Liderazgo comunitario es clave para lograr proyectos en la ciudad
En Bella Vista, San Félix, se logró la activación de dos bibliotecas y centros culturales, “Cristo Rey” y “Francisco Javier Duplá” con espacios para que los niños, jóvenes y adultos del sector y de comunidades aledañas puedan realizar actividades de refuerzo escolar, talleres y más.
La meta se alcanzó por el trabajo en equipo entre los vecinos, voluntarios de la parroquia religiosa Cristo Rey, representantes del Centro de Educación y Capacitación Laboral “Fe y Alegría” y el equipo del Departamento de Extensión Social Universitaria (Desu) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab Guayana).
Tres meses de trabajo permitieron armar el proyecto, establecer comisiones y responsabilidades, buscar recursos y por supuesto, ejecutar el plan que incluyó la intervención con pintura y reparaciones en las bibliotecas.
A un lado quedaron diferencias políticas, buscaron una solución a la falta de espacios y centros culturales en la ciudad que, de acuerdo con estudio del Proyecto de Desarrollo Urbano Local (Pdul) que realizó la Alcaldía de Caroní en 2006, se necesitaban más de 50 en todo el municipio Caroní.
Los vecinos ven la biblioteca lista y en la cara se les lee un “lo logramos” de orgullo, pero que deriva en una nueva etapa de autogestión.
En otro punto de la ciudad, en el histórico Centro Cívico de Puerto Ordaz desde hace ocho semanas, un grupo de ciudadanos, artistas y emprendedores decidieron meterle la mano al antiguo teatro del Cine Ordaz.
Abandonado ya hace más de una década –precisar la fecha es difícil- el espacio pudiera ser escenario para actividades de danza, música, pintura, teatro y más. Así lo conciben Yeccika Bermúdez y Artemio Fierro; líderes del proyecto de recuperación.
No han parado de limpiar, de raspar las paredes, de revisar con técnicos las instalaciones eléctricas y tienen una campaña activa para la recolección de pintura y todos los materiales necesarios para adecuar el recinto.
A manera de fenómeno cada vez son más los vecinos y ciudadanos que se suman voluntariamente para la recuperación de lugar, como la periodista Jenny Araque que dirige un club de lectura y se unió con su hijo Eduardo, las hermanas panaderas Nidia y Nilda Velásquez o el director de cine José Zamora. Los mueven las ganas de que la ciudad cuente con nuevos lugares para el esparcimiento.
Hay más ejemplos: los vecinos de Alta Vista sur y la recuperación de la plaza, lo que sucede en Los Olivos y Villa Asia con el tema de la basura y el rescate de la carrera Roma, el mantenimiento de un área en Sierra Parima para hacer deportes, el trabajo comunitario en La Laja y en El Roble por dentro. La comunidad va tomando las riendas.
Radiografía
La ciudad necesita ciudadanos. El título no es mero crédito o algo que se dé por sentado: un ciudadano vive la urbe, exige el respeto a sus derechos y bienestar y con responsabilidad, se suma activamente al cambio que desea ver.
Se llega al tema del liderazgo comunitario y sobre la necesidad de un ciudadano que incluya en su perfil las competencias y características para involucrarse en la consecución de proyectos que beneficien a la comunidad.
Desde las figuras de asociaciones de vecinos a los consejos comunales, el rol de las instituciones públicas y privadas, las organizaciones no gubernamentales, escuelas, liceos, universidades, grupos culturales y deportivos, fundaciones sociales: todos los aportes suman.
La crisis económica y la polarización política han influido en la manera en la que los ciudadanos se involucran en las acciones en pro de su comunidad. Bien sea mezclándose nada más para obtener un beneficio como por ejemplo estar en una lista para las cajas del Comité Local de Abastecimiento Popular (Clap) o los operativos de gas.
De allí no hay un siguiente paso y con el impacto de la diáspora que ha dejado una brecha entre generaciones (niños y tercera edad), la demanda de que más jóvenes y adultos se tomen el tiempo de hacer ciudad adquiere carácter de urgencia. ¿Cómo se estimula, entonces, el liderazgo serio y comprometido?
Diagnóstico
El tema de desarrollar ese sentido de pertenencia es para muchos gestores culturales y comunitarios, la gran tarea.
En el irregular escenario económico venezolano en el que la prioridad es “trabajar para comprar comida”, todo lo relacionado con otras áreas como la cultural, lo social o el mismo deporte pasan a un quinto plano.
Por eso estimular la figura del líder responsable y que trabaje por el bienestar del colectivo se acentúa. “Yo quiero que la ciudad tenga más opciones, más parques, teatros o hasta que se recuperen las mismas áreas verdes dentro de nuestras comunidades. Pero parece que no a todos los vecinos les importa lo mismo, hay un pensamiento individual, solo piensan en lo suyo. No hay respeto por los árboles, por los monumentos… y eso, tiene que ver mucho con la educación que se da en la casa. Y ni hablar de las autoridades, dime ¿qué se ha construido aquí desde los años 80 y 90 para lo cultural? No hay planes para eso”, dice María (nombre falso, prefiere guardar su identidad pues pertenece a un consejo comunal), quien lleva más de 20 años haciendo trabajo social en zonas de San Félix.
María comparte su opinión pues ha pateado la calle, ha entregado cartas y hecho las diligencias correspondientes aunque no reciba respuesta. Ha desarrollado esa capacidad de “resolver”, de unirse con sus vecinos y ver cómo hacen posible los proyectos. “Porque si nos ponemos a esperar recursos o apoyo de los entes oficiales, aquí estaríamos secos”, dice en tono de broma.
Ocurre otro fenómeno: la gente quiere que sucedan cosas, que se hagan proyectos, pero eso sí… que otro organice y después les avisan para ver “en qué pueden colaborar”.
Esa “apatía” es la barrera que se vuelve un común denominador en muchos sectores de la urbe. Los líderes o vecinos “empoderados” y preparados para el abordaje de proyectos deben enfrentarse a ese escenario y poco a poco ir sumando a los residentes como aliados, delegando, haciéndolos parte del trabajo. No es sencillo, ni rápido… pero se avanza.
La clave
Para el sociólogo Luis Hernández Cumana, con amplia experiencia en Desarrollo Social de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), los proyectos comunitarios pueden tener éxito y mantenerse en el tiempo, si se consideran dos elementos claves..
“Un elemento tiene que ver con el tema del liderazgo por la comunidad, que allí vamos a referirnos precisamente a aquellos líderes que desarrollan un trabajo en la comunidad que persiguen de alguna manera, más allá de la influencia político partidista, persiguen que la comunidad se empodere para el desarrollo de acciones que permitan mejorar la calidad de vida de la gente”, apunta Hernández Cumana.
Continúa: “El otro elemento tiene que ver con el liderazgo de la comunidad, que hace referencia a un concepto que se viene utilizando desde hace mucho tiempo que es el tema del capital social; que es la capacidad de asociación que pueda tener la gente con respecto a las normas cívicas y a la confianza mutua que pueda desarrollarse en una comunidad”.
“Mi experiencia en ese campo me ha llevado a visualizar que muchas veces el tema de los líderes, se agotan. Pasa que llegan a un momento de agotamiento por la actividad que han venido desarrollando y permite que algunos proyectos decaigan. Si no está el líder el proyecto decae. Tiene que ver básicamente porque no han logrado el desarrollo de lo que en términos generales se conoce como capital social, la confianza, la cooperación”, añade el sociólogo.
El especialista en organización y trabajo social subraya que no pueden dejar de lado en el desarrollo de los proyectos de la comunidad a la administración pública o la administración privada de algún ente que financie los proyectos.
La formación de líderes y dotarlos de herramientas en estructuración de proyectos, conocimientos en áreas como administración y finanzas, oratoria, mercadeo, protocolo, planificación y trabajo en equipo debe estar presente en cada iniciativa social que se emprenda y que los involucrados puedan aprender y reforzar las áreas en las que necesiten crecer.
No puede quedar fuera el conocimiento de leyes, decretos y todo el marco legal que señala los deberes del Estado venezolano en las responsabilidades del bienestar del ciudadano en cuanto a garantizar servicios básicos y todas las áreas que ofrezcan calidad de vida como salud, cultura, turismo, alimentación y deportes.
Perfil del líder
–Honestidad
-Educación
-Credibilidad
-Responsabilidad
-Sentido de pertenencia
-Capacidades y habilidades
-Empatía
-Asertividad
-Visión amplia
-Inclusivo
-Trabajo en equipo
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