Educación para la paz: En casa y en la escuela 

En un mundo donde los conflictos de diversas índoles parecen multiplicarse a diario, se hace evidente la necesidad de fomentar valores que promuevan la paz en la sociedad; entonces ¿cómo podríamos empezar a vivir de una mejor manera?

Cabe resaltar que la posibilidad de construir una realidad basada en la no violencia radica principalmente en la educación, por lo que son los primeros años de vida la etapa en la que la tolerancia y el respeto mutuo deben ser inculcados en las personas, no solo desde el ambiente escolar, sino desde cada hogar. Y es el mensaje que se repite cada 30 de enero que se conmemora el Día Escolar de la No Violencia y la Paz.

Jeslyca Martínez, como psicopedagoga, resalta que entre los siete y los diez años los niños absorben las enseñanzas que “florecerán” a partir de la adolescencia. Aquí se encuentra la relación entre la manera en que son educados y su influencia en cómo se comportarán ante cualquier situación, especialmente cuando de resolver conflictos se trate.

“Un niño que se cría en un ambiente hostil, es un candidato para que luego genere violencia en todos los espacios, porque está cargado de esa información (…) no es el niño, somos nosotros los adultos”, señala al recomendar que como padres debemos tomar conciencia de dar buenos ejemplos a nuestros hijos.

Valores como la empatía, la tolerancia, la aceptación y el respeto son aprendidos a través del modelaje, por lo que de nada vale exigirle a un niño que actúe de determinada manera cuando lo que ha percibido desde su posición es, en pocas palabras, todo lo contrario.

“Nosotros los adultos enseñamos a los niños a ser violentos. A veces queremos que el niño tenga paciencia pero nosotros no la tenemos”, comenta Martínez.

Sobre las acciones que los jóvenes toman partiendo desde el ejemplo de sus padres -Manuel Díaz, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Fátima- coincide en que debe prevalecer la comprensión de las situaciones vividas y las maneras de canalizarlas sin caer en actitudes violentas.

Asimismo, recuerda que la resolución de conflictos “se basa en la comunicación, el diálogo, la comprensión, el perdón, la aceptación de culpabilidad en lo que está sucediendo… y eso lo enseña la familia”.

Buenos hábitos

Existe contenido violento al que los niños pueden acceder -y repetir- gracias a los medios digitales, si no cuentan con la adecuada orientación de sus padres, por lo que Díaz destaca la importancia de “la radicalidad”, con la que estos deben concentrar la atención en lo que podrían consumir y las consecuencias que traería consigo.

Pero, ser radicales, de acuerdo con el párroco, no se trata simplemente de prohibirles el uso de redes sociales o videojuegos, sino de educar y explicar con argumentos las razones por las cuales no es apropiado que accedan a ellos.

En el mismo sentido, sobre las reflexiones dirigidas a los niños, la especialista en psicopedagogía insiste en que deben ser concretas, ya que así es el pensamiento de ellos.

“Podemos cumplir con actividades culturales que los alejen de la parte tecnológica”, sostiene Martínez. Entre ellas, destaca salidas al parque, práctica de algún deporte o pasatiempos que disminuyan en los niños las posibilidades de absorber escenas de violencia a través de videojuegos, por ejemplo.

De igual manera, es importante mantener presente que “una dinámica fundamental para vencer la violencia es el diálogo”, indica el párroco al sugerir que en cada hogar exista el respeto y la tolerancia hacia las diferencias de opiniones.

Sin dejar a un lado, “la parte espiritual”, Manuel Díaz mantiene que con la oración y la fe en Dios, es posible encontrar mejores maneras de sobrellevar las situaciones y “cambiar nuestras vidas”.

Tarea diaria

La docente Marianna Calma explica que desde la escuela se promueven normas de convivencia que necesariamente deben ser reforzadas por la familia para obtener la mejor respuesta posible a ellas.

Esto depende de la cercanía en la relación que como padres mantengamos con los maestros de los niños, ya que “entre ambos se puede generar un ambiente de paz y convivencia estableciendo ciertos acuerdos donde están implícitos los valores”.

Asimismo, menciona que “la familia siempre va a ser la cuna del aprendizaje”, por lo que a partir de ella, los niños y jóvenes pueden aprender a vivir en paz dentro del contexto escolar y en cualquier otro.

Calma subraya que, a pesar de la información que puedan recibir, cuando estos se forman en un ambiente lleno de valores y con herramientas de comunicación asertiva, la violencia queda a un lado.

“Los padres deben ser cuidadosos de cómo resuelven sus conflictos (…) porque los hijos aprenden con el ejemplo”, afirma.

Como docente, reconoce que la tolerancia y el respeto deben estar siempre presente en el salón de clases, misma razón por la que estos valores son promovidos a través de actividades con las que explican cómo debe ser el trato con los compañeros y demás miembros de la institución, aunque entre ellos existan diferencias.

“Estos acuerdos son conocidos por los padres y en casa ellos son los garantes que vivan bajo esos valores”, manifiesta.

Mensaje de paz

El padre Manuel Díaz recuerda el legado de “grandes hombres que impulsaron la no violencia en la humanidad”, como el de  Martin Luther King, Nelson Mandela, y Mahatma Gandhi; este último mencionado, fue el líder pacifista por el que cada 30 de enero se conmemora el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, con el que se busca promover valores como la tolerancia y el respeto para hacer posibles los ambientes armónicos.

“Amor universal, no violencia y paz. El amor universal es mejor que el egoísmo, la no violencia es mejor que la violencia y la paz es mejor que la guerra”, es el lema de este día.