Alcohólicos Anónimos: 87 años salvando vidas y familias
Alcohólicos Anónimos (AA) conmemora su aniversario 87 ayudando a salvar vidas a través del compartir de experiencias, fortaleza y esperanza.
Carlos L., miembro del Grupo Central Puerto Ordaz de dicha organización, apuntó que el objetivo de la comunidad es servir de guía y dirección para encontrar la sobriedad mental, física, emocional y espiritual.
“Llevamos el mensaje al alcohólico que aún está sufriendo (…) Para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo”, acotó.
Resaltó que en AA no se pagan honorarios ni cuotas, los grupos se mantienen a través del apoyo mutuo a través de las contribuciones de sus integrantes.
Carlos L. aclaró que la comunidad no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político ni organización, tampoco respalda ni se opone a ninguna causa.
“Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad”, recalcó.
Origen
El 10 de junio de 1935 dos borrachos, quienes estaban desahuciados por el alcoholismo crónico, se encontraron y conversaron en una reunión que estaba pautada para no extenderse por más de 15 minutos.
No obstante, el encuentro se alargó por horas y así confirmaron que solo un alcohólico puede ayudar a otro. “Desde allí nos mantenemos unidos ayudándonos los unos a los otros”, agregó Carlos.
Los dos alcohólicos eran Bill W. y el Dr. Bod, cofundadores de la comunidad mundial de AA, que cumple 87 años con presencia en más de 180 países.
Años después, el alcoholismo fue declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo con Carlos L., el programa consta de 12 pasos, 12 tradiciones e igual número de conceptos para el servicio mundial, en el que destaca el anonimato como principio principal.
“El anonimato es el recinto privado que ofrecemos al recién llegado que no desea que su nombre sea revelado, ni tampoco marcado con el estigma de la palabra alcohólico”, señaló.
Indicó que el anonimato corresponde a una promesa de privacidad en la que no se utilizará el nombre de AA para ventajas personales, por lo cual las experiencias y opiniones no son divulgadas con nombre propio.
No es imposible
Sebastián F. definió a AA como un grupo que no es religioso, pero creen en Dios, una comunidad apolítica, en la que no entran en controversias y respaldan a quienes piden ayuda.
El hombre lleva 16 años como parte de la comunidad. Aunque confesó que los primeros dos años fueron de altibajos y en los que decidía irse a beber una y otra vez.
“Ahora soy mejor persona, mejor amigo cada día cuando logré recuperarme. Se me fue difícil, no es fácil pero no es imposible”, resaltó.
Sebastián F. relató que tuvo que alejarse de los sitios que frecuentaba y donde ingería bebidas alcohólicas para dedicarse a cosas que no hacía como cuidar a personas enfermas.
“Me costó quedarme dos años. Pensé que iba a aprender a beber y era a vivir sin beber, a estar en estado de sobriedad”, afirmó.
El ciudadano es miembro del grupo Solo por la Gracia de Dios, que se reúne en el anexo de la Iglesia de San Buenaventura.
Contó que durante la pandemia fue cuando más hacían reuniones, sin embargo, tuvieron que encontrarse en una casa tres veces al día, evitando las restricciones por el confinamiento.
“Todos vivíamos cerca en la parroquia, nos llegamos a reunir tres veces al día, hacíamos sancocho. La comunidad nos invita a mantenernos unidos, nosotros arrancamos con ese plan de acción y no nos hemos detenido”, explicó.
Sebastián mencionó que “solo no se puede”, por lo que AA significa una terapia de todos los días, un proceso en el que usan la metodología del amor y la espiritualidad.
Buscar ayuda
Carlos L. comentó que era un alcohólico crónico, que cada vez que bebía al despertarse no recordaba lo que había hecho en el día anterior, ocasionándole problemas con todo su entorno.
“Ofendiendo a todo el mundo, chocando carros, buscando problemas y pare usted de contar. Traté muchas veces de evitar embriagarme, pero cuando olía el alcohol se me abría un deseo incontrolable y al tomarme la primera copa de allí no podía peor”, aseguró.
Carlos L. señaló que trató inútilmente de prepararse antes de beber “para ver si aguantaba más lúcido”, cambió de tipo de bebida, asistió a médicos para evitar embriagarse pero no lo logró.
Al recomendarle que asistiera a AA, se ofendió y expresó que era lo más bajo en lo que podía caer un hombre.
“Pero no le paraba cuando hacía de payaso borracho, perdí tres uniones matrimoniales, donde nacieron cinco hijos, sin trabajo ya que nadie confía en un borracho”, expresó.
Lamentó que dejaron de invitarlo a fiestas y reuniones, la gente se escondía de él, hasta el punto de quedar solo y desquiciado.
El hombre admitió que tocó fondo y no podía salir hasta que tuvo una experiencia espiritual que lo llevó a buscar ayuda en la comunidad de AA.
En la comunidad halló un grupo de personas que lo atendieron inmediatamente, que contaron sus experiencias, fortalezas y esperanzas que se asemejaban a las suyas.
“Me dije este es mi lugar, con personas igual que yo pero recuperadas. Ya que solo nunca pude, me cansé de prometerle a mi madre, esposas, hijos pero nunca pude, sino en AA”, dijo.
Afirmó que le brindaron herramientas para practicar el programa por 24 horas, “ya que el ayer ya pasó, el mañana no ha llegado y hoy me he mantenido” pero siempre buscando la mejor versión que el día anterior.
Resaltó que se debe mantener la coherencia entre lo que se piensa, habla y se hace, lo que le ha permitido mantenerse sobrio, sereno y útil.
“Feliz en esta nueva vida y alejado de esa primera copa de alcohol que tanto daño me hace”, recalcó.
Regalo de Dios
Para Mario, también integrante de un grupo de AA, este aniversario significa la reafirmación de que el programa sí sirve, que son 87 años salvando vidas y familias.
El ciudadano acotó que después de la pandemia han retomado las reuniones presenciales los martes, jueves y sábados; y están diariamente en contacto con los grupos online que mantienen.
Definió su experiencia como hermosa, fructífera y un gran regalo de Dios. “Tengo 44 años que no tomo un trago de alcohol, llevo una vida feliz y útil”, dijo.
Carlos L. pertenece al grupo central de Puerto Ordaz, ubicado en el piso 6 del edificio Altamira, en el Centro Cívico.
También existen otros grupos como La Unidad, en la Iglesia Virgen del Valle, en Villa Colombia; y en la Iglesia Sagrada Familia en Unare.
Además, en San Félix están ubicados los grupos Solo por la Gracia de Dios en la iglesia San Buenaventura y Bienestar Común en la iglesia de la Ruta II de Vista al Sol.
Los números para comunicarse con Alcohólicos Anónimos son 0501-Sobrio (7627467) y 0426-2965891.
Convención
En octubre de este año se llevará a cabo la VII Convención de Alcohólicos Anónimos, en San Cristóbal, estado Táchira. No solo asistirán miembros de Venezuela sino de países vecinos.
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