Cursar estudios universitarios es “una experiencia desafiante”
Cada 21 de noviembre en Venezuela se celebra el Día del Estudiante Universitario, como reconocimiento de la importancia que han tenido en el desarrollo democrático del país.
Un día como hoy, en 1957, estudiantes de distintas universidades comenzaron una huelga y difundieron comunicados mediante volantes, dando inicio al proceso de derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.
La Seguridad Nacional tomó la Universidad Central de Venezuela, muchos estudiantes fueron apresados y los centros de educación superior cerrados.
Sin embargo, aquel grupo de valientes jóvenes se convirtió en la voz del pueblo que había sido silenciada, logrando despertar el espíritu de lucha de los habitantes de Caracas.
Actualmente, la crisis social y económica por la que atraviesa Venezuela ha hecho que optar por una carrera universitaria se convierta en un privilegio al que pocos tienen acceso, ya sea por los constantes paros en las instituciones públicas o los exorbitantes precios de las universidades privadas.
No obstante, muchos jóvenes siguen apostando a la educación y sortean retos a diario para culminar su formación académica.
Descenso
El 2020 ha sido un año de desafíos a nivel educativo, a los existentes problemas de escasez de efectivo, gasolina y colapso de los servicios públicos se sumaron las clases a distancia.
Las constantes fallas en el servicio eléctrico, internet y en ocasiones falta de dispositivos inteligentes o de una computadora dificultan la entrega de las asignaciones.
Datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) arrojaron que la población en el país con 18 a 24 años de edad alcanza las 3.136.000 personas, de las que solo 775.000 asisten a la universidad.
Lo que se traduce en más de 2,2 millones que se han quedado por fuera del sistema universitario; en 2016 la atención a estos jóvenes alcanzaba 47 %, actualmente, se ubica en 25 %.
Por otra parte, la Unesco, en el informe sobre el “impacto del covid-19”, indicó que en Venezuela hay 2.123.041 estudiantes universitarios, una cifra aún menor.
Retos
Emerson Martínez, representante ante la Confederación de Estudiantes de Venezuela y presidente del Movimiento Estudiantil 100% Unexpo, define como “titánica y maratónica” su experiencia universitaria.
La circunstancia actual de su casa de estudios ha desanimado a gran cantidad de alumnos, que incluso, antes de la pandemia no podían estar de forma permanente en la institución, debido a la inseguridad y ausencia de servicios básicos.
Pese a ello, hay quienes se sacrifican para lograr el sueño de convertirse en ingenieros, en ocasiones caminan largas distancias hasta llegar a la Unexpo.
“Continúo estudiando porque es mi meta, en un país donde no hay oportunidades, somos jóvenes que hemos luchado bastante y esperamos un buen futuro, creemos que la educación es una gran oportunidad que abre muchas puertas”, expresa Martínez.
“Hoy en día los jóvenes de Venezuela no necesitamos ni una ni dos oportunidades, necesitamos millones. Nos las merecemos, porque estamos aquí y estamos luchando contra este sistema que oprime nuestros derechos, nuestras libertades y deberes como ciudadanos; tener una buena vida en todos los sentidos”, añadió.
Recientemente, Emerson fue seleccionado para una Organización de Formación de Emprendedores en Austin Texas por un proyecto de turismo en el que trabaja.
Sacrificios
“Es muy agotador, llegué a ocuparme tiempo completo; en la mañana la universidad y en la tarde el trabajo…Llegaba a mi casa a las 10:00 p.m. solo pensando en comer y dormir”, comenta la estudiante de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (Uneg), Ghislane Caraballo.
Al igual que ella, otros jóvenes se ven obligados a trabajar y estudiar paralelamente, pues deben colaborar con el sustento del hogar.
Yunelbis Machado, estudia diseño gráfico, y explica que los materiales que utiliza son costosos, por lo que, aunque sus padres la ayudan, trabaja en una tienda para conseguir dinero extra.
Para Yanexis Cedeño, el elevado costo de la matrícula la orilló a congelar la carrera, pero no pierde la esperanza de retomar sus estudios.
También, de la otra cara de la moneda se encuentran los jóvenes que han salido del país en búsqueda de un mejor futuro y los que esperan graduarse para emprender una nueva vida fuera de las fronteras venezolanas.
Reclamos
“Vivimos en un país donde hasta los más jóvenes sufrimos de estrés por situaciones que ya todos conocemos. En mi universidad observo poco interés en el impulso de actividades deportivas, musicales, teatrales y de esparcimiento…Sería genial que hubiesen espacios de este tipo para distraernos y liberar la presión que padecemos”, indica Gabriel Osuna, estudiante en la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA).
Por otra parte, Héctor Ortiz, Comunicador Social en formación, expresa: “No cuento con internet ni computadora…El país necesita mejoras en el entorno tecnológico para poder desarrollar un sistema educativo firme, actualmente es fundamental”.
Dentro de las quejas constantes, están el deterioro de los centros educativos, el aumento de la matrícula estudiantil y el descenso de profesores capacitados para cada área.
Continuar
“Sigan estudiando, no se queden de brazos cruzados, busquen las miles maneras para terminar sus estudios…Es indispensable terminar nuestra formación universitaria para hacer realidad nuestros sueños, la idea no es detenerse porque eso sería atrasarse”, expresó Martínez, como el representante ante la Confederación de Estudiantes de Venezuela.
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