Especiales

Yolbert Barajas: Un guayanés en el Ballet Juvenil Teresa Carreño

Nacido en Tumeremo, cambió el fútbol por la danza sin arrepentimientos.
viernes, 19 julio 2019
Elieser Silveira | Está residenciado en Caracas

A Yolbert Barajas siempre le cautivaron las producciones de eventos venezolanos en televisión.

Desde muy pequeño los miraba por ratos en casa hasta que su imaginación lo llevó a sorprenderse a sí mismo en uno de los escenarios más iluminados de la noche, con la compañía de pulsos en todo su cuerpo que respondían al ritmo de la música; Yolbert descubrió que quería bailar.

No veía a los bailarines que en el momento danzaban en la tarima, lo que pudo ver a través de su pantalla, fue la nueva pasión que a partir de entonces se apoderaba de su vida.
Era momento de abrir las alas, así que a sus 17 años, deja su ciudad natal, Tumeremo, para iniciar sus estudios de Derecho en Puerto Ordaz.

“Pero me di cuenta que eso no era lo mío”, manifiesta Yolbert.

Como le había quedado la curiosidad por el baile, decidió unirse a Danzas Yacambú: prestigiosa agrupación de baile. De ese modo asistía a la universidad en la mañana y a danza en la tarde; solo mantuvo la rutina por poco tiempo, ya que Yolbert renunció a su incipiente carrera universitaria.

Inicios sólidos

“Ana Díaz fue mi primera maestra de baile. Empecé en Danzas Yacambú bailando danza nacionalista y contemporánea”. Pero paralelamente, más tarde, Yolbert se uniría a Ballet Zandra Patricia.

“Mi maestra Zandra Patricia fue quien me regaló mis primeras zapatillas de media punta, ella vio algo en mí, observó que era bueno danzando”, explica el joven bailarín.

“En enero de este año, sufrí una lesión en un juego de fútbol y por eso guardé un mes de reposo. La maestra Zandra me llamó para decirme que volviera al ballet, porque mi objetivo era seguir con la danza, por eso, luego que me recuperé, me instruyó y trabajamos duro para ser parte del IV Festival Nacional DanzaEs 2019, donde participan varias agrupaciones de bailes nacionales. A partir de allí la danza fue mi prioridad y ya no tenía tantos compromisos con Danzas Yacambú”, revela.

Festival de la suerte

Zandra Patricia le otorgó la oportunidad de coreografiar a su grupo de ballet para el festival, así que el joven bailarín invirtió todo su esfuerzo para dar lo mejor de sí.

Lo que lo ponía nervioso: el jurado del festival que estaba conformado por la directiva del Teatro Teresa Carreño, (complejo cultural conocido como la casa de las nuevas artes, uno de los más importantes de América Latina y el segundo más grande de América del Sur).

El primer día del festival bailó con Danzas Yacambú al ritmo de las danzas nacionalistas, pero el segundo día de su participación en el evento fue el inicio de algo grande.

“En Lo Más Profundo de mis Pensamientos,” fue la pieza que compuso bajo la supervisión de su maestra.

“De allí saqué mi lado intérprete. Busqué fuentes de inspiración en varias películas, escuché diálogos y todo ello dio como resultado una pieza que trataba los trastornos mentales, donde en escena yo era el único varón”, explica.

Esa misma tarde el jurado quedó maravillado, tanto, que ofrecieron al bailarín un contrato para preparase como integrante del Ballet Juvenil del Teatro Tersa Carreño, cuyas filas, su maestra, Zandra Patricia, ocupó en su juventud.

“Después que me dijeron eso, ya no me importaba el primer lugar, la compañía más grande de formadores de ballet de Venezuela querían que fuera parte de ellos y esa, realmente, fue mi victoria”.

Sin embargo, las buenas noticias no dejaban de llover, ya que su composición de baile lo hizo merecedor del primer lugar en la categoría Grupos Contemporáneos Juveniles.

La oportunidad

Hay mucha gente que se postula a los diversos eventos que realiza el teatro a nivel nacional. Varios artistas han tenido que audicionar hasta dos veces, con unos largos meses de preparación y esfuerzos sobre sus pies.

El talento de Yolbert iluminó las expectativas de los jueces al verlo bailar y lo contactaron, incluso cuando no era intención del joven audicionar para contar con un contrato por parte de ellos.

“Los maestros me pidieron mis papeles, llamé a mi mamá y le dije que tenía que irme a Caracas rápido, ella aceptó y me apoyó. Eso fue un sábado, el siguiente viernes ya estaba en Caracas ensayando. Me puse muy nervioso, porque hay demasiado talento, mucha gente con bastante técnica, y tenía que igualarme a ellos o hacerlo mejor, entonces tuve que practicar muy duro y con disciplina. No pensaba que existían ese tipo de escuelas por toda la crisis que atraviesa el país, lo que me hace sentir más orgulloso de lo que hago”, cuenta, el talentoso bailarín.

Según Yolbert, el Teresa Carreño es la supremacía de la danza porque es una organización “demasiado profesional en todos sus espacios”, acompañado de los elementos que conforman el arte, por eso cada día y cada clase que recibe, lo toma como un aprendizaje.

“Todo inicio no es fácil, al principio sentía que solo bailaba y no hacía nada, estaba deprimido porque no estaba estudiando, pero lo que me pasó en el festival fue una prueba de que lo que estoy haciendo, vale la pena”, con mucha determinación, relata Barajas.

“Veía a los bailarines que tienen mucha técnica, pero eso no me hizo dudar de mi potencial en el ballet, lo que me frustraba, era, no poder bailar de la forma en que ellos lo hacían, pero para eso me estoy preparando y dando mi gran esfuerzo”.

Apoyo familiar

La madre de Yolbert no ha pertenecido a ninguna agrupación de baile y nunca ha practicado el ballet, a pesar de eso, para él cuenta como gran inspiración en todo lo que hace.

Siempre lo ha apoyado en todo y siempre estuvo muy contenta de lo que hace. Aunque ambos se encuentran físicamente separados, actualmente, Barajas reconoce que todo sacrificio
tiene su recompensa. “Solo somos mi madre y yo, así que es fuerte la situación, me hace mucha falta y sé que es algo que a ella le afecta aunque no me lo diga porque soy hijo único, pero siempre hablo con ella y se pone feliz con las cosas que hago”, comenta Barajas.

A partir de ahora, la danza para Yolbert se ha convertido en su proyecto de vida, piensa continuar el largo camino del arte y hacer una docencia en danza e ir más allá, no descansar hasta pisar tarimas internacionales.

“Soy partidario de que la vida da muchas vueltas, pienso estar en el Teatro Teresa Carreño hasta que pueda, quiero ser un bailarín profesional internacional y dejar en alto la cultura, dando a conocer que la gran formación de baile en Venezuela a través de mi trabajo”, expresa el bailarín.

Cree que el artista tiene que dejar todo en un escenario porque el público merece respeto, y mostrando que se ha preparado para enseñarle al público lo que tiene para dar, es la forma de hacerlo.

El mensaje de Yolbert para todos los soñadores: “Las cosas en la vida se logran a través del trabajo duro, esa es la clave de todo. También hay que tener en mente a donde se quiere llegar. Las personas que trabajan por su sueño no deben rendirse, tienen que enfocarse en lo que falta por lograr; en esta crisis que atraviesa el país el arte no debe politizarse, no debe dividir, todo lo contrario, el arte une a la gente y por eso es una de las cosas que más amo en este mundo”.

 

 

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