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Ingenieras guayanesas desafían barreras del oficio y reafirman liderazgo

Bajo el nombre “Ingenieras Transformando la Educación, Creando Empresas e Innovando Industrias”, se desarrolló un conversatorio que reunió a profesionales que han convertido la ingeniería en un acto de resistencia, cuidado y transformación social.
viernes, 31 octubre 2025
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Karla Ávila Morillo | Las asistentes estuvieron compartiendo sus trayectorias que van desde las aulas y las empresas básicas, hasta los laboratorios, fundaciones y emprendimientos

En una sala del Colegio de Ingenieros de Venezuela, seccional Ciudad Guayana, un grupo de mujeres desafió más que los prejuicios: desafió la historia.

Bajo el nombre “Ingenieras Transformando la Educación, Creando Empresas e Innovando Industrias”, se desarrolló un conversatorio que reunió a profesionales que han convertido la ingeniería en un acto de resistencia, cuidado y transformación social.

En un entorno históricamente masculinizado, hablar de liderazgo femenino en la ingeniería aún supone romper silencios y esquemas.

Sin embargo, estas mujeres lo hicieron con voz firme, compartiendo sus trayectorias que van desde las aulas y las empresas básicas, hasta los laboratorios, fundaciones y emprendimientos.

“Este es un evento de mujeres para mujeres ingenieras”, enfatizó la ingeniera María Álvarez, quien impulsó la iniciativa para visibilizar tres dimensiones esenciales en el ejercicio profesional: la docencia, la empresa y el emprendimiento. Tres caminos donde las guayanesas han dejado huella, sin renunciar a la empatía ni al propósito de servir.

Entre planos, aulas y sueños

La ingeniera Sol Azócar lleva 22 años en la docencia universitaria. Desde las aulas de la Unexpo y otras instituciones, ha visto evolucionar generaciones de estudiantes y métodos de aprendizaje.

“Antes teníamos que comernos un libro para hallar una respuesta; ahora los estudiantes copian la clase en el teléfono. Aun así, seguimos enseñando con paciencia, siendo profesoras, madres, psicólogas y amigas”, expresó.

Su testimonio fue un retrato del compromiso femenino con la educación, un terreno donde la pedagogía y la contención emocional son tan importantes como la técnica.

Del aluminio al cacao: ingenieras que reinventan su propósito

La ingeniera Nereida Rodríguez recordó sus tres décadas en Alcasa, donde fue una de las pocas mujeres en ocupar cargos técnicos y de supervisión.

“A los 24 años ya era supervisora. Siempre he combinado el trabajo con el deporte, porque también hay que tener equilibrio”, dijo.

Su constancia simboliza la presencia femenina en la gran industria guayanesa, muchas veces invisible pero determinante en su desarrollo.

Otro ejemplo de reinvención lo dio Lucila López, ingeniera mecánica egresada de la Unexpo, quien dejó atrás la rutina de los planos para crear su marca de autor.

“Aprendí a hacer chocolate desde el grano de cacao y descubrí que la mayoría de los chocolates comerciales no son verdaderos. Quise recuperar ese valor”, explicó. Con su emprendimiento, López mezcla ingeniería y arte, demostrando que la innovación también puede ser un acto de identidad cultural.

El poder del cuidado y la comunidad

Para las ingenieras Josette Quintero y Janeth Molina, la ingeniería se conectó con la empatía. Ambas forman parte de la Fundación Alzheimer de Venezuela, capítulo Bolívar, donde aplican la organización y disciplina aprendidas en su profesión al servicio del acompañamiento humano.

“Empecé por mi mamá, que desarrolló Alzheimer. Hoy capacitamos cuidadores y acompañamos a familias con amor y compromiso”, compartió Quintero.

Molina, por su parte, representa la capacidad de adaptación: ingeniera en sistemas, comerciante y voluntaria. Su historia refleja la versatilidad femenina en profesiones donde aún se duda de la capacidad de las mujeres para liderar.

Ingeniería con propósito

La ingeniera Amparo Arias, tras 25 años en Pdvsa y una maestría en ambiente, decidió dejar la empresa para “empezar a vivir”. Desde la ONG Juntos por Caroní, impulsa programas educativos para jóvenes emprendedores de sectores vulnerables. “Queríamos que aprendieran a calcular los costos de sus productos para que sus sueños no fracasaran”, comentó.

Su experiencia une el conocimiento técnico con la transformación social, demostrando que la ingeniería puede tener rostro humano.

 

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