José Gregorio Maita: “La obra de Cabrujas me ha marcado profundamente”
Con José Gregorio Maita se podría pasar horas hablando de libros, de cine, de teatro, de la vida, del arte. Tiene la capacidad de escuchar, de digerir pacientemente lo que le comparten sus interlocutores y luego, con su parsimonia característica esboza sus argumentos que siempre terminan sumando.
Maita tiene muy claro algo: “el cine es hijo del teatro y la fotografía” y allí deja claras las pasiones que le mueven y que convergen en esta triada. El hilo de todo: escribir. Poemas, guiones, relatos, ensayos…. teatro.
Es periodista egresado en 2007 de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab Guayana) y en la actualidad es docente del área de audiovisuales en el ambiente Caroní de la Universidad de las Artes (Unearte) en Bolívar.
En 2022 ganó el Premio Nacional de Dramaturgia de la ahora Bienal Apacuana, el de más trayectoria en el país. Al guayanés el reconocimiento le llega con el texto “Santa Sepultura”.
“‘Santa Sepultura’ es la historia de cuatro hermanos, dos varones, dos hembras, entre 40 y 50 años. Que se reúnen en la casa de una de las hermanas para determinar los detalles en cuanto al entierro de la mamá que acaba de fallecer y en medio de esa reunión empiezan a sobresalir toda una serie de elementos disfuncionales y de tragedia y dramas familiares, al punto de que ellos llegan a ironizar con repartirse el cuerpo de la mamá en vista de que la madre no les dejó nada en herencia. De ahí la base del conflicto”, ofrece como sinopsis de la obra el autor.
Como parte del premio “Santa Sepultura” será llevada a escena por la Compañía Nacional de Teatro e Caracas y se espera que llegue a las tablas en noviembre próximo.
De cerca
Maita a había escrito otras obras. “A veces la dificultad propia de Guayana de reunirse, de cuadrar, de realizar proyectos de índole cultural dificultan las cosas. Ya había hecho mis ensayos con respecto a la dramaturgia. Yo leo desde los 6 y empecé a escribir desde los 12. Digamos que ya como a los 24 o 25 años consideré que tenía algún chance por lo menos estético en la literatura como tal”, comparte.
“Soy mucho de respetar los oficios y los oficios tienen su esfuerzo, se estudian, se analizan, se trabajan. Cuando yo fui a presentar la tesis en la Universidad Católica para egresar como licenciado en Comunicación Social yo realicé una crónica fabulada sobre la tragedia de los maestros en el Parque La Llovizna. Estaba la profesora Diana Gámez como jurado y yo todavía tenía así como pena de presentarme como escritor, yo tenía 27 años en ese momento. Y ella me dijo: tú eres escritor, no te escondas”, recuerda.
“Me costaba mucho llamarme escritor, de hecho, hoy como escritor considero que soy publicable, nada más de eso”, asevera mientras esboza una sonrisa tímida.
Una mirada al teatro
El escenario de movimiento natural de Maita es Ciudad Guayana, un centro poblado integrado por San Félix y Puerto Ordaz cuyo empuje vino después de los 60 y hasta los años 80 con el alza de las Empresas Básicas.
Por colocar un ejemplo, los teatros en la zona quedaron de las factorías y para llegar a ellos solo se puede hacer con vehículo propio pues no hay rutas de transporte público que vayan hasta allá. El otro dilema son los espacios culturales activos como galerías, casas de cultura, modestos auditorios… cada vez menos y con muy poca inversión gubernamental.
Es un resiliente cultural pues siempre ha intentado mantener viva esa llama de pasión por las letras, por todas las artes y buscar siempre la manera de acercarse.
“Uno aquí en Guayana no tiene tanta facilidad como para entrar directamente en el área teatral. Por lo menos a mi con el problema de transporte se me dificulta muchísimo llegar a La Barraca (en San Félix) y sé que han tenido sus temporadas y que se han presentado obras”, reconoce.
Sobre su influencia teatral apunta que “particularmente, a pesar de que yo he leído obras de Shakespeare, de Vega y he visto películas de adaptaciones de Federico García Lorca, yo he sido muy pegado a la figura de José Ignacio Cabrujas como dramaturgo, como cronista, como ensayista, como articulista”.
Ahora, en los textos de Maita siempre hay una referencia a Guayana y sus paisajes o maneras. Pero ¿hay algo de eso en “Santa Sepultura”?
“Y desde el punto de vista teatral la obra de Cabrujas me ha marcado profundamente. No sé hasta que punto sería yo como dramaturgo ‘cabrujiano’ pero en el caso de ‘Santa Sepultura’, no recuerdo si en algún momento de la obra, alguno de los personajes nombra al río, porque siempre hay una fijación con los ríos de Guayana, así como los caraqueños tienen una fijación con el Avila y los merideños con el Pico Bolívar, nosotros tenemos una fijación con los ríos ya sea el Caroní o el Orinoco.
La pieza más bien es una mirada nacional. “Si está presente en Santa Sepultura la fijación del país como escenario y como víctima. Caso la madre como una representación de esa Venezuela que nosotros sus hijos que buscamos más allá de conectarnos con ella, más allá de respetarla o procurar su bienestar, o en todo caso que su legado sirva para algo, hacer una reflexión a pesar de sus errores, lo que buscamos es desmembrarla”, expone el autor.
“En esta obra trato de ser más venezolano que guayanés pero sí tienes razón, siempre trato de aplicar lo lógico de que nosotros somos de dónde venimos y el mismo Cabrujas lo decía, no hay que tener vergüenza de hablar de la calle del frente, de la Avenida Las Américas, de Villa Brasil, de Villa Colombia (sectores de Puerto Ordaz), y en otros aspectos de mi labor como escritor lo he hecho”, enfatiza.
Sobre los libros y la lectura
En el 2009, la Imprenta Regional Bolívar publicó su tesis de grado. Se espera que “Santa Sepultura” también pase a un libro recopilatorio de Apacuana.
“Ahorita hay algo por allí sonando con una editorial independiente norteamericana con una novela corta que si tiene mucho de Guayana. Pero vamos a ver cómo sale eso”, adelanta sobre sus próximos planes.
-¿Cómo sientes que ha cambiado la dinámica de los lectores en la actualidad?
-A mi me llamó la gente del Ministerio de la Cultura para dar un conversatorio en la Filven en abril y parte de la disertación en la que estoy trabajando es en tratar de des-estigmatizar el asunto de la lectura como única fuente de conocimiento.
-Si nosotros hablamos, por ejemplo, de la filosofía y entendemos que los padres de la filosofía eran Sócrates, Platón y Aristóteles, ellos a su vez, aprendieron lo que aprendieron a través de la filosofía mesopotámica, así como del Medio Oriente, y de Egipto principalmente y llegaron a un momento en donde no había libros y se aprendía hablando.
-Entonces, qué pasa, nosotros tenemos unos criterios de enseñanza o de estimulación de la lectura que me parecen un poco desajustados a la realidad porque buscamos competir primero con medios audiovisuales, que es sumamente difícil, y lo hacemos muchas veces a través de la imposición de clásicos. Poner un muchacho ahorita de 12, 13, 14 años a leerse “La Odisea” es un exabrupto. En todos caso, yo soy de los que piensa, como Borges, que hay mucho que leer, en la narrativa, en la poesía, en el ensayo, incluso, y la gente debe atreverse a buscar eso que le guste. Entonces se señala a la gente si no le cayó el libro o no lo leyó completo, de ‘eres más, eres menos’. ¡Lee algo que te guste! Por ejemplo hay un escritor mexicano muy conocido, Guillermo Arriaga, que tiene una novela titulada Salvar el fuego y yo cuando doy clases en la universidad, en apreciación literaria, mando a leer esa novela que es un mamotreto como de 500 páginas, pero la forma en que la narra, los temas y el lenguaje que utiliza Arriaga -que fue guionista de la película Amores perros- es muy urbano, muy de la actualidad, muy del siglo finales del XX y principios del XXI, podría estar al nivel narrativo de series de televisión como Breaking Bad o películas como las de Scorsese o productos culturales que atraen.
-Pienso que en lo que respecta a la lectura debemos relajarnos un poco. Dejar de tensar la cuerda y dar oportunidad a los muchachos a que se busquen ellos mismos en la lectura y sobre todo, y es una condición de nuestro país, y del continente en realidad, se le da mucha preeminencia a la poesía en una proporción de 80/20, en una proporción con la narrativa. Eso es una situación que debe equilibrarse. La poesía necesita relajarse un poco, no tanto al punto de lo que está llegando el reggaeton pero hay voces. Nadie puede discutir, por ejemplo, Joaquín Sabina es un poeta o que Canserbero en su momento fue un poeta. (…) Hay canciones de Bad Bunny que tú las lees y son poesía… ¡hay otras que no, claro! Pero hay canciones de Bad Bunny que tú las lees, y te sientas, y dices, sí, aquí hay algo.
Mientras avanza el 2023 Maita continúa consolidando con sus alumnos de Unearte el ciclo Cine en la sala en alianza con la Sala de Arte Sidor en donde ya realizaron exhibiciones exitosas sobre cine venezolano y ahora preparan una temporada de películas en 4k. También se integra al Movimiento Cabrujas que encabeza David Medina para formación de guionistas y producción de cortometrajes.
Para el 14 de mayo se proyecta el acto de premiación de la Bienal Apacuana.
Coordenadas
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Instagram: @riosenjaula
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