, que se lleva a cabo desde hace tres años.
Esta actividad —que combina juego, estimulación sensorial y recreación adaptada— ha contado con aportes particulares y organizaciones como las damas voluntarias del Club Ítalo Venezolano de Guayana, quienes donaron el alquiler de colchones inflables, trampolines y castillos inflables en la edición anterior.
Otros bienhechores han contribuido con meriendas y recursos para los niños y adolescentes.
“Con el favor de Dios, cada año buscamos apoyo para regalarles un día diferente, especialmente a aquellos que provienen de familias de bajos recursos”, afirma Orihuela.
Nueva edición de la Fiesta Sensorial
Este año, la “Gran Fiesta Sensorial para Nuestros Chicos” se celebrará el miércoles 18 de diciembre de 2025, a las 9:00 a.m., en la cancha de San Buenaventura, sector El Roble.
La actividad está dirigida a niños, jóvenes y adolescentes neurodivergentes, quienes participarán en dinámicas con agua, pintura, texturas y juegos recreativos.
Para la realización del evento, cada familia podrá colaborar con 4 dólares destinados al alquiler del castillo inflable y el trampolín. Estas contribuciones se recibirán hasta el 16 de diciembre.
Asimismo, los organizadores solicitan donaciones de materiales como papel bond, colores, tizas, témperas, bolsas negras y jabón líquido, además de alimentos como frutas, cotufas, patilla, jugos naturales y algunas chucherías.
Orihuela explica que la importancia de una fiesta sensorial va más allá de la recreación: “Estas actividades ayudan a regular emociones, permiten explorar texturas de forma segura, fortalecen habilidades motoras y fomentan la interacción social en un ambiente libre de presión”.
Un espacio seguro para compartir
Para mantener la calma y la regulación sensorial de los participantes, la asistencia estará limitada a los niños neurodivergentes y sus hermanos, quienes deberán estar acompañados por sus cuidadores. Solo los jóvenes y adolescentes podrán asistir sin compañía.
A pesar de las dificultades económicas y la falta de una sede propia, Orihuela continúa impulsando estas iniciativas con el apoyo de voluntarios, familias y aliados comunitarios.
Su objetivo es claro: seguir construyendo espacios inclusivos que permitan a los niños y adolescentes neurodivergentes sentirse aceptados, estimulados y felices.
“Lo hago por amor —dice—, por mi hija y por todas las familias que encuentran en nosotros un lugar donde no se sienten solos”.
La organización espera que más personas y empresas puedan sumarse a esta edición para seguir fortaleciendo esta labor que beneficia a decenas de familias en Caroní.
Para mayor información escribir al (0424)752.86.52 o través de @andreyinaorihuela en Instagram.
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