Bullying: Buscar ayuda inmediata es clave para frenar el acoso
El caso de Drayke Hardman, quien se quitó la vida tras sufrir bullying, volvió a encender las alarmas ante el tema del acoso escolar en todo el mundo.
La familia denunció en redes sociales que el niño de 12 años sufrió de bullying por más de un año en su colegio ubicado en Utah, Estados Unidos.
De acuerdo con un artículo de BBC, una de las hermanas lo encontró aún con vida en el suelo del interior de la vivienda, después de un intento de suicidio.
Los parientes de Hardman trasladaron al menor a un hospital, donde se mantuvo en estado crítico, pero falleció al día siguiente.
“Este es el resultado de la intimidación. Mi chico hermoso estaba peleando una batalla de la que yo no podía salvarlo. Es real. Es silencioso. Y no hay absolutamente nada que podamos hacer como padres para quitar este profundo dolor”, escribió la madre de Drayke.
La psicóloga clínica Maridely Laurens explicó a PRIMICIA que el bullying suele darse de cuatro maneras: físico, verbal, relacional y acoso.
La especialista mencionó que el acoso se puede identificar si se observan lesiones físicas sin explicación, pérdida de objetos personales, destrucción de ropa u objetos.
Otros signos son que evitan ir a la escuela, síntomas físicos como dolor de estómago, cabeza u otro, sin enfermedad aparente; cambios en alimentación o patrones de sueño, evitan la interacción social o cambian su estado de ánimo.
Sobre la forma de abordarlo, Laurens acotó que lo primero es identificar qué tipo de acoso es y dónde ocurre.
“Si es en el colegio, manejando la información con docentes y personal para crear estrategias de solución, si es con amigos o conocidos, reuniéndose con los padres y buscando ayuda inmediata para el niño o adolescente acosado”, apuntó.
Laurens señaló que es importante que los padres se tomen el tiempo para escuchar a sus hijos y no minimizar sus problemas.
“Ayudarlos a generar estrategias para solucionar, no solo los casos de acoso, enseñar a manejar las emociones ante las diversas situaciones de conflicto, y si no saben cómo, buscar ayuda profesional que los oriente”, añadió.
Testimonios
Un niño de seis años relató a sus padres que no quería volver a la escuela para no sufrir bullying, ante el constante acoso de uno de sus compañeros.
“Hablamos en la escuela y nos dijeron que así es la vida, que él debe aprender a detener al acosador”, precisó la madre de la víctima.
Otro menor de edad fue objeto de acoso en primaria por uno de sus compañeros de clase por su discapacidad.
“Le decía que tenía patas de palo y no le permitía agruparse con el resto de los niños, por considerarlo distinto, ignorando ese niño que mi hijo usaba era unas férulas que lo ayudaban a caminar”, contó.
La representante del niño pidió reunirse con los padres del compañero, luego solicitó permiso a la institución educativa para dar una charla sobre discapacidad.
La ciudadana conversó sobre la necesidad de que los padres les informen a sus hijos acerca de “la diversidad que Dios ha creado y la necesidad de inclusión que todos tenemos”. La situación mejoró después de esa medida.
En otro caso, un niño de 11 años ingresó a un liceo público, fue señalado en principio por su contextura y color de piel, luego por sus hábitos familiares y religiosos, por los cuales se ofendía rápidamente con la conducta de otros niños.
“Se horrorizaba al escuchar ciertas palabras y empezaron a llamarlo sifrino, niñita, al punto que no quería ir al liceo”, expresó su madre.
El colegio fue denunciado ante las oficinas de Protección al Menor, organismo que organizó visitas y reuniones en la institución educativa.
“No mejoró mucho la situación, pero gracias a Dios mi hijo creció rápido. En realidad, le faltaba era como el roce social”, afirmó.
Aprender a diferenciar
Laurens explicó que generalmente los casos de acoso se dan en las escuelas porque es donde los niños y jóvenes pasan la mayor parte de su tiempo.
“Es importante aprender a diferenciar entre los juegos bruscos, las luchas reales y el acoso”, agregó la especialista.
También recomendó que las instituciones deben tener planes constantes para el manejo de emociones, entrenamiento asertivo y habilidades sociales.
“Igual es importante más allá que solo juzgar al niño acosador, saber qué está pasando en ese núcleo familiar y poder ayudarlo a mejorar”, cerró.
Ciberacoso
La psicóloga clínica Maridely Laurens resaltó que el estado tiene políticas sobre todo con el ciberacoso. “Los niños deben tener la información en las consecuencias legales que tendrían ante eventos de acoso tecnológico, no todos tienen esa noción”, destacó.
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