Mini cárcavas amenazan tranquilidad en el Campo A-2 

Transitar por las calles del sector Campo A-2 de Ferrominera, en la parroquia Cachamay, se complicada cada día más. Ahora, no solo hay que sortear los huecos en el asfalto, también las mini cárcavas que han ido apareciendo para robar la tranquilidad de sus habitantes.

“El sábado primero era un bache, luego pasó un vehículo y todo cedió, pero ya eso tiene cierto tiempo socavándose abajo”, cuenta Ronny Díaz, quien explica que luego de lo sucedido, los comerciantes de la comunidad decidieron rodearla con cauchos y tambores para evitar accidentes. “Ayer fue que vino Protección Civil y puso la cinta”, señala el vecino en el tramo de la calle San Cristóbal.

La solución ofrecida por los funcionarios de este organismo, es que procederán a emitir un informe a la Alcaldía de Caroní. 

En cuanto a las mini cárcavas que están en la Avenida Venezuela, Díaz comenta que en varias oportunidades los han rellenado para disminuir los desniveles y facilitar el tránsito vehicular. 

En todo el sector

“Por aquí estuvo Ferrominera, sacaron todo y dijeron que iban a reconstruir pero nunca vinieron y dejaron todo así”, informa Gerardo Salazar, habitante de la calle Occidente, donde el asfalto ha colapsado “a raíz de las lluvias”.

Esta mini cárcava forma parte del lugar desde hace aproximadamente cinco meses y, aunque en las noches no hay buena iluminación, Salazar menciona que “no ha habido accidentes porque el que vive en la esquina es un coronel de la guardia y siempre ha tenido que poner los obstáculos”, refiriéndose a que, en caso contrario “ya hubiese caído gente en eso”. 

“Por allá la carretera ya se va cayendo también”, comenta refiriéndose a una cárcava en Vía Venezuela, que ha sido motivo de varias denuncias, sin respuestas. 

Familias en riesgo

Aunque algunas mini cárcavas pueden notarse a simple vista, en la calle San Cristóbal, las casas esconden detrás de sí una realidad llena de peligro y zozobra. Ronny Díaz, uno de los afectados, asegura que desde hace más de un año permanecen preocupados por el riesgo de que su vivienda colapse.   

“Esto era el fondo de una casa, pero las tuberías de aguas servidas ya tienen 50 o 60 años y comenzaron a filtrar el agua por debajo de la arena y bajó el nivel del piso, luego todo cayó”, relata acerca de cómo es que ahora cinco familias temen que la cárcava siga creciendo.

Con una hijos bajo su cuidado y afectado por “el olor”, Díaz intentó solucionar este problema. Sin embargo, su iniciativa fue detenida por funcionarios de la alcaldía, quienes prometieron desviar las aguas servidas para evitar un derrumbe, pero no han cumplido con ello. “En esa casa el piso suena hueco”, expone sobre la gravedad de su caso.

En su intento por solucionar el problema, Ronny Díaz hizo la compra de los materiales necesarios y contrató a dos personas para descubrir el tubo que filtra el agua. “Está podrido por debajo”, indica.