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La belleza en los sanema yanomami

Cuando se separan para buscar un tronco fuerte y de gran durabilidad del que se originarían los hombres.
domingo, 28 mayo 2023
Cortesía | Soa desobedeciendo a su hermano escogió un tronco

Entre las culturas selváticas del Amazonas que están siendo diezmadas por la minería, como serían los Yanomami y entre ellos los Sanemá que habitan al norte de Brasil y en el Sur de Venezuela entre fronteras, tienen una elaborada concepción de la belleza tal como se evidencia la recopilación de testimonios que hiciera el etnógrafo Daniel Barandarian: “Todos los Sanama Yanoama pintamos nuestros cuerpos para indicar que nuestras almas y nuestros espiritus están rebosando de fuerza, salud y bienestar… Esta es siempre la razón última porque nos pintamos… Tenemos cuatro modos de pintar nuestros cuerpos principalmente aunque las variedades son infinitas”(D.B.1974:95).

Para comprender estas concepciones de la belleza y parte de su visión del mundo, es necesario hacer referencia a su historia mítica, donde se encuentran muchas de las claves para comprender su concepción estética.

Cómo serían las tres edades míticas en los que suceden los acontecimientos fundaciones de su cultura, entre los que se encuentran el origen el origen del hombre, de la muerte y del fuego.

En la Primera Era, los hombres tenían calidad de héroes, en varias de sus versiones se transformaron en animales, la concepción evolutiva de los Sanema es inversa a la darwiniana.

Por esto en muchas de sus danzas chamánicas, el chamán, no solo esta haciendo gestos miméticos, sino que está invocando a los héroes míticos de la primera edad.

En la Segunda Era giran alrededor de los gemelos Omao y Soao, los únicos sobrevivientes de la era anterior; abrumados por su soledad deciden crear a los primeros hombres que habitaron esta era.

En este complejo mitológico se encuentra la explicación de algunos rituales en torno al origen de la sangre asociado a su gusto por cubrir sus cuerpo con pinturas corporales rojas con onoto, y estos diseños corporales evidencian la importancia de ciertos animales selváticos como la culebra.

En este mito del origen del hombre esconde uno de lo rasgos de la sabiduría Sanemá, como es el no dejarse llevar por las apariencias, el hombre debe ir más allá de lo que ve y debe indagar, pues si deja llevar por lo que se le aparece en la inmediatez como bello o bueno, podría morir al terminar en el inframundo al ser castigado por cometer los errores similares a los de Soa, cuando los gemelos estaban creando a la primer pareja humana, quien al dejarse llevar por su desidia desobedece a su hermano Omao y en lugar de la inmortalidad da origen a la muerte.

Cuando se separan para buscar un tronco fuerte y de gran durabilidad del que se originarían los hombres.

Soa desobedeciendo a su hermano escogió un tronco que aparentaba tener gran belleza y dureza, llamado palo negro, pero que había sido tumbado por una tormenta, por lo que su corteza se hizo débil y sin savia.

Omao molesto al ver lo que había hecho su hermano, lo lanzó tierra abajo y a medida que rodaba se desprendían los hombres, por eso esa humanidad fue frágil y de vidas muy cortas, pues no poseía sangre.

En cambio las culebras son inmortales porque fueron creadas del tronco, que deseaba Omao para crear a la humanidad. Cómo un recordatorio de estos míticos sucesos, las culebras se pintan en los diseños corporales y simbolizan la inmortalidad y a la primigenia anaconda que se encuentra en el mundo de los Hikolas o espíritus.

Esta humanidad era extremadamente frágil, por no poseer sangre, por lo cual Waipiloshomá, una gran chamana, creo la primera sangre al mezclar agua con Onoto, y gracias a ellas pudieron vivir por poco tiempo, como recordatorio de esto se embadurnan los Sanemá sus cuerpos de Onoto y se pintan diseños corporales.

La verdadera sangre la obtuvieron de la Luna, quien robaba los cadáveres para robarles su poca sangre. Y por ello decidieron flecharla, y tuvieron muchos intentos fallidos hasta que uno de ellos cogió un arcos y un manojode flechas y se tendió de espalda al suelo:“sosteniendo el arco con los dedos gruesos de los pies, y con todas las fuerzas de sus rodillas y muslos. Los músculos de los muslos le temblaban… Tiró también con la cuerda de las dos manos. Apuntó y soltó la flecha la flecha se clavó casi de inmediato en la Luna o Pulipulibara y quedó un lago rato oscilando y oscilando. Luego paró y comenzó a sangrar.”(D.Barandarían 1967:6-11)

En las mujeres entraban estas gotas sobre sus vientres, y en los hombres caía como un salto de agua, dándoles así más fortaleza a sus cuerpos y largas vidas.

Transformándose desde esos tiempo míticos en una especie de recicladora de la energía vital, relacionada también a la vida y muerte. Su presencia en las pinturas corporales y en la cestería hagan referencia a estos contenidos.

Por tanto se representa la Luna en los dibujos corporales y en la cultura material con círculos negros, pero también se asocian estas formas al jaguar, animal selvático chamánico y lunar por excelencia.

La relación al onoto como color, no solo tiene comnotaciones energéticas asociadas a la sangre, sino también a la fertilidad de los frutos de la tierra. Por lo cual para los Sanemá se asocia a la maduración de los frutos:“ Si no hay guerra no hay madurez de los frutos de la selva. Y los chamanes o guerreros tendrán que arrojar sangre a través de enemigos visibles o invisible”(D.B. 1967:12)

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