Con el anhelo de resurgir, Ciudad Guayana cumple 59 años
Hoy 2 de julio se celebra el aniversario número 59 de Ciudad Guayana. Un día como hoy pero del año 1961, el presidente Rómulo Betancourt colocó la piedra fundacional de la ciudad.
Según relatan sus fundadores, Betancourt estaba reunido en la Avenida Centurión frente al Parque La Fundación y allí se inició lo que hoy se llama “Ciudad Guayana”, conformada por las ciudades hermanas: San Félix y Puerto Ordaz, “y los otros pueblos cercanos”.
Fue concebida como el escenario que impulsaría el desarrollo y el progreso de todo el país. Es una ciudad planificada a partir del trabajo de un grupo de profesionales liderados por el general Rafael Alfonzo Ravard, en colaboración técnica con el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard.
La ciudad de las posibilidades
El fotógrafo y cronista Evelio Lucero cuenta que llegó a la ciudad con el año 64. “Llegué aquí sin nada, solo con un cámara y con ganas de desarrollarme y trabajar… Ya tengo casi 56 años en la ciudad”. Relata que todos llegaban a Guayana buscando El Dorado, pero no se referían precisamente a oro, ni a ir a El Callao, “buscábamos el cambio de vida y esta ciudad era próspera y tenía un gran auge”.
Lucero recuerda con mucha nostalgia aquellos tiempos. “El 29 de enero de 1985 el papa visitó la ciudad”, rememora con alegría.
“Esta era una ciudad plena, había trabajo, los trabajadores de las empresas mostraban orgullosamente su carnet de trabajo”. Anhela que sus hijos, nietos y todos los jóvenes puedan vivir la ciudad como lo era antes.
Alfredo Rivas Lairet, primer vicerrector de la Universidad Católica Andrés Bello Extensión Guayana, dice que cuando llegó la ciudad sintió “como si hubiese llegado al futuro (…) aquí era que se iba a construir el nuevo país, la nueva Venezuela, el país que todos queremos”.
Añade que en la ciudad había muchas cosas por hacer, pero la emoción de estar aquí impulsaba a crear. “Lo que querías hacer lo podías conseguir”.
“Uno llegaba aquí con un morral lleno de sueños y todos los sueños se te convertían en realidad, esta era la tierra de lo posible. Aquí vi cómo se sembraron sus árboles y cómo se creó cada avenida”, cuenta Rivas Lairet.
Expresa que ya luego de la ciudad establecerse, era un espacio limpio, amable, seguro, “una de las cosas que más extraño, sobre todo en estos días que me he visto obligado a caminar, es la limpieza. Esta fue catalogada como la ciudad más limpia de Venezuela y de verdad era impresionante que sus calles eran impecables y la gente se comportaba muy bien, ahora veo las calles invadidas de zamuros”.
Las chalanas Puerto Ordaz-San Félix
El ingeniero y exconcejal Simón Yegres comenta que durante su niñez, una de las distracciones que más disfrutaba era ver pasar el tren por Dalla Costa que venía de las minas de El Pao, cargado de hierro, hacia el puerto de Palúa. “Era un espectáculo en aquella época (…) él venía pitando y los niños corríamos a contar los vagones, si mal no recuerdo eran 48, era algo muy bonito”.
Señala que otra cosa que disfrutó mucho cuando era un niño era el paso de las chalanas Puerto Ordaz-San Félix, “era algo maravilloso, sinónimo de diversión”.
Recuerda 1964 como un año trascendental con la construcción del primer puente sobre el Caroní, llamado puente Dalla Costa; también se colocó el primer semáforo y arrancó Sidor.
Yegres desea que se retome el rumbo perdido en el desarrollo de la ciudad “que en algún momento la identificaron como la ciudad más importante del Suroriente Venezolano”. De manera más concreta, explica que hay que regenerar San Félix, desde el punto de vista de planificación urbana, y aplicar un reordenamiento urbano para Puerto Ordaz, además de un plan estratégico para el municipio Caroní.
Manuel García Tamayo, empresario y exdirectivo de Empresa Básica de Guayana, habla también del puesto de las chalanas, “ahí llegaban los autobuses en la mañana y, luego en la tarde, esos autobuses iban a San Félix a llevar a los trabajadores que venían de las siderúrgicas”. Entre risas, explica que los trabajadores, cuando llegaban, bebían cervezas, se divertían y hacían bromas con un chivo que estaba en el lugar.
García menciona que uno de sus deseos es que en la ciudad se construya una planta recicladora de basura, para que se pueda aprovechar el plástico, los vidrios, el cartón y el papel, lo que generaría a su vez una fuente de ingresos para quien lo realice y sería un estímulo para que la gente coloque los desechos en los depósitos. “Evitaríamos vivir entre la basura que tanto afea a la ciudad”.
“La vitamina” en el mercado de San Félix
El cuatrista Proto López, quien llegó a Ciudad Guayana en los años 60, recuerda que vivía en El Roble, en San Félix. Explica que cuando era niño acostumbraba ir al mercado de San Félix y tomarse una bebida que llamaban “vitamina”.
López tuvo la oportunidad de ver crecer la ciudad, desde que tenía menos de 50 mil habitantes, luego en su paso por la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).
Menciona que en aquel entonces, la CVG llevó a cabo muchos proyectos para impulsar el desarrollo. “Vi cómo creció en menos 10 años. En el año 80 ya era una gran ciudad. Mi deseo es que todo eso regrese y que tengamos esa ciudad que tanto añoramos”.
Asimismo, rememora los paseos que realizó durante su juventud, “nos fuimos una vez de paseo para La Llovizna, no llegamos hasta allá, pero llegamos a un sitio en el que habían hecho una piscinita natural (…) una vez se metió una culebra de agua y ahí no quedó ni uno”, cuenta López entre risas.
También, María Fernanda Grisel, patrimonio cultural viviente de El Callao, recuerda la “famosa bebida” que se tomaba en el mercado de San Félix. “Eso era auyama con nuez moscada, brandy y vainilla, eso era un bombita (…) yo iba con mi abuela para que nos sirvieran eso. Había otro que era con ojo de ganado y vino Sansón”.
Pero Grisel sostiene que el 2 de julio de 1961 no fue la fundación de la ciudad, por lo tanto no celebra la fecha como el aniversario. Agrega que las autoridades deberían motivar a que se hable de “la verdadera historia de la construcción de esta ciudad”.
Añade que en aquel entonces se dio el lujo de bailar con Secreto Juventud, con Los Dementes, en clubes como Arichuna, Palúa, “y en otro llamado Tahití frente a la Plaza Bolívar en San Félix”. Relata que “en mi época de primaria el movimiento danzario de esta ciudad comenzó en la escuela, hoy en día me pregunto si las escuelas están trabajando para fomentar el amor para la danza”.
El gran emporio industrial “por el suelo”
El periodista César Solito Decán comenta que en los años 60 y 70 fue cuando se iniciaron los estudios en Guayana para los proyectos de lo que se llegó a llamar “el Gran Sector Empresarial de Venezuela”. Menciona que la primera empresa siderúrgica fue Sidor y “en ese entonces se prepararon gran cantidad de técnicos que se fueron a estudiar Italia”.
“Yo siempre catalogué el inicio de ese gran proceso industrial con Sidor como la gran universidad industrial de Venezuela (…) que lamentable que hoy en día todos esos proyectos que conformaron el emporio industrial del país están por el suelo”, señala Decán.
Añade que “en aquel entonces el general Rafael Alfonzo Ravard nos decía que la riqueza de Guayana no era el oro, el hierro, ni el aluminio, sino sus aguas”, porque había un producto renovable a través del cual se ofrecía la electricidad gracias al río Caroní.
“Hoy en día, con la explotación que se hace por medio del arco minero, se quiere acabar con todos esos ríos”, lamenta.
Lourdes Itriago de Gago, presidenta de la Fundación de Amigos del Servicio Pediátrico Menca de Leoni, recuerda que llegó a la ciudad un 27 de junio 1963, cuando solo tenía 23 años. “Esta era una ciudad lindísima, ya se perfilaba lo que iba a ser (…) fue extraordinario como poco a poco todas esas familias, que vinimos a trabajar con las esperanzas puestas en las industrias, fuimos creciendo”.
Asimismo, señala que para esos años a través de las empresas se sembraron todos los árboles que hoy adornan la ciudad.
Lamenta que para la fecha todos los grandes proyectos de la época estén destruidos, “las cosas ya no son lo que fueron hace años, Sidor está destruido, todas las empresas dejaron de ser lo que eran”.
Sin embargo, dice que mantiene sus esperanzas en la ciudad y cree que todo puede resurgir. “Cuando yo llegué estábamos empezando y yo vi todo el emporio y estoy segura que volveremos a ser lo que fuimos”.
Extrañan la calidad de vida
El médico callaoense Raúl Domé recuerda haber llegado en el año 1955. Explica que fue del primer grupo de estudiantes de la Escuela Antonio de Berrío, “eso era un estadio de fútbol en San Félix, allí se construyó la escuela y nosotros fuimos los primeros estudiantes”.
Cuenta que en sus tiempos de juventud solían caminar hasta la cruz que se encuentra en el cerro El Gallo, en conmemoración de La Cruz de Mayo, “eran cosas tradicionales de aquella época”.
Por el lado del deporte, “que siempre fue lo que más me gustó”, menciona que en La Laguna jugaban béisbol y fútbol. Mientras que en Semana Santa jugaban la parapara y trompo.
Entre sus anhelos está que la seguridad que tuvo en aquellos años regresé a la ciudad, “que haya sitios de esparcimiento y distracción para toda la población, eventos culturales, donde los niños y jóvenes puedan distraerse y conocer de nuestra ciudad”.
Pedro Acosta, quien fue relacionista público en la Orinoco Mining Company, llegó a Ciudad Guayana hace 50 años. Cuenta sobre la primera vez que colocaron un semáforo en la ciudad y asegura que “fue algo novedoso”.
Acosta extraña mucho las celebraciones que solían hacerse en Navidad y la cantidad de restaurantes que había en la ciudad.
“Vivía uno mucho más tranquilo, era una vida de campamento abierto con una seguridad y tranquilidad única (…) últimamente las cosas se han complicado, esperamos volver a la calidad que teníamos antes”, expresa Acosta.
“Una ciudad con entusiasmo contagiante”
Edith Salcedo, la Negrita Cariñosa, llegó a Puerto Ordaz en el año 87 y a pesar de tener dos años sin visitar la ciudad sigue pensando en el día que pueda volver. Menciona que guarda en sus recuerdos el recorrido que en innumerables veces realizó por la carretera Ciudad Bolívar-Puerto Ordaz y anhela pasar por “esas calles llenas de trinitarias”.
A nivel cultural, cuenta que vivió grandes experiencias en Ciudad Guayana, fue secretaria ejecutiva de la Casa de la Cultura, después fue presidenta del Instituto Municipal de Cultura, “hice la licenciatura de Educación, Desarrollo Cultural y tuve que caminar todas las comunidades (…) para estudiar la historia del caso de San Félix”.
Asegura que en Guayana fue donde se inició en el mundo de la radio, con su programa de música venezolana. También recuerda sus presentaciones en el Teatro de Piedra, “canté Moliendo café con la Orquesta Sinfónica de Caroní; formé un grupo con los Chupi-chupi de la parranda de Guiria (…)”.
El periodista Nobel Medrano, quien llegó a la ciudad precisamente en el año de su fundación con solo 11 años, apunta que tiene recuerdos de un ambiente “con mucha actividad laboral”.
Explica que para ese momento las Empresas Básicas empezaban a incorporarse en el dinamismo regional; “había mucha gente de afuera, que venía en busca de trabajo”.
Manifiesta que para la fecha había mucha expectativa con respecto al desarrollo, centrada en la expansión del sector hidroeléctrico. “Se proyectaba a través de la CVG, en el campo del desarrollo industrial, el establecimiento de un complejo siderometalúrgico en esta región”.
Medrano lamenta que “hoy en día todo esté destruido, luego de ver ese surgimiento efervescente, duele ver cómo todo está arruinado, es lamentable. Mi deseo es que Guayana pueda reencontrarse con esa etapa fundacional y que como todo desarrollo pueda resurgir, porque tiene las potencialidades para ser el epicentro de una nueva economía venezolana”.
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