Embarazos después de los 35: “Es de total alto riesgo”
A medida que avanza la edad de la mujer, es cierto que pueden aumentar algunos riesgos en el embarazo, por lo que se hace necesario tener mayores cuidados.
PRIMICIA consultó con algunas madres la experiencia en cómo se hicieron mamás con edades avanzadas, y la perspectiva de una especialista para conocer lo que implican los embarazos en estos casos.
Luisana Giannoni, ginecobstetra, menciona que a partir de los 35 años aumentan los riesgos maternos e incluso para los bebés, que pueden nacer con síndrome de Down u otras condiciones que se hacen más frecuentes cada año.
Resalta que lo ideal es que las madres se embaracen antes de esta edad, aunque es común que lo hagan luego debido a proyectos laborales o educativos por cumplir.
Añade que al embarazarse más tarde también aumentan los riesgos de cáncer de mama. “Que si se embarazan más temprano, por lo menos el primer embarazo, es menor”, explica.
Actualmente, se cuentan tratamientos de fertilidad como las inducciones de ovulación o los in vitro, pero cuando las pacientes son de edad avanzada, generalmente se utilizan donaciones de óvulos para que logre tener su embarazo.
“Con pacientes que tienen infertilidad se hace un protocolo antes de los 35 y después, pero inclusive los centros de fertilidad han ampliado la edad para los tratamientos de fertilidad, hasta los 50 años como margen”, manifiesta.
En Venezuela, la población que se embaraza en edades precoces es mayor, y comúnmente la de infertilidad es de alrededor de un 20 % de los casos, de acuerdo con la especialista.
Recomendaciones de la especialista
Giannoni recomienda que si la paciente aún no se embaraza acuda a consulta para que haga una evaluación preconcepcional y ver cómo está su cuello uterino, su útero, su endometrio y sus ovarios.
Con base en esto, se colocaría el tratamiento para evitar, sobre todo, defectos en el tubo neural como hidrocefalia, anencefalia y espina bífida.
“Si ya la paciente está embarazada, lo ideal es que vaya lo más precoz posible a su consulta prenatal, donde se atienden también los laboratorios y exámenes, y se hacen los despistajes para que si el bebé viene con algún problema poder diagnosticar”, manifiesta.
Tiempo para ser mamá
El embarazo de Jessy Cáceres estuvo acompañado de un tratamiento y cuidado prenatal que, tal como fue necesario, cumplió al pie de la letra. “Es de total alto riesgo, desde un principio me lo dijeron”, recuerda.
Destaca que la alimentación, las vitaminas y, sobre todo, la tranquilidad, son factores muy importantes para que la gestación pueda darse.
“Lamentablemente, dentro de mi etapa de los 35 a los 45, perdí un bebé por falta de líquido amniótico. Es bastante traumático para uno como madre porque el líquido amniótico se pierde por las infecciones de orina. Tuve muchas infecciones de orina mientras estuve embarazada de todos los bebés”, manifiesta.
Resalta la importancia de que los cuidados prenatales se cumplan y dar el tratamiento a las infecciones, ya que aunque tomar antibióticos puede ser un riesgo durante el embarazo, hacerlo bajo prescripción médica, limita los problemas.
Jessy considera que es maravilloso esperar un tiempo para tener hijos, pues así se permitió terminar su carrera universitaria y desarrollarse antes de cumplir su deseo de ser madre.
Sin embargo, reconoce que conlleva algunas condiciones debido a que los órganos ya no están igual, se envejece el útero, no cuentan con la misma capacidad física y también existe la posibilidad de anomalías cromosómicas.
“Que era lo que a mí me indicaban. Había una alta tendencia a síndrome de Down y otras así, eso me lo dijeron, pero mis hijos no tuvieron”, comenta.
Añade que es un poco más agotador tener niños pequeños a edades superiores a los 40 años, pero igualmente es algo maravilloso.
Esperanza de ser madre
Al compartir su experiencia de haber sido mamá a los 38 años, Rosmery de Cáceres resalta que fue algo grandioso en su vida.
Recuerda que tuvo a su primera bebé a los 19 años y a la segunda, seis años después. Luego de un divorcio y desde un nuevo matrimonio, Rosmery y su pareja aspiraban a tener una hija en común.
“Teníamos un deseo grande de tener esa hija y de verdad tuve muchos tropiezos porque al iniciar el proceso de querer tener hijos, tuve que operarme de un fibroma muy grande que tenía arriba de la matriz”, comenta.
Así tuvo varios embarazos, sin embargo, resultaron en cinco abortos. La pareja insistió y pudieron lograr, junto a su fe, tener una niña.
“Después de tres años de silencio, porque fueron años en que ni me embarazaba ni sucedía nada (…) ya los doctores habían dicho que no iba a poder tener hijos”, manifiesta.
Durante el embarazo, evitó hacerse la prueba de amniocentesis para no correr nuevamente el riesgo de perderlo. Confiados en la misericordia de Dios, recibieron a una bebé sana.
Hoy, su hija es considerada como una experiencia milagrosa. Esa niña actualmente tiene 24 años, es profesional y ha sido una chica que lleva mucha alegría al hogar.
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