Un patrón al que hay que decir: ¡Basta!
Bolívar sigue siendo referencia en cuanto a los índices de violencia. Y es que no solo por los hechos sangrientos que se han suscitado, sino por la elevada cantidad de casos de agresiones contra la mujer que se reporta.
De acuerdo con el informe del Observatorio Guayanés de Violencia de Género, más de 6 mil casos de agresión física contra las mujeres se registraron durante 2018, lo que representa un aumento de 18,72 %. El municipio Caroní es el de mayor incidencia.
Sin embargo, el escrito sitúa a Heres como el de mayor riesgo debido a su alta densidad poblacional, seguido de Gran Sabana.
Para el coordinador regional del observatorio, Miguel Vincenti, “la violencia física continúa dominando el espectro de este flagelo”.
Con estas alarmantes cifras, queda en evidencia que el aumento de este delito es inminente.
En lo que va de 2019, entre 15 a 20 mujeres han acudido a diario por ayuda al Instituto Municipal de la Mujer (IMM), en Ciudad Guayana. La mayoría de los casos son reportados los días lunes.
Nada más en junio se atendieron a más 100 damas con edades comprendidas entre los 20 y 26 años, por recibir maltratos. Así lo dio a conocer la directora del departamento de Atención a la Víctima del IMM, Yosmar Martínez.
La abogada mencionó que de las 21 formas de violencia de género que se conocen, cuatro son las de mayor incidencia. La psicológica ocupa el primer lugar, seguida de la patrimonial, física y acoso y hostigamiento.
También mencionó las relacionadas con el abuso sexual, intrafamiliar y amenazas económicas.
Según los registros que se manejan en el IMM, las parroquias de San Félix son las que registran un alto índice de casos reportados. Con un 37 % la parroquia 11 de Abril encabeza la lista, seguidamente Vista al Sol con un 33 %, Simón Bolívar con 28 %, Chirica con 26 %, Dalla Costa con 10 % y Yocoima con un 3 %.
En Puerto Ordaz la de mayor incidencia es Unare.
En la capital bolivarense se supo que entre los meses de marzo a mayo, nada más en la policía estadal se recibieron más de 200 denuncias relacionadas con violencia de género.
Trabajo mancomunado
Desde el IMM se conoció que se hace un trabajo mancomunado con los distintos ente de seguridad, Defensoría del Pueblo y representantes del Ministerio Público.
Aseguraron que luego de la asesoría legal que se imparte en la Casa de la Mujer, en San Félix, se procede a realizar las citaciones de las partes para llegar a una conciliación, dependiendo de la receptividad tanto de la víctima como del victimario.
Lo ideal en estos casos es que la mujer denuncie y busque asesoría a tiempo, pues garantizará que no siga siendo víctima de maltrato que pueden generar consecuencias psicológicas y sociales.
Formación
Como parte de la ayuda impartida por el IMM, en la Casa de la Mujer se lleva a cabo un programa de capacitación emanado por el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, con la finalidad de contribuir a la erradicación de este tipo de violencia.
La directora de la institución, Consuelo Briceño, reveló que hasta la fecha 160 féminas se han formado como promotoras, obteniendo herramientas mediante la realización de charlas educativas que les enseñen las rutas de la violencia y conocimiento para confrontar este flagelo.
Asimismo, detalló que dichas promotoras se forman para que en cada una de las parroquias haya una representante que pueda ser el pilar para ayudar a otras mujeres vulnerables a maltratos y que desconocen los pasos que deben seguir o a dónde acudir para buscar ayuda.
Mencionó que dentro del proceso de formación también se hace énfasis en otros temas como lo es la trata de personas.
Destacó que en el instituto se les brinda ayuda médica y psicológica.
Puedes decir ¡basta!
Hay cientos de mujeres que sufren en silencio golpes, maltratos y que no se han atrevido a decir “basta” por temor a quedar solas, pero lo que desconocen es que ya están solas.
Si bien es cierto que son muchos los factores para que los hombres lleguen a cometer este tipo de delito, los expertos en el tema consideran que “hay un maltratador porque hay alguien que permite el maltrato”.
Yamileth Pinto, en su larga trayectoria como Life Coach, en cuanto a la conducta agresiva de un hombre contra una mujer, indicó que por lo general el que es maltratador ha crecido en un ambiente familiar de agresiones violentas, por lo que se crea un patrón.
En cuanto a las mujeres que deciden callar, indicó que la mayoría también sigue un patrón y conductas que han aprendido a lo largo de su vida, afectando su autoestima.
“La mayoría de ellas tiende a culparse y a justificar el trato cruel que recibe de un hombre. Tienden a aguantar porque piensan que esa persona puede cambiar, pero ese cambio se da solo si el adversario tiene consciencia de la gravedad de su actitud”, puntualizó.
La también consejera familiar enfatizó que el problema, además de seguir un patrón, puede derivarse de un trastorno mental que no ha sido tratado o que no ha sido aceptado por quien lo padece.
Enfatizó que muchos “no hablan de sus antecedentes por temor al rechazo, las injusticias, el abandono y la poca compasión”.
Sin embargo, alegó que hay señales en la relación que indican que algo no está bien.
Agregó que en la actualidad las parejas no están cumpliendo el ciclo vital que se requiere para formar una familia. “No se están relacionando”.
Cultura machista
Pinto, también especialista en Terapia Familiar, mencionó que dentro de este tipo de conductas también inciden los factores ambientales, es decir, la migración de las personas o la difícil situación económica que resulta un factor absorbente y estresante.
Cuenta que las personas al no tener las herramientas y el entrenamiento para sobrellevar la situación, genera un mal manejo de las emociones que termina en agresividad y violencia.
La psicóloga Maridelys Laurent coincidió con Pinto y comentó que no se puede dejar de lado el tema cultural.
Esto, aludiendo a la cultura machista que dice que el hombre es el sexo fuerte y la mujer, el débil.
Recordó que debido a esta creencia que el sexo masculino se acostumbró a pensar que tiene el poder de control en todos los aspectos, vulnerando las necesidades de la mujer y haciendo ver que ella “no puede levantar la voz”.
Ambas especialistas recalcaron que las formas de violencia más recurrentes que se cometen contra una fémina son las psicológicas y las físicas. “Y mayormente ellas no hablan y se van encerrado en sus problemas”.
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