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Relatos: Quienes viven del día a día, afectados por la cuarentena

La mayoría de los vendedores sigue saliendo a las calles, otros tratan de resolver por los grupos de venta en las redes sociales.
domingo, 26 abril 2020
Relatos
Archivo PRIMICIA | quedarse en casa “es sinónimo de no comer"

Javier Contreras despierta todos los días a las 4:00 a.m. Desde ese momento empieza su rutina: prepara café, desayuna, se baña y se alista para ir a trabajar.

Alrededor de un cuarto para las 6:00 a.m. sale de casa y camina hasta la plaza El Hierro, donde toma el transporte público rumbo a San Félix, específicamente hasta la escuela Antonio de Berríos, donde, junto con otro grupo de personas, ejerce la economía informal.

Para estos vendedores, quienes viven del día a día, quedarse en casa “es sinónimo de no comer”; por lo tanto, a pesar de la pandemia del coronavirus buscan su sustento.

“Hay que llegar temprano para poder conseguir puesto”, mencionó.

Es una especie de “perolero”. “Ahí consigues gente que vende ropa usada, aparatos electrónicos, repuestos, bolsitas con cigarro, de todo un poco. Ese es el día a día”, relató Contreras.

Señaló que se mantienen ahí hasta aproximadamente las 11:00 de la mañana, “porque ahora con la cuestión del coronavirus, uno tiene que recoger antes y salir antes de las 12:00 del mediodía”.
El señor Javier, de 52 años, regularmente vende cigarros, algunas veces “otras cositas que consiga”.

Antes de la situación de confinamiento generada por la pandemia del coronavirus, Javier trabajaba los fines de semana en el “perolero” de Alta Vista y de lunes a viernes se mantenía en San Félix, porque “es donde hay movimiento; en Puerto Ordaz no hay vida”.

Trabajar para “medio comer”

Contreras es Técnico de Seguridad Industrial. Aunque al principio quiso trabajar con eso, indicó que, para él y mucha gente, resulta más estar en las calles vendiendo. “Intenté buscar un trabajo estable, pero lastimosamente la remuneración era muy baja”.

Pero ahora trabaja “para medio comer, cuando se hace algo, porque a veces nos venimos con las tablas en la cabeza: sin nada”.

Dijo que el transporte del estado no está trabajando y es peor, porque el pasaje llega a costar Bs. 15 mil y a veces no se hace nada, por lo tanto, el gasto en transporte es pérdida.

Detalló que para comer, es con lo que haga en el día. “Antes tenía gente que está fuera del país y me ayudaba, pero con esta situación nadie está trabajando”, señaló.

“A veces si no hay para comprar la carne, toca comer estilo vegetariano”, explicó a modo de broma.

Vendiendo por las redes

Zuldelina Indriago también trabajaba todos los fines de semana en el “perolero” de Alta Vista, pero ahora le toca resolver por las redes sociales, ya que no tiene efectivo y los bancos están cerrados.

“Vendo salchicha detallada y por paquete, eso lo hago por Whatsapp, a través de los grupos de la comunidad y el mismo grupo del perolero”, precisó.

A Indriago se le hace “bastante difícil”, porque antes compraba los productos más económicos con el dinero que percibía por las ventas en el perolero, “con el efectivo que conseguía entre sábado y domingo, era más barato”.

“Sábados y domingos yo estaba fija en el perolero, no podía faltar porque era mi única entrada de dinero, es mi trabajo y tengo dos niños que mantener”, expuso.

Lamentó que ahora está sin trabajo “y sin saber cuándo nos vamos a reintegrar”.

Situación cuesta arriba

Indriago ofertaba “de todo un poco”: desde ropa, papelón con limón, besitos de coco, torta fría, teléfonos y lo que le dieran sus vecinos para vender. “Mis conocidos me daban cosas y yo les ponía un poquito más para obtener ganancias”.

“Ahí mismo en el perolero, con el dinero que hacía, compraba queso, plátano, yuca, naranja, entre otras cosas. Uno se ayuda mucho, eso es una familia enorme”, contó.

Indriago agradeció que ella cuenta con el apoyo de su esposo y no le ha faltado comida. Pero lamentó que su familia en Soledad (Anzoátegui) sí se ha visto perjudicada, porque con su ingreso ella la ayudaba.

“Se me ha puesto cuesta arriba mandarles o darles algo. Da mucha tristeza no tener cómo ayudarlos”, lamentó.

La dama insistió en que es necesario reabrir el “perolero”, tomando las medidas de seguridad necesarias.

Unos más afectados que otros

Eddy Toledo es otro que ve su economía afectada, por la cuarentena. Él trabajaba en el mismo sitio que Indriago y desde que inició el confinamiento su bolsillo resulta perjudicado.

Comentó que además de estar los fines de semana en el “perolero”, los días de semana salía a hacer cualquier labor en la calle, pero ahorita está “parado”.

Agradeció que el momento en que se podía comprar artículos tomó algunas previsiones. “Yo siempre fui de los que compraban que si un timbre, un caucho, una plancha y ahorita lo que estoy es vendiéndolos en el barrio y por los grupos en redes sociales”.

“Con eso gracias a Dios, es que hemos subsistido”, agregó Toledo.

Dijo que cuando estaba activo el “perolero”, su esposa tenía un puesto y vendía ropa, helados, artículos de ferretería y cosas que sobraban en la casa.

Toledo coincidió en que es necesario que se reactiven las actividades, pues solo son dos días a la semana.

“Supuestamente es por el aglomeramiento de personas, pero en cualquier unidad pública meten a la gente como cochinos y en el centro de San Félix está la gente uno arriba de otros”.

Precisó que no es justo que una minoría, del grupo que vive del día a día, se vea afectado y el resto no.

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