Conoce las historias de estas madres incondicionales
Para cada mujer, la maternidad es una experiencia diferente, pero en todas ser madres, marca un antes y después en sus vidas.
Ser madre implica desarrollar un amor verdadero e infinito con el cual es posible guiar los pasos de sus hijos, los cuales llegan a convertirse en el motor que les permite salir adelante.
Para conmemorar el Día de las Madres, PRIMICIA resalta la historia de algunas mujeres que, desde diversas perspectivas y a pesar de los obstáculos, han luchado por hacer de sus niños buenas personas.
Sus testimonios reflejan el amor y la fortaleza con la que muchas construyen el mejor futuro posible para ellos.
Madres privilegiadas
Rosario León es una mujer llena de amor y sonrisas. A sus 80 años reconoce que ser madre no es una tarea fácil, pero con mucho esfuerzo logró que sus cuatro hijos se formaran como profesionales y personas de bien.
Para ella, tener a sus hijos es una de las mayores bendiciones que ha recibido en su vida. Aunque enviudó hace algunos años, junto a su esposo formó una familia que hoy le retribuye con afecto y atención cada uno de sus gestos de madre.
Ahora que vive una etapa como abuela, manifiesta que sus preocupaciones son que sus cinco nietos también puedan “salir adelante” y lograr cada uno de sus propósitos.
“Mis hijos ya están hechos, supe orientarlos y poner los puntos sobre las íes”, comenta al recordar que dedicó su vida a formar un buen hogar.
A las demás madres les aconseja tener sabiduría, paciencia y la mejor intención para guiar a sus hijos, ya que “hoy necesitan de mucha orientación y ayuda, sobre todo emocional”.
“Soy una de esas madres privilegiadas por Dios”, asegura.
Amor incondicional
Sallury Reinales es una de las madres venezolanas que decidió migrar. Actualmente desde Perú, asegura que hace lo posible por criar de la mejor manera a su pequeña hija, Isabel Alejandra.
En este nuevo lugar para ambas, ha intentado adaptarse a otras costumbres y afrontar la reciente pérdida de su padre, quien se había mudado antes que ellas.
“Eso dio un cambio completo a todo (…) ha tocado salir adelante por mi bebé y mi mamá, quien me ayuda con ella mientras salgo a trabajar”, señala.
Como madre asegura que uno de los mayores retos es lograr que su hija -de casi dos años- sea una persona buena y feliz. Esto le ha llevado a desarrollar fuerza, inteligencia y paciencia, además de otras cualidades que no conocía.
“Hacerle ver que aunque está en un mundo en el que se les exige ser los mejores en todo, a veces ser el mejor en algo no te da felicidad. Y que sepa apreciar todo lo que tiene a su alrededor”, señala sobre sus propósitos.
Reinales reconoce que el amor de mamá es realmente incondicional, pues ha entendido “lo que es dar la vida por el otro”. Además, este le ha ayudado a crecer frente a los problemas.
“Todas las madres llevamos a una guerrera dentro”, resalta. A partir de su experiencia, sostiene que lo importante es disfrutar y vivir “al máximo” cada instante con los hijos, ya que “son lo mejor que Dios nos ha podido dar”.
Añade que una de las citas que la ha acompañado en el caminar como mamá es: “Instruye al niño en el camino correcto, y aún en su vejez no lo abandonará”.
Madres sin fronteras
Para Nilsa Mejías, ser madre ha sido una hermosa experiencia. Sin embargo, ha tenido que aprender a sobrellevar la distancia que ahora la separa de una de sus cuatro hijas.
“Se fue a Argentina y para nosotros fue traumático de que se haya ido sola”, comenta al recordar que la vida como inmigrante no siempre resulta ser fácil.
Durante este tiempo no ha recibido físicamente sus abrazos ni sus besos, por lo que reconoce que “estamos con esas ganas de vernos”.
Los canales digitales han estrechado un poco la distancia, aunque con inestabilidad en la conexión a internet, a veces “se desespera” por no poder comunicarse con su familiar.
Uno de sus mejores logros como madre es darles el apoyo necesario a sus hijas y estar con ellas “paso a paso” para guiarlas y educarlas, por lo que agradece que “han tomado las recomendaciones que les hemos dado”. Resalta que hoy todas son mujeres profesionales.
Dentro de sus temores se mantiene la posibilidad de que algún daño afecte a sus hijas y “por eso uno se pone chiquitico aquí y empieza a rezar para que Dios los cuide y los proteja”, sostiene.
Recuerda que criarlas no fue un proceso fácil, pero además de su esfuerzo, contó con el apoyo del padre de sus hijas y de quien “podía poner su granito de arena”.
También dirige un mensaje a otras mujeres, recordándoles que sean educadas con sus hijos, les den su apoyo y “en las buenas y en las malas sean madres siempre”.
Luchar como mamá
Criar niños en Venezuela es para muchas madres un verdadero reto. Solmerys Bello recuerda que al momento de recibir a su hija, hace cinco años, en el país la escasez era bastante marcada, en especial en los medicamentos.
Este obstáculo, lo suma a las dificultades para darle una buena educación escolar a su niña, pues debido a la situación económica actual, los maestros toman parte de su tiempo para protestar.
Sin embargo, resalta que ser mamá siempre estuvo dentro de sus planes, y aunque su vida ha cambiado desde entonces, esta ha sido “la mejor sorpresa” que ha tenido.
Su propósito es formar a su niña con grandes valores, por lo que sostiene que cada madre debe seguir adelante porque “en la fuerza está el poder”.
“Teniendo fe de que algún día esto cambie para continuar, pero mientras tanto queda luchar y luchar en nuestra querida Venezuela, para las que estamos aquí”, manifiesta.
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