Solo la guerra había detenido a los Juegos Olímpicos
Los Juegos Olímpicos sufrieron boicots (Moscú-1980 y Los Angeles-1984), atentados terroristas (Múnich-1972, Atlanta-1996) e incluso epidemias (SARS en Atenas-2004 o Zika en Rio-2016), pero el mayor evento deportivo mundial nunca había dejado de celebrarse en tiempos de paz.
La pandemia del nuevo coronavirus, que ha contaminado a más de 386.000 personas y provocado más de 17.000 fallecidos en todo el mundo, provocó el aplazamiento de los Juegos de Tokio-2020, una situación que hasta ahora sólo se había producido con las dos guerras mundiales.
Primera guerra mundial
En 1912, el Comité Olímpico Internacional (COI) concede la organización de los Juegos de la VI Olimpiada a Berlín, que se impuso a otras cinco ciudades (Alejandría, Ámsterdam, Bruselas, Budapest y Cleveland).
El Imperio Alemán se volcó en el evento.
En 1913 se inaugura un estadio en Berlín con capacidad para 33.000 espectadores, a tiempo para celebrar con gran pompa los 25 años del reinado del emperador Guillermo II.
El estadio se construyó en apenas 200 días, según el Comité Olímpico Alemán (DOSB) y contaba también con una piscina de 100 metros de largo.
Por primera vez en la historia de los Juegos, se permitió la participación de mujeres atletas, pero sólo en algunas disciplinas (natación y clavados, tenis y ‘netball’).
Pero el 28 de mayo de 1914, cuando ya se celebraban pruebas-test en Berlín, el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del Imperio Austro-Húngaro, es asesinado en Sarajevo junto a su esposa por un nacionalista serbio.
Este asesinato provocó el estallido de la Primera Guerra Mundial a partir de agosto de 1914.
No se conocen con exactitud las circunstancias precisas de la anulación de los Juegos de Berlín.
No obstante, el fundador de los Juegos modernos, el barón Pierre de Coubertin, decretara que esa edición contaría pese a todo como la VI Olimpiada, pese a que nunca se celebrasen los Juegos.
Tras el conflicto, Alemania fue excluida de los Juegos-1920, organizados en Amberes (Bélgica).
Segunda guerra mundial
A comienzos de los años 1930, las autoridades japonesas presentaron la candidatura de Tokio para los Juegos de 1940 como un medio para demostrar al mundo su reconstrucción tras el gran terremoto de Kanto en 1923.
Una similitud perturbadora con respecto a Tokio-2020, presentados por el gobierno nipón como los “Juegos de la reconstrucción”, tras el sismo, el tsunami y la catástrofe nuclear de Fukushima en marzo de 2011.
Tokio fue elegida tras una hábil campaña de ‘lobbing’ de Japón, que logró convencer al dictador italiano Benito Mussolini de retirar de la carrera a Roma prometiéndole el apoyo para la olimpiada posterior.
Pese a todo, la celebración de los Juegos queda progresivamente comprometida por el expansionismo japonés en China, que derivó en una presión diplomática creciente por parte de las potencias occidentales.
En el Japón militarizado de la época, algunas voces en el país comienzan por otra parte a poner en tela de juicio la utilidad de organizar unos Juegos en lugar de consagrarse por completo al esfuerzo de la guerra.
El Comité Olímpico Japonés acaba tirando la toalla en julio de 1938, explicando que “los problemas con China” hacen imposible la celebración de los Juegos en Tokio.
Japón renuncia también a los Juegos de Invierno de 1940, que debían celebrarse en la ciudad septentrional de Sapporo.
El COI decide que los Juegos de Verano de 1940 se celebrarán en Helsinki y los de Invierno en Saint-Moritz (Suiza), pero ambos eventos quedaron cancelados cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939.
Diecinueve años después del conflicto, en 1964, Tokio se convertirá finalmente en la primera ciudad asiática en albergar unos Juegos Olímpicos.
Pese a que los nubarrones se concentran en el cielo de Europa, sobre la que la Alemania nazi iba a provocar pronto una gran tormenta.
El COI se reúne en Londres en 1939 para designar a la capital británica como sede de los Juegos de 1944.
Londres gana en la elección a Roma, Detroit, Lausana y Atenas, pero apenas dos meses más tarde, la guerra con Alemania se declara y los Juegos de 1944 caen en el olvido.
Los Juegos de Invierno, que debían disputarse ese mismo año en Cortina d’Ampezzo (Italia), corren la misma suerte.
La estación de esquí italiana acabará celebrando los Juegos de 1956 y repetirá en 2026, junto con Milán.
Londres albergará finalmente sus primeros Juegos en 1948, que fueron llamados los ‘Juegos de la Austeridad’ como consecuencia de las condiciones de recibimiento espartanas ofrecidas a los atletas, sólo tres años después de la guerra.
Derrotados en el conflicto armado, Alemania y Japón no fueron invitados.
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