¿Cómo controlar un ataque de pánico?

El problema de un ataque de pánico, sobre todo cuando sucede por primera vez, es que crees que sufres un infarto, que tu vida está en peligro, y buscas lógicamente atención médica inmediata.

Si ya te ha sucedido otras veces y sabes identificarlo o te das cuenta de que realmente no tienes los síntomas de un infarto (como dolor y opresión en el pecho), entonces puedes intentar controlar la crisis.

A pesar de que los ataques de pánico no ponen en riesgo la vida, pueden provocar mucho miedo y afectar, de manera significativa, tu calidad de vida. Sin embargo, el tratamiento puede ser muy eficaz.

¿Cómo controlarlo?
Un buen remedio casero para la ansiedad es tomar el té de parchita o el té de manzanilla con toronjil tan pronto como surgen los primeros síntomas de ansiedad como sensación de opresión en el pecho, falta de concentración y estar pensando siempre en la misma situación.

Estos remedios caseros son buenos para combatir la ansiedad porque poseen propiedades sedantes que ayudan a calmar el sistema nervioso y pueden ser consumidos por niños de más de 2 años.

Tanto la manzanilla como el toronjil son plantas conocidas popularmente por ser calmantes y en algunos estudios parecen reducir rápidamente los síntomas de ansiedad, inclusive en casos de trastornos de ansiedad. Sin embargo, estas plantas no parecen evitar que surjan nuevas crisis.

Para preparar el té, basta con colocar las hierbas en una taza, cubrir con agua hirviendo y tapar. Se debe esperar a que esté tibio, colar y beber varias veces al día.

Mientras que para el té de parchita, es necesario licuar la pulpa de la parchita con las semillas por 3 segundos. A continuación, se deben colar las semillas, juntar 100 ml de agua y la miel al gusto.

Para que este remedio casero haga efecto hay que tomar 6 vasos al día.

Síntomas
Los ataques de pánico suelen comenzar de forma súbita, sin advertencia. Pueden aparecer en cualquier momento: cuando estás conduciendo, en un centro comercial, cuando estás profundamente dormido o en medio de una reunión de negocios. Puedes tener ataques de pánico ocasionales o con frecuencia.

Tienen muchas variantes, pero los síntomas suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos. Cuando desaparece, puedes sentirte fatigado y exhausto.

Algunos de los signos que se presentar al atravesar un ataque son:

Sensación de peligro o fatalidad inminente; miedo a perder el control o a la muerte; taquicardia y palpitaciones; sudor; temblores o sacudidas; falta de aliento u opresión en la garganta; escalofríos; sofocos; náuseas; calambres abdominales; dolor en el pecho, entre otros.

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