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El negocio dorado que “llegó para quedarse”

Venezuela cuenta con las mayores reservas de oro a escala mundial, además de importantes depósitos de otros metales valiosos, como coltán, uranio y diamante.
martes, 19 marzo 2019
Archivo PRIMICIA | Los negocios de compra de oro abundan en los principales centros comerciales de Ciudad Guayana

Analizando los antecedentes, lo que en su nacimiento fue llamada la “fiebre del oro” comenzó a sentirse con mucha fuerza en el estado Bolívar, en particular en los municipios del sur y por supuesto en Ciudad Guayana, sobre todo a partir del año 2016, cuando Nicolás Maduro anunció la creación de un marco legal nuevo, que regularía la explotación minera, cuyo principal “atractivo” fue el surgimiento de lo que se conoce como “El Arco Minero del Orinoco”.

Detrás de esta realidad económica y desde el nivel más bajo de las estructuras, en las principales ciudades del estado Bolívar comenzó la proliferación de locales comerciales para la compra y venta de oro en diferentes presentaciones, llegando a sustituir incluso a negocios que tradicionalmente ocupaban importantes espacios comerciales, como ventas de loterías, los conocidos “animalitos”, caballos y hasta locales de ropa y discos compactos, que dejaron de ser rentables, para darle paso a una nueva forma de “hacer dinero y negocios”.

Espacios pequeños, casi sin mobiliario, con un peso electrónico, algunos frascos con sustancias utilizadas para probar la legitimidad del mineral, vidrios oscuros que impiden observar su interior y dos o tres empleados en las afueras, que como un “mantra” repiten sin cesar, compro oro, oro, oro y dólares, es la cara “visible” de un comercio que como ha sido denunciado por factores de oposición al gobierno de Maduro, “esconde una mafia enquistada, que involucraría a militares y funcionarios de alto nivel, células guerrilleras, sindicatos radicalizados y “pranes” de la más alta peligrosidad”, según artículo publicado en la página reportero24.

Economía distorsionada: 0 Bs, solo oro o $

La hiperinflación que ocurre en Venezuela, según el presidente del Colegio de Economistas del estado Bolívar, Fidel Hernández, no es otra cosa que el crecimiento generalizado y recurrente del costo de los bienes y servicios, en términos superiores al doble. En el país, este fenómeno económico ocurre en condiciones y características inusuales y recurrentes, como un asunto más de expectativas con un componente monetario, influenciado por la generación desmedida de dinero inorgánico.

Esta consecuencia económica, genera un sistema en el cual las transacciones monetarias se efectúan en monedas distintas a la de circulación legal en el país, que es el Bolívar, fuerte o soberano, según ha sido llamado de acuerdo al proceso de reconversión monetaria, de acuerdo al Decreto N° 3.548, publicado en la Gaceta Oficial Ordinaria N° 41.446, efectivo a partir del 20 de agosto del año pasado.

En tal sentido, cada vez es más común que las transacciones de compra y venta de cualquier producto, bienes o servicios se realicen en dólares americanos o “gramas” de oro, bajo el argumento de que en Bolívares, su depreciación ocurre en términos de tiempo insólitos, como consecuencia de la hiperinflación ya referida.

Loterías y juegos de envite y azar son menos rentables
En medio de esta realidad económica difícil de comprender para el ciudadano común, puede observarse el desplazamiento de negocios de loterías y juegos de envite y azar que tradicionalmente operaban en espacios en los cuales ahora se vende y compra oro.

En un recorrido por el sector de Alta Vista, en Puerto Ordaz y el centro de San Félix, zonas donde abundan este tipo de establecimientos, los propietarios o locatarios de estos negocios, quienes además prefirieron no ser identificados, aseguraron que en efecto, la venta de loterías y los juegos tradicionales o más conocidos de envite y azar, ya no son tan rentables.

Explicaron que a pesar de que esta es una práctica común en nuestra cultura, utilizada como mecanismo de aumentar los ingresos, “hacerse de un dinero extra”, como forma de esparcimiento o diversión y hasta como consecuencia de comportamientos ludópatas, se ha complicado y ha perdido seguidores por diferentes razones. Una es la falta de dinero en efectivo o papel moneda, tanto como para apostar, como para pagar los premios. Un encargado de uno de los pocos establecimientos de este tipo que aún quedan en la ciudad dijo que “se han visto obligados a recibir apuestas por transferencia o punto de venta, así como pagarlas por la misma vía”.

 

Sin gremio que los agrupe

El comercio relacionado con la venta de loterías y juegos de envite y azar carece de un gremio que los agrupe, los regule y de alguna forma controle este tipo de ejercicio económico y comercial. Al consultar con organizaciones gremiales que hacen vida en el estado Bolívar, como Fedecámaras, se pudo conocer que en efecto, no hay registros de una cámara o asociación reconocida, por lo que no hay una vocería oficial que pueda revelar la realidad que se esconde detrás de un negocio que ha tocado visos de “clandestinidad”.

En definitiva la venta de oro ha desplazado desde el punto de vista físico, la existencia y funcionamiento de estos locales, por casas de compra y venta de oro, las cuales funcionan libremente, sin restricciones de ningún tipo, más allá que las establecidas por el propio mercado.

“Aquí todos nos ponemos de acuerdo de en cuánto vamos a recibir la grama, para no afectarnos el negocio entre unos y otros. Su valor depende del mercado interno, el precio en efectivo o transferencia está influido por la escasez o no de circulante en los bancos”, explicó un vendedor que prefirió no identificarse.

Para el momento de la redacción de esta nota, el oro es comprado en estas casas que nada tienen de clandestinas, en dos modalidades, oro de mina y oro de prenda, con precios diferentes y mediante pagos realizados también en una dualidad de formas, o en efectivo o en transferencia.

En un recorrido, realizado por el equipo de Primicia, se pudo constatar que la “grama”, como se conoce en el mercado venezolano, según la página oroprecios.com pesa 31.1035 gramos, aproximadamente un 10% más que la onza común americana, la cual pesa 28.3495 gramos. Su costo, es de Bs. 80.000 por transferencia y 63.000 en efectivo, oro de mina y 60.000 en transferencia y 20.000 bolívares en efectivo, el oro de prenda.

Hoy en día, en el estado Bolívar, el mineral aurífero es comercializado libremente en locales ubicados en zonas céntricas e incluso en establecimientos ubicados en los principales centros comerciales de la ciudad.

En contraposición a ello, existe una resolución del Ministerio de Petróleo y Minería y el Banco Central de Venezuela, publicada en la Gaceta Oficial N° 40.692 del 30 de junio de 2015, que contempla que el oro de las minas debe ser vendido obligatoriamente al BCV.

Sin embargo, este comercio crece en las principales ciudades y los municipios del sur del estado Bolívar, pues pareciera que llegó, para quedarse.

 

 

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