Reina Isabel II: El poder en rostro de mujer
“He visto una coronación y he sido la receptora en otra, lo cual es bastante notable”, dijo la reina Isabel II durante una entrevista para la BBC. Palabras para condensar dos momentos en la vida de una misma mujer: Elizabeth Alexandra Mary, quien cumplió 70 años en el trono y falleció este jueves 8 de septiembre.
A sus 96 años, la soberana presenció como 14 personas caminaban hacia la residencia con el número 10 de Downing Street, edificio que ocupa el primer ministro una vez electo. El primero que la saludó con su corona fue Winston Churchill, y tan solo este miércoles 7 de septiembre, ella recibía en Escocia las credenciales de Lizz Truss, apenas la tercera mujer en estar como máximo dirigente de la política británica.
Han habido momentos gloriosos en su vida, y otros no tanto para ella.
Isabel, la gran monarca, nació en 1926. Fue durante una mañana de abril, el 21 para ser más exacto, que el príncipe Alberto, entonces duque de York, la sostuvo por vez primera.
Oficialmente, pasó a ser heredera con 10 años. Su padre subió al trono como Jorge VI, en sustitución de Eduardo VIII.
Una vez en Buckingham, fue su madre quien supervisó su educación, guiada por una gobernanta, Marion Crawford.
Educación
Isabel recibió clases de Historia con el historiador Sir C.H.K. Marten, más tarde rector del prestigioso Eton College. También recibió educación en música e idiomas
Lilibet, apodo que le dio el rey Jorge, ingresó en el Servicio territorial auxiliar de mujeres como segunda teniente, convirtiéndose en el primer miembro de la familia real en alistarse a las fuerzas armadas a tiempo completo.
Era una joven de 19 años que buscó apuntarse bajo el nombre de Isabel Windsor en el conflicto bélico. Condujo un camión y llegó a ocupar el rango de Comandante Junior.
Una tarde de 1945, a eso de las seis, sonaba la radio. La multitud reunida escuchó de la voz desde el Palacio de Buckingham: la guerra concluyó. Y la familia real recibió de nuevo a Isabel, pero ahora bajo un noviazgo con Felipe de Edimburgo.
Entre el vaivén de las batallas, ella encontró ciertos momentos para cartearse con el joven duque, que ocupaba un cargo en la Marina.
La boda real fue el 20 de noviembre de 1947, en la abadía de Westminster.
Tiempo después, en febrero de 1952, falleció Jorge VI, mientras su heredera se encontraba lejos. Estaba en Kenia, África, en gira diplomática junto a su esposo Felipe.
Así, la corona recayó sobre ella. Tenía apenas 27 años.
En medio de un evento televisado, más de 20 millones británicos estaban atentos al reinado que recién daba un paso en Reino Unido.
Y a partir de ahí no faltó la controversia. Era el escenario del mundo y el Palacio de Buckingham un sitio inigualable para vivirlo.
Cuando estaba sumida en su cargo, ella decidió que la casa real llevaría el nombre de Felipe de Edimburgo, convirtiéndose en la Casa Mountbatten. Pero justo antes de la coronación la reina publicó una proclamación que anunciaba que su casa seguiría siendo Windsor para disgusto de Felipe, su esposo.
Vida Familiar
Isabel tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.
Con cada uno de ellos, como casi todas las madres, estableció un vínculo distinto y único, pero como pocas madres su “trabajo” muchas veces ensombreció ese vínculo.
Alcanza con un ejemplo: se casó enamorada de Felipe pero que como reina aceptó que su primogénito se casara por obligación con Lady Di, una muchacha dulce y sumisa que con el tiempo sería amada por su pueblo pero jamás por su marido.
Durante años, Isabel se negó a aprobar la relación de su hijo con Camilla Parker Bowles, su gran amor. Según versiones la acusaba de “ser una mujer malvada”, de haber arruinado el matrimonio del heredero y le vedó la entrada al Palacio.
Entonces tenía la monarca 50 años.
Por otro lado, su hija Ana fue siempre la confidente. Compartían pasatiempos, ya que ambas se dedicaron un tiempo como corredoras hípicas y amantes de los animales.
También las unía el sentido del deber, ya que Ana es conocida como “la más trabajadora de la familia real”. Mientras que su sentido de la moda muchas veces fue comparado, y las catalogaron de “víctimas del fashion”.
En plena pandemia, Ana de 69 años le enseñó a su madre de 94 sobre las videollamadas.
Para con sus dos hijos restantes, Andrés y Eduardo, hubo diferentes tipos de afecto.
Doce años después del nacimiento de su primogénito, dio a luz al que dicen fue el favorito de la reina. La crianza de Andrés fue dulce: con cuentos en la noche y enseñanzas por el día.
En 1986, el príncipe Andrés se casó con Sarah Ferguson, pero su matrimonio fue un fracaso y en 1992 se divorciaron. Poco a poco, el príncipe héroe se convirtió en el príncipe desastre.
Poco después, Isabel II intervino y le obligó a retirarse de la vida pública.
El cuarto y último hijo de la reina Isabel nació el 10 de marzo de 1964. Sin la presión de ser el heredero, la única niña o el preferido desde chico aprendió que no sería el foco de atención de su madre.
Cuando Eduardo cumplió 55 años, Isabel le hizo un regalo muy especial. Le concedió el título nobiliario de Conde de Forfar además del que ya poseía como Conde de Wessex. No sabemos si era lo que quería pero siempre es mejor una reina que te regala un título de conde que una madre que se olvida de tu cumpleaños.
Vida política
De Isabel II de Inglaterra se conoce una cantidad importante de encuentros y amistades junto a políticos. Una de los más recordados fue su lazo con Margaret Thatcher, la mujer que ocupó el cargo de primera ministra del país desde 1979 a 1990.
La verdad ninguna cometió en su actividad pública indiscreciones de alto nivel. De hecho, Thatcher llegó a comentar cuando publicó sus memorias, donde describió sus encuentros semanales con la reina en el palacio de Buckingham como “muy profesionales”, una “relación de trabajo”.
Hubo más momentos: la fortaleza física y sus largas giras comenzaron. La política incesante que la mermó en cierto puntos, pero nunca la tumbó por completo.
A su edad, Isabel II era también la soberana más longeva que ha tenido Reino Unido y la de mayor edad del mundo.
Una vez la cantante Maria Callas dijo: “Hay dos personas dentro de mí. Me gustaría ser Maria, pero debo estar a la altura de La Callas”. Y la verdad es que, rescatando las palabras de la soprano, se puede decir que la reina Isabel II siempre ha estado a la altura, pese a que también en ella hay dos personas: una gobernante y una mujer.
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