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Ciudad Guayana prioriza alimentos frente al consumo tradicional de diciembre

En medio de las dificultades económicas y de servicios, la ciudadanía apuesta por sostener la tradición desde lo posible
viernes, 26 diciembre 2025
cena navideña
Cortesía | Diciembre entre la previsión, la mesa navideña y el ajuste del bolsillo de los guayaneses

Las compras decembrinas en Ciudad Guayana, municipio Caroní, reflejan hoy un cambio significativo en las prioridades de las familias. Lejos de la abundancia y el consumo impulsivo que durante años marcaron la Navidad, los ciudadanos coinciden en que la planificación anticipada y la garantía de lo esencial —especialmente la alimentación— se han convertido en la principal estrategia para cerrar el año.

 El periodista César Toledo explica que, desde hace tiempo, opta por comprar con antelación y evitar la llamada “fiebre” de diciembre. “En la actualidad compro lo básico. Antes de diciembre voy adelantando cosas para la casa, como pintura o artículos necesarios, y no espero a que lleguen esas supuestas ofertas del ‘Black Friday’ venezolano”, comenta con ironía.

Toledo cuestiona la transparencia de los descuentos locales y contrasta esa realidad con su experiencia pasada en Estados Unidos, donde las liquidaciones eran reales y asequibles. Para él, ese hábito de comprar con tiempo quedó como herencia de una época de mayor poder adquisitivo y movilidad.

Desde la mirada académica, el profesor universitario Juan Vásquez coincide en que la prioridad está clara: asegurar la comida. “La gente compra para la cena, eso es lo más seguro. Los estrenos pueden esperar o reutilizarse”, señala. Aunque reconoce que algunos adquieren ropa por necesidad, enfatiza que productos como jamón ahumado, aceitunas, pasas, panetón y los ingredientes del tradicional pan de jamón concentran gran parte del gasto decembrino.

En sectores residenciales como Alta Vista, la familia Robles describe una realidad aún más ajustada, donde los gastos fijos pesan tanto como la mesa navideña. “Todos estamos priorizando la comida y los servicios. Aquí incluso hemos tenido que pagar de forma privada la recolección de basura”, relatan. Detallan cómo, desde agosto o septiembre, solían comprar poco a poco productos para diciembre, pero este año el margen fue menor. Aun así, mantienen prácticas como congelar el cochino o el pan de jamón para rendir mejor el presupuesto. Para ellos, la celebración se redefine: “El mejor regalo es estar juntos y con salud”.

Por su parte, la profesora Irma Iorio resume el espíritu de muchas familias guayanesas: una Navidad centrada en lo casero y lo afectivo. “Compro para preparar una cena especial: pan de jamón sin gluten, rollo de carne, dulce de lechosa y turrones de almendra”, explica, resaltando el valor de adaptar las tradiciones a las necesidades familiares.

Las voces recogidas coinciden en un punto clave: en Ciudad Guayana, diciembre ya no es sinónimo de derroche, sino de previsión, creatividad y resiliencia. La mesa navideña sigue siendo el centro del encuentro, aunque con ajustes y sacrificios. En medio de las dificultades económicas y de servicios, la ciudadanía apuesta por sostener la tradición desde lo posible, reafirmando que, más allá de las compras, la Navidad se construye con planificación, unión y gratitud.

 

 



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