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Maestros llenos de amor y vocación con los bolsillos vacíos  

Para Ronald Guacarán, secretario de Reclamo por el Sindicato Unitario del Magisterio  Suma Caroní - Piar, comenzar un nuevo año no es símbolo de alegría ante las dificultades que enfrentan, a su juicio, el Gobierno Nacional irrespeta la profesión.
domingo, 15 enero 2023
Archivo PRIMICIA | Los maestros aseguran que no dejarán la calle hasta recibir respuestas del gobierno

Arnela Figueredo es maestra desde hace 20 años. Logró comprar su primer carro en el año 2007 con la primera liquidación; hoy el salario no alcanza ni para comer helado junto a su hija.

Historias como Figueroa se multiplican dentro del gremio, cuyos profesionales destinan el sueldo a la compra de “algo de comida”. Por esto, en el Día del Educador no celebran, al contrario toman fuerza para reemprender la lucha por las reivindicaciones salariales.

Para Ronald Guacarán, secretario de Reclamo por el Sindicato Unitario del Magisterio  Suma Caroní – Piar, comenzar un nuevo año no es símbolo de alegría ante las dificultades que enfrentan, a su juicio, el Gobierno Nacional irrespeta la profesión.

Contrario a lo esperado, los maestros reportan deudas pendientes y esperan por la firma de las contrataciones colectivas. Existe -según los docentes- el irrespeto a la calidad y la enseñanza de los alumnos por parte del Ejecutivo.

Según Guacarán pesa más el compromiso con su oficio dentro de las aulas de clase, pero “solo con vocación no se come; ellos tienen hijos, tienen familias”, tras recordar que la formación de esta carrera universitaria no es para cualquiera. Y con él coincide Arnela Figueredo, maestra en la Unidad Educativa Rafael Vega en el Core 8, quien ha visto crecer a sus alumnos y convertirse en profesionales, un aprendizaje que considera ha hecho con amor, dedicación y constancia, pero asegura que con 258 bolívares quincenales no pueden vivir.

“Los maestros somos la base, gracias a nosotros ellos son ministros, presidentes ¿por qué nos tratan así, si hemos dedicado nuestras vidas”, cuestiona Figueredo.

Por los beneficios solo han conseguido promesas incumplidas como bolsas de alimentación a los trabajadores de las escuelas estatales y nacionales, bono de 100 dólares que tampoco se los han cancelado; según Guacarán solo perciben un salario pírrico.

Sin herramientas

Los talleres de formación se realizan dos veces a la semana en los centros educativos, aunque el secretario de Reclamo por Suma Caroní –Piar duda de esta actualización de conocimiento, pues los colegas no cuentan con las herramientas dentro del salón como computadoras, tabletas  y con las pizarras acrílicas no tienen ni para comprar un marcador que ronda entre los 50 bolívares.

Mira de reojo a las Brigadas Comunitarias para la Educación y Salud (Bricomiles), debido a la falta de atención en escuelas como Mercedes Prosper que “está en el suelo, cuando llueve los niños tienen que salir del salón”.

Plantea que la educación de calidad debe comenzar con la atención a los maestros y defiende que los profesionales sí están preparados, pero el rendimiento del alumnado cambia al entrar en las instalaciones deterioradas y con deficiencia en los servicios.

Extendió el mensaje en el Día del Educador seguir la lucha no solo por ellos, también por su familias “sin miedo no se gana”, después de rechazar las amonestaciones o el amedrentamiento que reciben en las instituciones en las que trabajan, por alzar sus voces de protesta.

Época dorada

Judith Poleo de Zerpa, presidenta del Sindicato de Educadores Regionales -SER Bolívar-, como jubilada confiesa que todavía siente amor por la profesión, a pesar de las dificultades económicas, sociales y políticas que atraviesan.

Poleo inició su carrera en los años 80, “teníamos sueldos que alcanzaba para todo, cubríamos todas la necesidad de alimentos, medicinas, calzado, pago de colegios privados, cuotas de vehículos, muebles, adornos para nuestro hogar y quincenalmente ningún maestro andaba con la cartera limpia. Ahorrábamos en el banco, hoy en día esto no se puede hacer; apenas podemos comprar por pedacitos, si compras un kilo de queso y un kilo de carne no te alcanza”.

No comparte la matriz de opinión que se ha generado a través de las redes sociales y desde el Gobierno sobre que “Venezuela está bien”, fue enfática al decir  “los que estamos aquí dentro del país sabemos que no es así”.

Sobre la emigración alega “la gente se arriesga a irse, no porque no quieran a Venezuela, ni porque no quieren vivir aquí, sino que simplemente les cuesta. Y es un dolor que llevamos en el alma tener que separase de nuestras familias para buscar un sustento”.

Aunque no manejan una cifra exacta de deserción, estima que en Caroní el número alcanza más del 50 %.

Como mensaje a los colegas este 15 de enero y las luchas que ha emprendido la presidenta de Ser Bolívar sostiene “hay que seguir firmes y con mucha esperanza que el contrato colectivo se firme, el maestro no puede declinar sus aspiraciones de vivir en condiciones que realmente valgan la pena con un buen salario que le permita cubrir con todas sus necesidades”.

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