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“El Principito” cumple 80 años

La primera edición del libro vio la luz el 6 de abril de 1943.
jueves, 06 abril 2023
Archivo | Fue escrito por el francés Antoine de Saint-Exupéry

Como dice El Principito, “a los mayores les gustan las cifras”. Por eso para empezar a contar el viaje que el libro del francés Antoine de Saint-Exupéry ha hecho durante 80 años habrá que citar los grandes números que esta sencilla novela pensada para los niños que todos llevan dentro ha alcanzado.

La obra fue publicada por primera vez el 6 de abril de 1943 por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock. Como Francia se encontraba en guerra, el libro no vio la luz en el país natal de su autor sino hasta 1945, cuando la editorial francesa Gallimard logró imprimirla.

Hace cerca de un año, la revista Esquire señalaba que la novela había sido trasladada a más de 380 lenguas, aunque la agencia EFE, afirmaba que eran más de 400.

Sea como sea, para entonces ya era la obra literaria más traducida en el mundo. Entre los idiomas en los que se puede leer en la actualidad se encuentra la el kaqchikel, ya que Guatemala presentó esa versión en 2019, en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas de la Unesco.

Además, según la agencia Ansa Latina, se estima que el libro ha vendido cerca de 200 millones de copias en el mundo.

Una historia de amistad y reflexión

¿Qué ha hecho que esta obra trascienda generaciones, países e idiomas? Sin duda alguna, a pesar de ser un libro que puede ser para niños, posee una profundidad y mensajes que van más allá de los simples consejos.

Es más, en la fábula es precisamente un niño, con toda la fuerza de su inocencia, el que da las lecciones de vida.

En resumen puede decirse que El Principito trata de un aviador que debe hacer un aterrizaje de emergencia  en el desierto. Ahí se encuentra a un niño príncipe que le cuenta acerca de su travesía por el universo.

En este viaje descubre la extraña forma en que los adultos ven la vida. El Principito le enseña al aviador el valor del amor y la amistad.

Como sucede con la mayoría de los éxitos creativos, el origen de El Principito tuvo un contexto un tanto oscuro para su creador.

De acuerdo con el escritor Jorge Carrión, en un artículo publicado en 2018 en The New York Times, “Antoine de Saint-Exupéry era un escritor celebrado y reconocido pero había tenido que expatriarse de Francia por el rumor de que había colaborado con Alemania, y la angustia por esa mancha de sospecha prescribía su felicidad”.

Cuenta el artículo que el aviador escribía largas cartas a sus amigos y en los márgenes dibujaba a un hombrecito de tirabuzones rubios y con bufanda. Y

a con este personaje en mente, nutrió la obra con los recuerdos de una ocasión en la que tuvo que aterrizar de emergencia en 1935 de camino a Saigón. La deshidratación le provocó alucinaciones.

La historia real de cómo un beduino los salvó está contada en otros de sus libros, pero ninguno tuvo la repercusión de El Principito.

‘La rosa’

Otro aspecto que también une al autor indirectamente con Guatemala, es el haberse casado con Consuelo Suncín, quien era la viuda del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, llamado El príncipe de los cronistas. 

Ella nació en Armenia, una pequeña población de Sonsonate, El Salvador. Se divorció de su esposo mexicano, cuando apenas tenía 22 años y se fue a México a estudiar Derecho, pero luego decidió cambiar por Periodismo.

En un viaje que hizo a Francia conoció a Gómez Carrillo con quien se casó, a pesar de que había una gran diferencia de edad entre ellos. A la muerte del escritor y diplomático guatemalteco en 1927, Suncín se fue a vivir a Argentina.

Precisamente en ese país, en 1931 un amigo le presentó a Antoine de Saint-Exupery, quien también estaba afincado en Buenos Aires, ya que tenía  a su cargo la Compañía Aeroposta. Se enamoraron y al poco tiempo se casaron en Francia.

Se dice que tuvieron una turbulenta relación y hay quienes creen que la personalidad altiva de ‘la Rosa’ en ‘El Principito’ correspondía precisamente a la de su esposa.

La misma Suncín, quien era también escritora, confirmó esa idea con el libro  Memorias de la rosa, escrito en 1946. En ella, relataba sus experiencias matrimoniales, las felices y las tristes.

Los restos mortales de Consuelo Suncín yacen en el cementerio de Pierre-Lacaise de París junto a los restos de Enrique Gómez Carrillo, pues los de Saint-Exupéry nunca se encontraron, porque desapareció en 1944, y luchando para la Resistencia francesa durante la última parte de la Segunda Guerra Mundial.

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